25- Oscuridad

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DAMIEN


Estar con Ana así es mejor que en sueños, mejor que nunca. Es como volver a respirar después de tanto tiempo bajo el agua. No sé cómo definirlo exactamente. Su cabello se siente tan bien entre mis dedos, tanto como lo recordaba, al igual que su sonrisa, sus ojos.

- No me mires así- trata de taparse la cara pero no la dejo haciéndola reír y juro que es mi sonido favorito.

- ¿Así cómo?- encarco una de mis cejas y la obligó a responder disfrutando como sus mejillas toman una tonalidad rosa.

- Como si yo fuera un dulce- se tapa los labios y se me escapa una carcajada por su forma de ser que tanto he anhelado.

- Tonto- intenta golpearme pero atrapó su brazo entre mi pecho y la jalo reclamando sus labios en los míos.

Perdido en ese sabor a cielo que solo es ella. En esos pequeños sonidos que se le escapan cuando junto nuestros cuerpos y la devoro como si fuera la última agua en un desierto.

- Para- murmura entre jadeos luchando por respirar - ¿Qué haremos a partir de ahora Damien?

La pregunta que en realidad aún no quería hacerle frente. Pero tarde o temprano volveríamos al huracán en que se ha vuelto nuestras vidas.

- Tú no harás nada, yo lo haré- declaró ante su atenta mirada.

- ¿A qué te refieres?

- Le daré a mi padre un poco de su propia medicina. Lo único qué quiero escúchame bien Ana- la tomo de las mejillas- es que tú y mi hijo se mantengan al margen. Ni si quiera le digas nada a Aston, de él también me encargaré yo.

- Yo puedo ayudarte Damien-

- ¡No Ana!. Esta vez quiero que me dejes a mi. Por ahora nadie debe saber que los dos sabemos la verdad del otro. Prométeme que te mantendrás al margen.

Ana aparta la vista y como la terca que es, me ignora creando una distancia entre los dos que me lástima. Pero la vuelvo acercar a mí.

- ¿Júramelo Ana, por favor?

- Lo siento Damien- es todo lo que dice Antes de marcharse dejándome solo en la cabina.

Maldición

Quiero golpear algo, pero me calmo y salgo de allí veinte minutos después que ella en caso que mi padre nos este vigilando.


ANA


Ya ha pasado una semana. Una semana en que se que Damien me ama tanto como yo a él y pude revivir en carne propia mi sueño de volver a estar en sus brazos. Pero a la vez se siente una eternidad.

Después de dejarlo en ese reservado y no mirar atrás. El muy idiota no me había llamado para nada y eso me tenía entre furiosa y preocupada. Mas aún con lo que quería que le prometiera.

Él solo no iba poder contra su padre después de todo lo que me contó que le hizo a su madre y la manera que nos separó. Y por el otro lado Aston yo lo tengo controlado pero mi suegro es otra historia.

Son tantas cosas, que no sé que camino vamos a coger.

Está semana me he dedicado a trabajar en casa con los modelos que me envió la asistente de Damien y a atender a mi hijo. Así como a ignorar las llamadas de Aston padre y a seguirle mintiendo a Aston en cuanto a que aún no le he dicho nada a Damien sobre nuestro hijo.

"Una noche con el CEO"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora