Capitulo 3 Recuerdos del ayer

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La luz de la luna golpeaba, la ventana de la habitación de la chica que dormía plácidamente en su cama. ¿Dónde era presa de sus propios sueños? O tal vez eran algo más que unos simples sueños que abrumaban sus pensamientos y su razón, aquellos ojos caoba que había visto por unos momentos antes de caer desmayada, seguían dando vueltas una otra vez en sus sueños ¿Que ocupaban más a la joven chica creía que todo era parte de su imaginación? Era claro por qué aún en sus sueños aquel rostro se le hacía conocido.

Aquel hombre la guiaba por un hermoso pasillo, por dónde había un enorme espejo que estaba sujetado a la pared, al ver su reflejo, podía ver aquel hermoso vestido, color verde esmeralda con corté sirena que ajustaba a la perfección a su cuerpo. En su muñeca estaba aquel hermoso dige y en su cuello un precioso collar en forma de luna llena que formada una luna Menguante, en su mano izquierda una daga con un hermosa joya, de color rosa que brilla intensamente.

Dejando ver su verdadero yo en forma de un hermoso ángel y la su acompañante que también mostraba su verdadero rostro, pero el era diferente y atrás de ella el rostro pálido de aquella mujer que era idéntica, a ella que le susurraba en su oído;

«Noli timere ac finire totum hoc iudicium semel In perpetuum, omnia destrue quae illi iunguntur et mundo aequabilitatem reddunt- No temas y termina de una vez por todas con todo este calvario, destruye todo lo que nos ate a él y devuelve el equilibrio al mundo terrenal»

Ver aquella mujer detrás mío, y sentir el toque de su piel fría en la mía era extraño sentir aquel escalofrío subir desde mis pies, hacia mi columna era aterrador, después de unos segundos solo sentí el frío de la mano de aquel hombre misterioso, para llevarme por aquel pasillo hasta llegar a una puerta.

Aún llevaba aquella pequeña daga en mi mano la luz seguía aumentando, hasta que sentí un pequeño jalón en mi mano izquierda, una calidez que invadía mi alma y era aquel hombre de ojos miel que siempre veía en mis sueños, aquel hombre que siempre me acompañaba de la mano en cada sueño, ahora estaba aqui tomando mi mano para no entrar en aquel lugar con aquel hombre que llamaba. Por favor no vayas con el— Es lo que me decía aquel hombre que aún me seguía tomando de mi mano, dejando caer aquella daga de mi mano haciendo que aquel sonido resonará en mi cabeza, haciendo que me doliera mi cuerpo.

Cuando despierte mire a mi madre ahí recostada en mi cama no quise despertarla, aún sentía el toque de aquella mano en mi mano que era cálida, mientras que en mi mano derecha sentía aquella frialdad que invadía poco a poco mi ser. Era extraño ¿por qué se sentía, como si fuera real? Cómo si algo que estaba por pasar, el sonido de aquel libro caer de mi duro me hizo levantarme, ver que mi madre nunca estuvo ahí conmigo ¿Que carajos había pasado?  Yo la había visto ahi recostada en mi cama, al tomar entre mis manos, aquel dichoso libro para está vez poder leer todo lo que estaba escrito ahí.

No queria leerlo, pero una voz dentro de mi me decía que lo hiciera que lo abriera, ¿Que descubriera los misterios que estaban ahí escrito? ¿Por aquella mujer, misterioso?

Al abrirlo ahí estaba la foto que había visto, al dar la vuelta de página, estaban los datos de aquella mujer que era la dueña del diario, que estaba por leer «Aome Wilson» Ese era su nombre era tan idéntico al mío, solo que de ella era estadounidense. Al dar la vuelta de página comenzaba con una fecha de hace 169 años;

18 Martii 1849

Carissimi Commentarius...

iterum scribo apud te, sed quia haec nota prima est in paginis tuis. Bene, ut dixi vobis, in tribus diebus erit natalis meus, mater et pater decreverunt quod tempus erat ut videam Botiza, oppidum ubi mater mea nata est, omnes cognati et patrui mei ibi habitant.Sed ego adhuc villam desidero et "senem besi" vaccam curavi quam diu memini.Peracta prima pagina commentarii illius perlectis, lectionem continet quam de hac puella plura cognoscere volui, me sentire desiderium et simul beatum fecit.

La Última cazadora de MonstruosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora