Deuda

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Todo el tiempo esa pequeña niña de cabello rosado y ojos verdes lo salvaba de cualquier cosa, desde obtener un tonitrus, hasta cuando los niños intentaban molestarlo por lo que ocurrió con su padre. Para él era una molestia tener que deberle algo a esa niña fastidiosa que se pasaba "acosándolo" pero no podía decirle que se fuera porque le agradaba sentirse protegido y observado por ella, era una dualidad horrible que a veces lo dejaban noches sin dormir.

No obstante, un día mientras ambos jugaban quemados contra la casa Wald a los 15 años observo que Anya estaba desprotegida y Bill otra vez quería lanzarle una pelota para sacarla del juego, entonces recordando su etapa de 6 años corrió a detener la pelota, pero esta vez no cayo, sino que pudo hacerle frente a esa pelota y por la confusión del chico musculoso ahora él fue el que sacaron del juego obteniendo así la victoria para la casa Cecile.

¡VIVA EL DAMIÁN! —gritaban los niños que lo molestaban

Pero el peliverde no les hizo caso y fue a ver a Anya quien le sonreía amablemente

Gracias por salvarme—asintió

No es nada—le dio la mano para que se levantara—esta vez logre la victoria

Felicidades—tomo su mano y se levantó—eres el héroe de la casa Cecile

A mí no me importa eso—cerro los ojos—solo quiero ser tu héroe

¿Qué? —se sorprendió al oírlo

Nada—se sonrojo y camino con las manos en el bolsillo—solo tenía una deuda contigo, solo por eso lo hice, no me importa las stellas o nuestra casa

Anya se sorprendió ante lo que oyó, pero no entendía por qué él por primera vez decía lo que pensaba.

¿Sucedió algo Anya? —Becky se acerco

No, nada—sonrió

La pelirosada se fue a la parada de autobús cuando terminaron sus clases y se despidiera de Becky entonces cuando giro la cabeza noto que el peliverde la observaba desde lejos, por lo que lo saludo y este se acercó a ella

Dime ¿estás bien? —lo miro a los ojos

Sí, es solo que, oye enana—tomo aire—quería agradecerte por siempre estar pendiente a mí y no dejarte, sé que eso te ha llevado a varios tonitrus

No hay problema—asintió

Claro que hay problema, estoy en deuda contigo—la miro sonrojado—es por eso que yo

¿Qué tú? —alzo la ceja

Esto es más difícil que lo que practique con Emile y Ewen—se abochorno

¿Qué cosa? —estaba confundida

Lo que quiero decir Anya, es que—la tomo de la mano—quiero pagar esa deuda contigo

¿me traerás dulces kari kari?—lo miro

No solo eso—cerro los ojos y tomo aire—lo que quiero hacer es que te hare feliz y nunca te dejare llorar

La pelirosada no entendía, pero asintió

Está bien—observo que su autobús venia—nos vemos mañana

Si—el joven estaba sonrojado y nervioso porque su plan no funciono, era la oportunidad de confesarle su amor, pero parecía que la pelirosada no lo comprendió, no obstante, no se rindió, tenía que pagar esa deuda y enamorarla porque nadie podía hacer más feliz a Anya Forger que él

Los días pasaron y el joven siempre intentaba acompañar al salón de clases a la pelirosa mientras cargaba su mochila, también le compraba galletas y siempre intentaba pasarle sus apuntes, este tipo de cosas le agradaban a Anya quien desde los 11 años disfrutaba de la compañía del peliverde.

---------------------------10 años más tarde

Una mujer de cabello rosado, largo y ojos verdes caminaba por las calles de Berlint mientras se observaba por los aparadores de las tiendas, ese día tenía un evento especial en la escuela Edén por lo que tenía que verse lo más presentable posible ya que muchos de sus compañeros engreídos estarían vigilándola.

Entonces cuando llego a casa de Becky quien se casó con Ewen, la castaña empezó a maquillarla para que se viera la más hermosa del lugar y que todos murieran de envidia al verla.

Estoy nerviosa—se preocupo

Amiga, estaré contigo—le puso la mano en la espalda—además no creo que te deje

La pelirosada se sonrojo demasiado

Al acabar de arreglarse ambas se fueron a la escuela donde antes estudiaban en la limusina que les habían proporcionado, cuando llegaron a la escuela todos los alumnos observaron que las hermosas Becky y Anya llegaron, ese lugar se había vuelto un lugar de cuchicheo después de eso.

Anya sentía que su cabeza empezaba a doler, pero tenía que ser fuerte porque lo había prometido una noche anterior

Que linda te vez—comento Bill

Gracias—dijo sin importarle—por cierto ¿sigues en el ejército?

Claro, siempre defendiendo la paz de Ostania—asintió

Qué bueno—tomo un poco de vino que le ofrecieron

La fiesta estaba algo aburrida hasta que el profesor Henderson se acercó a Anya para platicar sobre trabajo y cosas banales.

Oiga, ¿Dónde se encuentra el señor Desmond? —la observo

Bueno—se puso algo nerviosa, pero de pronto sintió que alguien la tomaba de la cintura y cuando estaba a punto de darle un golpe observo que era el anteriormente mencionado

Un gusto verlo—le dio la mano

Señor Desmond, platicaba con su esposa sobre que se había ido de viaje de negocios—le sonrió

Sí, pero cuando supe que si vendría a la reunión intente llegar a tiempo para no perderme de cómo se iba a ver de hermosa—le sonrió provocando que Anya se abochornara

Creo que tienen mucho que platicar—el profesor se acomodó su monóculo—por cierto, señora Desmond, ¿su esposo cumplió su promesa?

¿Cuál promesa? —lo observo

Una que se hicieron en la parada de autobús—se giró y siguió caminando

¡¿PROFESOR NOS ESCUCHO?!—grito el matrimonio

El profesor no contesto y siguió caminando

Anya, discúlpame por llegar tarde—el tomo de la mano

Sabes que te perdono—le sonrió—dime ¿te fue bien?

Si—asintió—creo que logre hacer unos tratos

Me alegro—lo abrazo—por cierto, contestando la pregunta si haz cumplido tu promesa

¿en serio? —la miro a los ojos

Si—sonrió—te amo

Yo te amo más preciosa—beso sus labios y despinto un poco del rojo que tenía—por cierto—se quitó el labial con los dedos—recordé cuando te confesé mi amor más literalmente y tu seguiste sin comprender

Amor, ya te dije que siempre pensé que me decías eso porque te caía bien, nunca pensé que tuvieras sentimientos amorosos por mí—se abochorno

Anya, lees mi mente—se burlo

Guarda silencio—le dio un pequeño golpecito en el brazo—aunque al final comprendí y entendí que igual te amaba

Aún recuerdo tu confesión "quiero protegerte como Bondman protege a la princesa Honey"—imito la voz de Anya

Amor—lo abrazo—ya soy un adulto

Anya Desmond—beso su frente—en serio sigo en deuda contigo por hacerme el hombre más feliz

Yo también sigo en deuda contigo porque igual me haces feliz—beso sus labios—gracias por todo

No agradezcas, lo haría con los ojos cerrados—caminaron a la salida

Al final esa deuda nunca se iba a pagar ya que cada día era una nueva aventura para ambos y siempre se hacían felices, así que esa misión de protegerlo y hacerla feliz se iba a extender por el resto de sus vidas.

Damianya Week 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora