Prólogo.
—¿Por qué estás aquí? — me preguntan.
Rio un poco y miro a mis compañeras de celda.
—¿Como que porque estoy aquí? — rio de nuevo. —Por santa no es.
—Pero sabemos lo tuyo. —me dice la rubia. Cuando la miro, no puedo evitar pensar en mí, probablemente tenga la misma edad que yo, incluso la altura.
—¿Tu por qué estás aquí? —le devuelvo.
—Por homicidio. —suspira. —Pero a mí sí que me han encontrado huellas. —sonríe y le da un codazo en broma a su compañera de al lado.
—Qué bueno. —me mira la castaña. —Que no te duro mucho el estar aquí. Las personas se vuelven malas con el tiempo. —observo la celda cerrada y la escucho. — Y se ve que eres buena.
—No sabes lo que dices. —le digo en un susurro. —Yo no soy nada de lo que se me ve aquí.
—¿Cuándo es tu juicio? —la castaña me da una sonrisa casi de nostalgia.
—Sera en tres días. —me tiemblan las manos. —Todo indica que me darán la libertad condicional.
—¿Por qué te la dieron tan rápido? —Pregunta con un poco más de interés la rubia.
—No seas tonta, Adriana, todos saben que cuando estudias dentro el bachillerato y a terminarlo como Técnico en Seguridad, obviamente te dan la libertad condicional. —le explica. —Pero eso, Elizabeth ya lo sabía.
—Así es. — las miro.
Cada vez que alguien lo menciona, yo me esfuerzo para convencerme de que tenía que volverme al lado bueno y de que no tenía opción.
Pero todos sabemos que no es así.
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Fugitiva 2
Action¿Es el sentimiento de libertad el que te da el poder, o es tu mente sintiéndose libre a cuerpo completo?