«Eres un chico tan extraño, quiero estar contigo. . .»
( 🫀 ) ── El asesinato de una familia entera en Seúl había sido la noticia más impactante de hace algunos años, pero todo había comenzado a calmarse luego de que incrementaran la seguridad en la...
Quizás todo había transcurrido demasiado rápido para todos, aquélla noticia había sido la más impactante hasta el momento a nivel nacional, lo peor de todo es que desconocían al monstruo que fue capaz de realizar la cosa más inhumana posible.
El asesinato de la familia Park había sido lo más trágico del año 2016.
Los policías y agentes trabajaron duro para saber el paradero del asesino, pero jamás obtuvieron resultados; era como si el asesino hubiese desaparecido de la nada, sin dejar huellas ni pistas de dónde estaba y del porqué hizo todo eso.
Cuatro cadáveres y un culpable que jamás fue encontrado: era lo único que tenían del caso.
El día del asesinato, el hogar de la familia Park no tenía ni una sola huella de quién o quiénes habían sido los responsables, de hecho, la mansion estaba totalmente limpia y los cadáveres estaban ocultos en el sótano, nadie se había dado cuenta hasta que se expulsó aquél horrible hedor que provenía de la mansión.
Todos estaban en shock una vez entraron al lugar, los oficiales se miraron directamente con sus ojos abiertos como platos al leer la nota encontrada entre las manos de uno de los cadáveres: «Fue un accidente, perdón.»
Todo había transcurrido de lo peor para la policía y todos los investigadores, debido a la falta de pistas para encontrar al asesino, nadie vio ni escuchó nada y eso se les hacía imposible de resolver.
Dieron por cerrado el caso el 28 de Marzo del 2019, tres años después de lo sucedido, pero ellos no contaban con lo que se venía para ellos.
Luego de tres años, exactamente para el 27 de agosto de 2019 un segundo crimen había sido cometido y todo apuntaba a la misma persona porque también había sido una familia completa, además que el lugar donde ocurrió el asesinato estaba totalmente limpio, además de la nota que dejó el asesino.
── ¡Es la misma persona, es el maldito asesino! ──gritó uno de los oficiales. Golpeando la mesa de su oficina.
── ¿Señor Wong?
── Es el maldito imbécil de hace tres años, lo sé. . .
Pero lo que ellos no sabían era que dos adolescentes corrían sonriendo lejos de la escena del crimen, con sus ropas ensangrentadas, sin miedo a ser descubiertos por alguien.
Porque sabían que jamás serían descubiertos. . .
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