Hasta pronto

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Una llamada a su celular la despertó de golpe. Media somnolienta Bulma tomo tu teléfono para contestar.

– ¿Sí?... ¿Diga?... Oh maestro Roshi! Si claro, Los estaremos esperando. A medio día será el momento, claro que habrá fiesta después, nos vemos.

Se levantó y caminó a su balcón para abrir las cortinas, por un segundo creyó ver una sombra diluirse tras la cortina.

– Debo estar media dormida aún... – dijo mientras miraba hacia el jardín. El día es perfecto, un bello sol iluminada todo y la brisa era fresca.

Entro para prepararse, era necesario estar perfecta para recibir a todos.

Vegeta entro a su habitación al darse cuenta que Bulma iba hacia el balcón, y optó por darse una ducha, iba a ser la última en ese lugar, lo mínimo que podía hacer era disfrutar de las comodidades antes de marcharse para siempre.

Mientras el agua caliente recorría su cuerpo pensó en cual sería la estrategia después de que Kakarotto reviviera.

Lo más sensato era retarlo a penas pisará suelo mortal, y esperar que llegara al lugar de la pelea, después de derrotarlo tomaría una de las naves y se iría, ya no existía la intención de someter a los terrícolas, ¿para qué?. Su ajuste de cuentas estaría saldado a ver a Kakarotto derrotado.

Salió para volver a ponerse la armadura, miro con detención la pechera y recordó lo que le había dicho a Bulma en saiyano mientras ella actualizaba el chip de lenguaje.

–Podría... No seas estupido... pero...– se dijo a si mismo – sería de mucha ayuda si me la llevara... es inteligente, astuta, su capacidad de resolución era rápida y además era una cientifica en diversas áreas. Sería muy útil, salvo por un par de cosas...– sin darse cuenta nuevamente estaba flotando frente al balcón de la chica, y entró a la habitación por el balcón, ella no estaba, miró el lugar desde el ventanal, era un verdadero desastre; ropa, zapatos, restos de dulces, cosas que no tenía idea para que servían regadas por todo el lugar. Realmente estaba pensando en tomar a esa terrícola y llevarla con él. Sabía que tenía puntos a favor, claro que sí, pero por otro lado había visto el lado B de la mujer, su pésimo carácter, la habilidad para meterse en problemas, y además era una mujer muy frágil con nula capacidad de pelea, como también su leguaje vulgar, que no se callaba ante nada ni nadie. Un verdadero problema, pues ella jamás obedecía órdenes.

– Esto es una verdadera locura, debo salir de este planeta, y acabar con esta maldita espera, tener mi revancha y no volver.

–¡Joven Vegeta!

Una voz cantarina le gritaba desde el patio, la madre de Bulma le hablaba desde abajo, había sido sorprendido saliendo de la habitación de su hija.

– Si buscas a Bulma, ella está en la sala  principal, preparando las cosas para recibir a los invitados.

Qué clase de habilidad tenía esa terrícola para aparecer en el momento menos indicado y además no poder detectar su presencia. Optó por ignorarla y bajar al primer piso e ir por comida. Era mejor ir a comer ahora, porque no quería ver a ninguno de esos insectos después.

En la sala principal Bulma conversaba con Dende y el Gran Sabio, analizando cómo sería la forma adecuada de pedir los deseos ya que solo eran 3 y uno de ellos sería solo para mover las almas desde el desaparecido Namekusei a la tierra, por ende quedaban solo dos deseos los cuales sería para revivir a Gokú y Krillin, en ese orden.

– Se que esto es casi un abuso de nuestra parte, el querer usar las esferas para más de una ocasión gran Sabio – dijo Bulma mientras bebía una taza de café.

– Descuida pequeña, es lo mínimo que podemos ofrecer ante la inmensa ayuda que nos han brindado, tanto ahora, como cuando fueron a nuestro planeta.

– Además señorita Bulma, sin ustedes nosotros no hubiéramos tenido la posibilidad de estar acá, vivos, con la clara esperanza de todo va a ser mejor de ahora en adelante – el pequeño Dende tomo un sorbo de su agua mientras sonreía a Bulma.

Salud por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora