Cada día depara nuevas sorpresas. En mi caso, esa mañana había amanecido en la proa de un barco que no flotaba. Me calentaba con un café ardiendo en la mano, arrebujada en un gran jersey de Gabriel. No había conseguido dormir mucho, porque necesitaba mirarle; no podía cerrar los ojos porque uno no sabe nunca, algunos sueños parecen demasiado reales y descubrir que mi subconsciente había inventado ese recuerdo me hubiera hecho mucho daño. La noche había sido hermosa, carnal, excitante y salvaje. Nos necesitábamos tanto el uno al otro, que había durado toda la noche. Por fin, había conseguido dormirme. Una hora después, ya estaba sobre el puente, como un marinero que espera las órdenes de su capitán. ¿Qué iba a hacer? Tenía muchísimas ganas de quedarme junto a él en el barco, pero eso podría decubrir su escondite. Además, ¿quería él que siguiéramos? ¿No habría sido tan sólo un desliz?
– Parece que tu cabeza es un hervidero.
Era Gabriel, que me había dado un golpecillo en el cabeza. Estaba tan ocupada haciéndome mil preguntas que no le había oído llegar. Me fui a levantar, pero me pidió que no me moviera. Yo sólo quería darle un beso.
– ¿Has dormido bien, niña hermosa?
– Poco, pero profundamente.
– ¡Tienes suerte!
– ¡Y tú?
– Te escuché suspirar en sueños como un bendito.
Gabriel se calló.
– ¿Hay algún problema?
– No, es... es complicado, Héloïse. Tienes que tener claro que no puedo prometerte nada.
– Lo sé.
– Ayer, cuando vi que girabas la cabeza, como si hubieses sentido mi presencia, me dije que era una estupidez por mi parte ocultarme. Yo también tenía ganas de verte, a ti y a tu cabecita de ratón.
– Qué amable.
– Ayer por la noche fue mágico, pero no sé si habrá otras noches.
El tono de Gabriel empezaba a ponerme nerviosa, me estaba tratando como a una groupie a la que haya que echar del backstage con elegancia. Continuó.
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Muerdeme Vol.4
VampireHéloïse ha decidido dejar para siempre el mundo de los vampiros y poner fin a su historia de amor imposible con el tenebroso Gabriel, pero un suceso le hace cambiar súbitamente de idea: un gran editor ha leído su manuscrito y quiere publicarlo. La h...