En el pasaje secreto que se abre al pulsar un botón, ubicado en el lomo del reloj austríaco, dos llamitas y una sonrisa maliciosa... Le planté cara a aquel sinvergüenza porque me jacto de haber atrapado muchos monstruos y demonios, pero este se escapó con el rabo entre las piernas. Yo aquí le espero todas las noches, que salga, que salga.