Vingt-deux

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—"Oh princesa yo te salvaré" le dijo el príncipe desde la entrada del enorme castillo — Harry estaba acurrucado en el nido con sus tres pequeños (ya no tanto) cachorros, Lau y Florent estaban a sus costados, dormitando con sus cabecitas recargadas en su pecho y el pequeño Jean estaba entre sus piernas con su carita hundida en su barriga — El príncipe corrió y corrió a través de los pasillos que ardían en llamas

—No va a llegar— susurro Florent lamentándose.

—Claro que lo hará, tonto— Laurent rodó los ojos con fastidio.

—Mamá el va a llegar ¿cierto? — dijo Jean con su vocecita.

—No lo sé, mañana seguiremos con el cuento, ahora ya duerman —les dijo mientras ayudaba a su hijo menor a acomodarse entre las cobijas del enorme nido.

—¿Cuándo llegará papá? —susurró Laurent cuando todos estaban en silencio

—Pronto cariño, pronto.

Louis recorría la ciudad en su carro con fastidio, había estado días fuera de su hogar puesto que había tenido que ir a ayudar a su tonta hermana Jenna y a su muy estúpido marido, un cargo por elaboración de metanfetaminas en el garaje y ahora estos dos estaban en prisión, el mayor de sus hijos quien tenía los mismos años que Jules había llamado a la policía después de haberse peleado con su padre porque éste había golpeado a su hermano más pequeño, un cachorrito de tres años de lo más indefenso.

Ahora llevaba dos alfas en los asientos traseros de su auto.

Suspiró, ¿ahora que le diría a su omega? "Amor tendremos dos cachorros más porque mi hermana (a quien odias) esta en prisión"

No, definitivamente no y definitivamente no quería dos hijos más.

Fueron otras dos horas hasta que llego a su hermoso hogar, aun estaban las luces de afuera encendidas esperaba que su omega siguiera despierto.

—Hazz? —lo llamó mientras se quitaba los zapatos en la entrada, la espalda lo estaba matando, ya era la edad, estaba seguro.

—¿Alfa? — su omega estaba asomado desde la barra de la cocina, podía oler el té y las galletas que seguramente estaba preparando.

—Te extrañe tanto — le dijo una vez que lo tenía entre sus brazos y lo olfateo sutilmente, amaba el olor de su omega, olía a hogar.

—Oh alfa yo también— se río un poco, pero arrugó la nariz cuando otros olores se hicieron presentes —¿Por qué hueles así?

Dios, ¿Por qué Harry tenía que tener el olfato tan sensible?

—Hay algo que debo decirte . . .

Y así fue como un relato de 40 minutos inició, le contó como su hermana al parecer se había vuelto una adicta y después de eso una vendedora de drogas y como tenía a sus hijos viviendo en la miseria, cómo golpeaban a los niños y como es que tenían una cocina de metanfetaminas en el garaje.

—Oh los brillos Lou, esos niños — gimoteo al imaginar a sus hijos en esa situación, un bebé siendo golpeado por un alfa adulto, le erizaba la piel de solo pensar en esa atrocidad.

—Lo sé — suspiró y se froto el puente de la nariz, ahora venía la parte difícil —Hazz-

—Los trajiste ¿cierto? —le interrumpió, sus ojos brillaban por los sentimientos reprimidos, no era momento de ponerse sensible.

—Si, están en la camioneta, estan durmiendo, Atlas se quedó dormido en la estación —ese era el nombre del pequeño — Covyn se durmió hace poco más de dos horas.

—Hay que bajarlos, alfa no se pueden quedar ahí.

Harry sabía lo que Louis pensaba, él creía que ellos eran un peligro pero honestamente, solo eran dos niños a los que les faltó amor y atención, no iban a ser un problema.

Aparte Louis había dicho que solo se quedarían ahí mientras su suegra volvía del viaje en el que estaba. Solo serían pocas semanas.

¿Verdad?

—No te preocupes alfa, todo estará bien, anda hay que bajarlos, pueden dormir en la recamara de Jules, hace años ese omega no pisa esta casa.

Eso era una exageración, pero Harry era dramático como solo él.

—Bien, vamos, pero toma, hace frío afuera — le puso una de sus chamarras encima y le beso la punta de la nariz.

Llegaron hasta el carro y Louis fue quien abrió la puerta

—Covyn, despierta, ya llegamos— lo movió y el chico se despertó sobresaltado, mostrandole los colmillos y con un murmullo en el pecho —Calma alfa, soy Louis, soy tu tío, tranquilo, llegamos a mi casa, anda, baja.

Louis trataba de mantener la calma pero era complicado con un chico tan fragil y tan violento a la vez.

Cuando el alfa bajó fijo su mirada en el omega, mirándolo de pies a cabeza y de viceversa, tenía a su hermanito entre los brazos cómo si quisiera esconderlo de sus ojos.

—¿Quién es?

—Es mi omega ¿no lo recuerdas?

—No te recuerdo ni a ti —habló mordaz y con burla.

—Soy Harry, soy el omega de tu tío, anda vamos adentro, hace frío y le puede hacer daño — señaló con su barbilla al niño entre sus brazos.

El alfa resoplo pero siguió al omega al interior de la casa, el olor a galletas le inundó la nariz y su barriga rugio, no recordaba cuanto tenía que no comía.

—¿Tienes hambre? —le preguntó el omega

—No — pero otro sonido traicionero lo delató

—Vamos a la cocina, hice galletas de limón y lavanda, le encantan a mis hijos

El alfa se sentó en un banquillo y acomodo a su hermano entre sus brazos.

—Espero que te gusten —le extendió un plato y una taza con té    —voy a preparar el cuarto para que puedan descansar ¿vale?

—Cómo sea

Harry apretó los labios y subió, arriba encontró a su alfa quien ya estaba cambiando las sábanas de la cama

—¿Crees que quieran ducharse?

—No lo sé, probablemente ¿ya los viste? Parecen salidos de la basura, no se que tenía Jenna en la cabeza.

—Louis, no hables así, trae ropa de  Jean y de la tuya para que se cambien después de un baño.

—Si omega

—Ese pudo ser Allen, pero nosotros estuvimos ahí para el, yo lo eduque, le dimos amor y una familia, ellos no, ellos no tenían a nadie, no hables así de ellos ¿de acuerdo? —estaba siendo sentimental, pero no podía evitarlo, su historia era horrible, no merecían esos prejuicios, no deberían de estar viviendo nada de esto.

—Si omega, lo siento

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Otro extra después de 1989 años y super inventadisimo pero aquí está.

¿Les gustó?

Espero que si.

Loads of love


"Lovie Love"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora