Pero que chica mas extraña..

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Hace mucho tiempo ya, hace una vez en un tiempo lejano, en una tierra lejana, había un reino que gozaba de un pueblo. Y ese reino gozaba de contar con un príncipe. Y ese príncipe gozaba de vivir en un hermoso castillo, lleno de sirvientes y todos los lujos que su egoísta corazón pudo alguna vez desear. No importaban los lujos, el príncipe siempre deseaba más, pues un príncipe es merecedor de lo que quisiese y más. Su corazón estaba lleno de codicia, deseo y egoísmo.

Una terrible noche de frío y tormenta, una dulce anciana tocó a las puertas del castillo, pidiendo algo de asilo para resguardarse del frío que atormentaba al reino. El príncipe miró a la señora anciana que se postraba ante él, sintiéndose repulsado por su apariencia. La anciana le ofreció una rosa en intercambio de refugio ante las lluvias. El príncipe, aun repulsado, y con asco de recibir tan inofensiva recompensa, echó a la anciana de las puertas del palacio, sin pensarlo dos veces.La anciana le advirtió que no se dejara llevar por cosas tan insignificantes por la apariencia, pues lo interior es lo más importante y bello que existe. El príncipe rió ante sus palabras, pues él jamás había sufrido esa situación, así que cerró las puertas ante ella. Entonces, la anciana en un rápido acto, se convirtió en una hermosa hechicera, mostrando su belleza y poder ante el príncipe, forzando la puerta abierta y al príncipe frente de ella, el cual ya se encontraba de rodillas ante ella implorando piedad. La hechicera había visto que no había amabilidad en su corazón, no importaba cuantas veces el príncipe intentó disculparse ya. Como castigo, la hechicera convirtió al príncipe en una bestia, y hechizó a todo el castillo, incluyendo a cualquiera que estuviera en él, desde sirvientes y mucamas hasta el último animal que vivía ahí. Avergonzado de su terrible y monstruoso aspecto, decidió esconderse en su castillo, en una de las habitaciones más alejadas del mundo exterior, teniendo como única ventana a este, un espejo mágico que le enseñaba todo aquello que alguna vez quisiera ver, si es que quisiera saber del mundo que lo mataría si ve una bestia tan horripilante como el. La rosa que la hechicera alguna vez le ofreció, era una rosa encantada, rosa que servía como reloj para la bestia. La rosa se marchitaria el dia que el príncipe cumpla los 21 años, y si antes de ese tiempo, antes de que cayera el último pétalo, el príncipe se enamoraba, y lograba que se enamoraran de él, el hechizo se romperá, dejando a todos a la normalidad. Si el príncipe fallaba en hacerlo, todos los habitantes del palacio y el príncipe principalmente, se quedarían hechizados por el resto de la eternidad, encerrados en sus cuerpos de porcelana y metal. Al pasar los años, el príncipe cayó en desesperación, perdiendo la esperanza de volver a su forma más humana, pues el amor jamas le llegaria si seguía encerrado en su castillo, pero quién podría amar a una bestia tan repugnante, horrible y monstruosa como el.

Ya en un tiempo más cercano, existió un pueblo que vivía en relativa paz. El día empezó como siempre solía empezar, el sol salía hacia el pueblo, indicando el inicio de ese. Una doncella salía de su casa emocionada, libro en mano, saliendo tan pronto se despidió de su padre. Corrió al pueblo, pues su hogar algo alejado de este estaba. Fue calmando su paso mientras se acercaba al pueblo, viendo los alrededores que ya estaba acostumbrada a ver. Eran las mismas aves, los mismos árboles y los mismos arbustos. El mismo puente, el mismo ruido del agua corriendo. Y como siempre, los mismos gritos de su pueblo saludando la llegada del dia, gente simple que despierta como todos los días
-Bonjour!
Se escuchaba por todas partes del pueblo, empezando el movimiento en el pueblo. El panadero caminaba anunciando el pan recién hecho, los carritos de frutas transportando a todos aquellos que necesitaban una ese mismo día, las doncellas del hogar saliendo a recibir el alimento mientras varios esposos salen a laborar, la misma rutina de todos los días.
-Hey, Eli! Bonjour!
-Bonjour-Respondió Eli, no queriendo ser grosera, pero realmente no queriendo hablar con la gente. Creía que todos eran gente común y corriente, pero que era ella más que la rara del pueblo.- Como se encuentra usted?
-Yo excelente Eli, tu sabes lo mucho que amo venir a repartir el pan todas las mañanas! ¿A dónde te diriges, hermosa?
-Voy de regreso a la librería! Acaba de terminar el último libro que saque! Se trataba de unos cuatro amigos, que vivían juntos y
-Si, excelente tesoro- Interrumpió el panadero- El pan! El pan!- Siguió caminando su ruta anunciando su llegada para entregar el pan recién horneado. A Eli no le sorprendía que a nadie le interesase lo que hacía, era otra cosa corriente que pasaba en su pueblo. Siguió caminando, tropezando con todo y a la vez caminando sin obstáculo absoluto. Los niños jugando, los pueblerinos andando. Las señoras del pueblo ya empezaban su hablar de la mañana, hablando de noches anteriores, y no faltaba la que siempre tenía que hablar mal de ella. No que a Eli le molestase, ya que era el pan de cada dia para ella
-¿Ya vieron a Eli? Caminando el mismo camino de nuevo
-Al menos tiene algo de normalidad en eso. Aparte de eso, no hay nada. Se me hace rara esa niña, nunca hace algo ordinario. No se quiere casar, no quiere hijos, y siempre está en un libro.
-El libro es lo de menos, lo hace su personalidad enteramente. Inventos gigantes? ¿Una revolución? Protectores hacia bestias? ¿Qué clase de libros está leyendo esa muchacha?
Eli escuchó la conversación y caminó al lado para molestar. Las señoras, como si no estuvieran escupiendo veneno en sus palabras, saludaron cordialmente con el clásico "Bonjour!" de todos los días. Eli siguió caminando, ignorando todas las palabras que se le pudieron haber dicho respecto a su gustos. Siguió caminando, agarrando gusto a caminar en vez de solamente agarrar el carrito del heno como transporte, pues conociendo su ruta de siempre, por la librería si pasaría. Caminó viendo a todos trabajar, a los mismos "bonjour" siendo dichos por las mismas voces de todos los días. Volteando a los costados, vio a la mujer de los seis hijos, a las clásicas quejas comerciales. Usualmente le sacaban una carcajada, pero en realidad, no podría importarle menos. Era lo mismo de todos los días, y el mismo chiste varias veces puede llegar a ser agotador para aquel no se quiere acostumbrar a la normalidad. Su monólogo interno se detuvo al llegar a la librería, marcando el destino de su caminata. Eli entró, dejando la campanita sonar, dando a el librero la indicación de que había llegado alguien, y como siempre, era Eli
-Buenos días, Eli. Bienvenida tu llegada, como siempre.
-Buenos días señor.
-Larry, insisto que me llames Larry
-Si, lo siento. Modales y esas cosas, lo entiende no es así?
-Claro como el agua. Su padre le ha enseñado muy bien.
Eli asintió, y devolvió el libro que traía en sus manos, yendo inmediatamente a buscar el siguiente que leería
-Tan rápido lo termino?
-¡Nunca lo solté! Estaba envuelta en las aventuras de esos cuatro, no podía terminar de leer jamás!-Soltó una pequeña carcajada mientras buscaba otra cosa que leer-Algo nuevo de casualidad?
-No hasta la siguiente semana, me lamento
-Esta bien, no importa. Entonces, me llevaré...-Miró alrededor de los libros, y tomó el que siempre le llamaba la atención-Este!
-No es por quejarme o juzgar, pero de nuevo, señorita?
-¡No puedo evitarlo! Regreso a él todo el tiempo! El romance, las palabras enamorándome cada vez que las leo! Es mi cosa favorita, siempre pienso en ella.
-Si te gusta tanto, puedes llevártelo sin costo.
-¡No, no quisiera! Se que no tengo costo porque los devuelvo, pero me gustaría no tener que llevarlo sin costo!
-Insisto. No muchos vienen en busca de libros, mucho menos ese tipo de historias de fantasías y cosas místicas. Así que lo ideal sería que ese libro se fuese con alguien que lo ama tal como tu lo haces.
-En serio, muchas gracias Sr. Larry!
-No es nada. Solo recuerda seguir visitando si? La siguiente semana recuerda me llegan más libros.
Eli siguió agradeciendo, hasta salir de ese lugar. Larry se despidió con la mano, aun sabiendo que Eli ya se encontraba leyendo el libro que recién se le regaló. Varias personas la veían caminar hacia el centro del pueblo, con los ojos fijados en las páginas del libro y no en sus alrededores. Caminaba entre niños jugando,evitaba agua de los techos, e incluso rebaños caminaba a su sentido contrario sin preocupaciones. Cualquiera que la viese pensaría que estaba loca, que tenía un poder sobrehumano o que simplemente era por ser Eli, la diferente del pueblo. Pero era solamente ella invirtiendo su vista en algo diferente al mismo pueblo de siempre, al mundo de maravillas y fantasías al cual deseaba ir. Se sentó en la fuente del pueblo, aun sabiendo que varias mujeres llegaban a tomar agua en su baldes, o las ovejas llegaban a refrescarse después del camino de las colinas y de regreso. Ella leía tranquilamente, sonriendo por cada palabra que leía que la hacía sentir como si ella estuviera teniendo una aventura de romances y excitación. El pueblo no era callado en absoluto, pero ella se sentía la única en ese momento, sus oídos solo escuchando el agua del lago de la historia, las palabras haciendo eco y bailando en su mente. Varias personas la llegaban a ver raro, pues en vez de trabajar como una señorita, leía hasta que sus ojos se cansasen. Era una vista diferente, cosa de la que un pueblo común no sería capaz de apreciar. Viendo a los patos pasar, sabía que era momento de irse retirando. Se levantó, pasando delante de todos sin importar nada más que las palabras frente de ella.
-Siempre está viendo las palabras, cuando se enfocara en un hombre?
-Necesita una vida más allá de todas esas hojas
-Es una lastima que no quiera un marido, su belleza cubre todas sus rarezas, algo ha de tener para ofrecer esa niña.
Eli siguió caminando, bailando en su mente con su príncipe azul, ignorando los peligros de los cuales se salva por meros milagros de el pueblo. En esos patos que volaban, uno cayó al suelo de un disparo, siendo atrapado en un viejo saco de cuero.
-Excelente disparo, señor-Dijo un tipo, de forma sarcástica, sacando humo de su boca al hacerlo
-Siempre hace buenos tiros! Lo que pasa es que los animales se mueven del tiro por miedosos-Dijo el tipo que sostenía la bolsa con el animal muerto. Tenía otros animales muertos también, pues era bolsa de caza
-Ahora eso lo haces solo para complacerme, Patryk-Dijo el tercer tipo, musculoso, al parecer el que había disparado. Ahora reía, dirigiéndose al de la bolsa llamado Patryk- Siempre son buenos tiros, y siempre le doy al animal. Lo que pasa es que hay fumadores que me distraen de mi labor.
-Que, hablas de Paul?-Dijo el de la bolsa, riendo un poco- Ese cejudo solamente no ha muerto porque sigue fumando.
-Muy chistoso Pat-Paul se quejó, acercándose a ellos.-Solo es un hábito.
-Lo que digas. Solo sé que Tord aquí cada vez más se acerca a ser el único cazador que jamás ha fallado un tiro en el pueblo!
Tord rió un poco, acomodando bien su arma en su brazo. -Pero ya lo soy Pat! Ya lo soy- Rió, caminando hacia otro sitio donde hubiera algún otro pobre animal que cazar, aunque sea por mera diversión. Los otros dos lo siguieron, uno fumando,y otro arrastrando la bolsa de cadáveres animales.
-A veces se me olvida como es que eres tan bueno con las damas-Dijo Pat, poniendo el saco en su hombro para facilitar la carga- Pero es que eres el hombre del pueblo! Ninguna se te escapa!
Paul rodó los ojos a los intentos de Pat de ser cortés y halagador a Tord, pero Tord se lo tomó bien, le alimentaba su ego como siempre le ha gustado alimentarlo
-Lo se, lo se. Nunca he sido de damas, siempre las tengo, pero hay una en especifico que me gustaría domar. Toda bestia ha caído ante mi, todos los corazones me pertenecen, pero hay una sola cosa que me falta-Con su arma, señaló a Eli, que se encontraba caminando de regreso a su hogar tras dar la vuelta por el pueblo- Esa de allí
-La loca del pueblo?-Dijo Paul sacando su cigarro por un momento- La hija de ese lunático que vive en la zona más lejana?
-Con todo el respeto que se merece, señor-Pat habló preocupado-Habiendo tantas chicas hermosas por todo el pueblo...Ella?
-Eso es lo especial en ella, caballeros. Es la más bella de las doncellas, eso negarmelo no pueden. Y si deja de leer tan solo un segundo, verá que todo lo que necesita lo tengo yo. Vamos, ustedes no saldrían con el tipo más apuesto, fuerte y protector del pueblo, si fueran una doncella más?
Paul no supo ni qué responder, pero Patyk asintió bastante contento, tratando de llevarle la corriente a Tord
-¡Ninguna se le escapa, jefe! ¡Esa seguro tampoco! Solo necesita comportarse como dama de una vez por todas!
Paul solo accedió con la mirada, viendo como la doncella ya se estaba yendo de la escena
-Verán, caballeros. Lo mejor merece lo mejor. Así que, sabiendo que ella solamente está cegada por las palabras falsas, no hay duda que un poco de realidad le hará más que bien.
Tord se miró en su reflejo, usando una cazuela colgando del puesto más cercano como espejo. Los otros dos solo observaban, mientras en lo más lejano de su vista veían a la bella Eli yéndose del lugar. Tord no se dió cuenta hasta la cazuela reflejo a Eli también
-Avisenme cuando se está yendo, idiotas!-Dijo empujando a los otros dos que lo acompañaban- No saben hacer nada
Los dos gruñeron de enojo, siguiendo a Tord, que estaba siguiendo a Eli. Varias mujeres miraban al imponente Tord caminar por el pueblo, un contraste a las miradas que daban los hombres que veían caminar a la tímida e indiferente Eli. El pueblo tenía su alboroto, haciendo que Eli se perdiese entre toda la multitud. Tord miró con molestia, cambiando su rostro a uno más confidente, como su risa de siempre, mientras iba tras Eli para hablarle, sin importarle que sus dos aliados tropezaban con la multitud que iba o detrás de él o en su contra, ya sea alguna mujer o el pescadera listo para vender su producto de la mañana. Tord siguió peleando con la multitud sin parecer grosero, saludando gente y haciendo movimientos rápidos mientras seguía intentando avanzar. Mientras, Eli continuaba su caminata serena, ya teniendo un camino más libre al avanzar. Unas cuantas voces más se escucharon hablando de ella, pero a Eli no podía importarle mucho lo que oía, pues si estaba en su mundo de fantasía, para ella no existían esas palabras, por más hirientes o venenosas sean
-Una lastima que ella sea tan hermosa
-Oi que no tiene ninguna amistad, es verdad no es así?
-Solo habla con sus libros, tendremos suerte si no es una bruja.
Eli empezó a dar la vuelta a ese mismo puente de donde llegó, dirigiéndose a su hogar a leer ahora en más paz que el escándalo de su típico pueblo. Justo antes de poder cruzar, los asistentes de Tord pudieron despejar el camino, haciendo que Tord pudiese alcanzar a la bella dama de una vez por todas.Eli, aun en sus palabras de tinta, no notó al bello Tord en frente de él hasta que le dirigió la palabra
-Bonjour, bella Eli
-Bonjour, Tord-Dijo avanzando sin dejar de ver su libro, ahora solo concentrada en esquivar a Tord. Tord le arrebató el libro de las manos, haciendo que Eli saliera de su mini trance-Oye! Eso es mio, sabes?
Tord hojeó algunas páginas del libro-Solo son cosas ligeras...Y lo intenso donde esta! La prueba del amor, las miles de damas! Te satisface un abrazo cuando puedes tener mucho más! ¿No es triste lo poco que una mujer quiere cuando se le ofrece el banquete completo? Tantas mujeres desean esto-Dijo haciendo referencia a su cuerpo-Y tu haciendo ideas con un poco de tinta y papel
-Tord, eso es genuinamente asqueroso. No solo es tinta y papel. Son emociones e ideas que alguien comparte con el mundo!
-Ya veo porque nadie le habla...-Dijo uno de los asistentes de Tord, recibiendo un codazo de parte del otro, además de una mirada de enojo de parte de Eli
-Solo, podrias regresarme mi libro? ¿Por favor?
-Ay, vamos Eli!-Tord tiró el libro al suelo mientras reia entre sus palabras-No necesitas libros para pensar en nada más que en mi! ¡No lo ves! ¡No sabrás la cantidad de mujeres que anhelan estar en tu lugar!
-Pues hazles caso a ellas, a mi te pediré que me dejes en paz.
Eli quiso ir y agarrar su libro, pero el asistente fumador lo agarró primero, tratando de darle más tiempo a Tord para llamar la atención de Eli
-Vamos querida, tu sabes que es hora de que le prestes atención a lo que genuinamente importa. Para que pensar en algo que no existe cuando tienes a el genuino y real Tord? Ya se!-Dijo rodeando un brazo en ella y empezar a caminar-Qué te parece si vamos a tomar algo? Así te puede enseñar algo más increíble, y podremos charlar de algo más real
-Me encantaría, pero realmente necesito que me dejes ir.-Se agacho un poco para moverse del agarre de Tord-Mi padre me estará esperando en casa ya, no le gustaría que llegue tarde. Es una excelente oferta, en serio. Pero preferiría no tomarla en el momento-Solo fue a tomar el libro de las manos de el fumador e irse-Nos vemos Tord- Tomó camino de nuevo, alejándose de ellos, dejando a Tord en media avenida.
-Pues diré...-Dijo el fumador, tomando un poco de su cigarro, para después exhalar el humo- Ese tipo es mas paranoico que loco de la taverna
-De seguro él es el que necesita un espejo para recordar como se ve-Patryk exclamó el chiste, tratando de hacer reír a los otros dos hombres que lo acompañaban, propósito que cumplió. Eli agarró su libro con fuerza y enojo, volteando a ver de vuelta a los tres que la estaban molestando
-¡No hablen así de mi padre!
-¿Ves Pat? ¡No hables así de su padre!
Paul le dió un pequeño golpe a Pat, haciéndolo sacar un quejido solamente
-Mi padre está perfectamente bien, gracias!
-Solo decian Eli, ignora a los dos locos que tengo a mi lado. Los parecio, pero un tornillo les hará falta
-No quiero ser alguien que juzgue a la gente, pero, el saber que ni siquiera es tu padre real, te quita palabras válidas de la boca, ¿no crees?
-¿Eso a ustedes que les importa? Sea el real o no, para mi es mi padre, y punto. El me ama y yo a el, y el es una persona que sabe cuidarse solo, no necesita nada de lo que creen dice que necesita
Una pequeña explosion hizo que las palabras de Eli fueran dudables. Eli corrió lo más rápido que pudo, los otros tres empezando a reír en él como un tipo tan poco cuerdo a sus ojos estaba al cuidado de una doncella tan delicada y lavada del cerebro.

Eli and the monsterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora