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Paul

Despierto por el ruido de la puerta abriéndose. No me molesté en levantar la vista, ya sabía quién era. La habitación en la que me tienen está en uno de los pasillos mas largos de este malcomió de mierda. Al sacar la cabeza de entre los brazos veo que entran cuatro paramédicos y dos se quedan afuera. Junto a las personas que entran a la habitación, entra también el doctor Collins con su respectiva bata e instrumentos.

-Ya estás de alta, el último test salió bien y vinieron por ti.-dice con tono ¿Compasivo? ¿Después de tenerme dos putos años encerrado recién ahora me tiene compasión? Junto mis piernas con mi pecho y me arrincono aun más a la esquina en la que estaba. Me sentí extrañado al oír esas palabras salir de la boca del doctor Collins, sin embargo reí y lo miré con incredulidad. -¿Enserio? Y quién vendría por mí.

-Tu madrina -abro un poco los ojos, pero hago como que no me sorprende.- Paul...-dice acercándose más. Los paramédicos lo siguen, pero Collins les hace una seña con la mano para que no lo sigan.- Si te resistes, todo va a ser más difícil y doloroso.

Entrecierro los ojos y digo con la voz ronca.- Sédenme. No quiero dejan infértil a nadie.

El doctor se aleja de mí, le hace una seña a los tipos de afuera y ellos entran con una jeringa con un líquido morado en ella. El doctor la recibe y se arrodilla junto a mí. Cuando la tiene cerca de mi cuello, le dice a los paramédicos que se acerquen pero yo comienzo a moverme descontroladamente.

-Esos imbeciles me tocan, yo les corto las pelotas y mato a medio mundo -digo tratando de mover los brazos, sin remedio. Las camisas de fuerza son bastante buenas ¿Sabían?

-¿Prometes no moverte? -dice dudoso.

-Prometido -realmente quiero morderlo, pero este bozal de mierda me lo impide.

Acerca la jeringa a mi cuello y yo lo estiro para que pueda tener más precisión respecto a donde clava la aguja. Siento que piquete y luego como el liquido se apodera en un par de segundos de mi cuerpo. Collins les hace una seña a los demás para que se acerquen. Yo trato con todas mis fuerzas de estirar las piernas y tirar patadas, pero no me quedan fuerzas. La anestesia es muy fuerte. Siento como me ponen de pie y me sacan de la habitación acolchada para luego ponerme en una camilla. Justo antes que quedarme dormido, el Doctor dice:

-Lo siento Paul.

Al despertar estoy en otra sala totalmente diferente. Levanto un poco la parte de arriba de mi cuerpo. Me han sacado la camisa de fuerza y el bozal. Me froto los ojos. Veo mis manos. Hace más de cinco meses que no las veía. Hago lo mismo con mis brazos. Están igual de fuertes.

-Hola Paul.

Me volteo a mi derecha y veo a una enfermera ¿Es ninja o que?

-Soy Sarah. Voy a pedirte que te vistas y que si quieres tomes una ducha. me miró finamente mientras entraba con un carro metálico lleno de cosas. -Te pediré que te relajes y que me extiendas tu brazo.

Vi como dos paramédicos se asomaban en la puerta espectadores de cómo Sarah me metía una aguja por el antebrazo. Siento cómo mi cuerpo se relaja al adentrar el líquido de la aguja.

-¿Es necesario drogarme para todo? Saldré. - gruño al sentirme ligero y mareado.

-Lo sé, Paul. Pero debemos tomar riesgos... Sabemos que un paciente nunca se recupera al cien por cien... - siento como las palabras de la enfermera cesan y mis sentidos se nublan, cayendo en un molesto sueño.

Despierto en una habitación distinta, parece una habitación de hospital. Miro a mi costado y ahí se encontraba la enfermera chequeando unos papeles.

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⏰ Última actualización: Jun 26, 2015 ⏰

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