La suave melodía de las teclas del piano resonaban en su habitación. Con elegancia y delicadeza hacia que cada nota cobrara vida.Con sus ojos cerrados y las manos relajadas, ella hacía sonar una bella melodía. Acompañado de un leve tarareo, pensaba que letra podría rimar con cada nota que tocaba. Movía su cabeza al ritmo de la canción.
Tres minutos. Era el tiempo que llevaba tocando la melodía. Pero tenía un ritmo lento. Tras este breve ensayo de repetir la misma secuencia de melodía. Decidió parar.
Encima del piano, tenía un abierto un pequeño cuaderno donde tenía anotada las notas musicales del piano. Tomó la pluma que tenía aún lado y empezó a escribir una pequeña oración abajo de las notas musicales. Indicando en que parte tenía que cantarla.
Una vez escrito aquello, dejó la pluma a un lado y de nuevo se preparó para tocar. A la par del piano, comenzó a cantar.
- "A-nata no... koe~ga, Mi..."
"TOC TOC"
Su bella voz fue interrumpida por que alguien había tocado la puerta de su habitación.
- Adelante- dijo ella.
La puerta se abrió, y un hombre aparentemente mayor de unos 50 años entró en la habitación.
- Buenos días señorita Izayoi.
Fue lo que dijo el hombre que iba vestido elegantemente con traje negro.
- Buenos días, Haruto.
- Lamento si interrumpía su momento señorita.
- No, descuida, ya acababa. Pero dime, ¿a qué venías?
- Oh sí. Solo le venía a decir que la señorita Subaru ya llegó.
Miku asintió con su cabeza y se puso de pie mientras cerraba el cuaderno donde estaba escribiendo y lo puso dentro de su bolso. El cual tomó y lo puso encima de su hombro.
- ¿Ha de precisar algo más señorita?
Miku miró al hombre y quedó pensando en un momento.
- No nada en especial Haruto, volveré para las 20 PM, luego de que las sirvientas hagan la cena pueden ir a descansar y por favor tu también has de descansar un rato.
El hombre sonrió.
- Señorita. Sabe muy bien que estoy a su servicio en todo momento.
- Eso es lo que me preocupa. Debes descansar, recuerda que estás mal del corazón.
- Señorita...- dijo Haruto con un tono paternal mientras tomaba de las manos de Miku- servir a su madre fue una de las cosas más hermosas y relajantes para mí. Lo único que me da fuerzas, es cuidar a su valioso tesoro.
Miku bajó la mirada mientras meditaba en sus palabras. Fue su madre, quien trajo a este hombre para la servidumbre. Cuando sus padres no estaban, el era quien la cuidaba y ella apreciaba eso. Más allá de su estado de salud.
- Gracias Haruto-san. Debo irme, me están esperando.
- Vaya con cuidado señorita. La estaremos esperando.
Miku asintió y salió de su habitación seguida del hombre.
Ella bajó los escalones de su lujosa mansión. Sus sirvientas hacían una leve reverencia y se despedían de su ama para luego continuar con sus deberes.
Al salir, vio en la entrada a su mansión estacionado un auto negro y en apoyada en el capó de este, se encontraba una mujer joven un poco más adulta que Miku vestida com camisa negra, pantalón de vestir del mismo color y zapatos marrones. Su cabello castaño lo llevaba atado. En lo que Miku se acercaba a ella, la mujer se hallaba en una conversación por teléfono.
-... créame en serio se lo agradezco señora. Hmm... sí, claro de inmediato. Vamos para allá señora. Adiós.
La mujer cortó la llamada e hizo un buen gesto de emoción al apretar sus puños y dar breve saltos en el lugar.
Como sí se percatara de la presencia de Miku, instintivamente dio media vuelta y allí la pudo divisar con vestimenta arreglada. Un vestido morado con un saco rosa encima.
- Buenos días linda- dijo la mujer emocionada.
- Subaru-san ¿qué pasó?
Subaru se acercó y tomó las manos de Miku y puso ojos brillosos.
- Llamó una discografía, dicen que están dispuestos a hacer un contrato contigo.
- ¡Oh, enserio!, ¡que bien!- Miku se lanzó a abrazarla a Subaru quien la recibió muy gustosa- eres una genia Subaru-san.
- Sí sí, lo sé linda. Pero anda- se separó de ella- será mejor que nos apresuremos. Ya tienen listo para firmar el contrato.
- Tienes razón. Hay que apresurarse.
Ambas subieron al vehículo. Miku se sentó en la parte de atrás. Mientras que Subaru encendiendo el auto puso en marcha el viaje hacia la discográfica que había decidido contratar sus servicios.
Poco a poco se alejaba su mansión, mientras veía a sus alrededores esa sección de la ciudad donde vivía. Una zona residencial donde habían casas lujosas con terrenos grandes como él de ella. Una zona tranquila de la ciudad.
El sol resplandeciente de la mañana en ciudad Tengu acariciaba e iluminaba los edificios y árboles de esta.
Al llegar por las calles principales, notaron un anuncio de la compañía musical más famosa de Japón anunciando publicidades de sus principales figuras. De las idols.
Subaru, notó la mirada fija de Miku en los anuncios y luego vio como toda la multitud quedaba fascinada con las jóvenes y hermosas idols que cautivaban a la gente que miraba.
Miku desvió su mirada para otro lado.
- No te preocupes Miku- dijo la mánager- pronto estarás ahí como ellas.
- Tu y yo sabemos bien que eso es una fachada. No quiero salir en las pantallas y que la gente vea una falsa cara mía. Quiero que vea mi verdadero yo. Mi talento en la música.
- Sip, lamento aquello...
- No, descuida. Entendí el punto al que querías llegar. Gracias Subaru-san.
La mujer asintió levemente con la cabeza sin decir nada más y siguió conduciendo.
Mientras que Miku acomodaba el broche en su cabello. Pero, en vez de hacer eso, simplemente se lo quitó. Y lo observó mientras lo sostenía en la palma de su mano. Un broche dorado en forma de flor, con una piedra azul en medio que daba un brillo hermoso.
Una breve imagen se proyectó en su cabeza.
De hace unos años atrás.
Una pequeña niña cabellos lila en pijama. Viendo a la maternidad hecha persona tocando un piano.
Esta se acercó a la pequeña niña y acariciando sus cabellos, colocó un broche en forma de flor hermoso.
"Mi niña"
"Que sea siempre tu voz... mi luz a seguir..."
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Un Guitarrista para una Idol
Fanfiction"La música puede ser el camino que abra las puertas a la felicidad que buscas".