Capitulo 2

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Corría desesperadamente, creo que nunca había corrido tan rápido antes. Esquivaba árboles ágilmente sintiendo las ramas cortarme en los brazos y en la cara. Un dolor intenso me perforaba en el abdomen y un líquido cálido se deslizaba en esa área.

Y solo una cosa pasaba por mi cabeza una y otra vez.

Miedo.

Todo mi cuerpo me gritaba que debía seguir corriendo, incluso si estaba lastimada o si ya no podía respirar. Debía correr porque él me atraparía y sería peor.

Un grito desgarrador salió de mi cuando sentí como algo me perforó en la espalda, un cuchillo que fue lanzado con una puntería impresionante.

Y aún así no deje de correr.

Pero de pronto caí.

No porque tropezara, o me lastimara. Simplemente me desplomé.

Mi respiración fue aún más agitada y comenzaba a llorar sintiendo un fuerte miedo que me carcomía hasta los huesos. Fuertes pisadas se acercaban a mi y yo trataba de moverme, de levantarme, pero estaba inmovilizada. Él me había atrapado y no había nada que pudiera hacer.

- Corres tan bien como una pequeña rata. Supongo que te enseñé bien - su voz ronca hizo que dejara de respirar, de parpadear y comenzar a rezar a quien fuera por ayuda.

Pero ¿Había alguien que pudiera matar a este hombre?

Ni siquiera yo soñé con algo tan bueno.

- Mi pequeña y estúpida Ethel, no eres nada parecida a tu madre. Por eso pensé que serías diferente pero no fue así - una sombra nubló mi visión, se agachó acariciando un mechón de mi cabello.

Sollozaba y casi sentía que no podía respirar, nunca había llorado ni sentido tanto miedo.

- Tienes que quedarte conmigo, hasta el fin de tu miserable vida - acercó el filo de su cuchillo a mi garganta jugando con esa zona para finalmente cortarla.

Esos ojos fríos y rojos me sonreían.

- ¡Ethel despierta! - y gracias a Luell desperté de golpe, sudando y respirando agitadamente, pasé una mano por mi abdomen sintiendo que todo estaba en su lugar.

Me paré como pude y mire el suelo unos segundo tratando de procesar lo que había soñado.

- Otra vez tuviste una pesadilla... - me miró preocupado sabiendo la causa de estos asquerosos sueños, le sonreí levantandome para preparar el desayuno.

- No fue nada, simplemente era una cucaracha gigante persiguiendome - hizo una cara de asco y reí divertida.

Comencé a preparar el desayuno y sentía su mirada. Era obvio que me conocía bien y sabía que esa no era la causa, pero tampoco preguntaba lo cual agradecía.

Nos sentamos a desayunar entre conversaciones vagas y tontas. Él comió rápido y se alistó para ir a la pequeña escuela del pueblo. En realidad ni siquiera podía llamarla una escuela adecuada pero este pueblo era lo único que ofrecía para darle conocimiento a los más pequeños.

Lo despedí y se fue rápidamente. Comencé a arreglarme para ir a mi trabajo de la mañana. Era uno donde teníamos que cargar y llevar leña a un pequeño almacén así que me cambié a algo más cómodo.

La mañana paso algo pesada, cargaba la leña subiendola a un carrito y se lo daba a más compañeros para que lo dejaran en el almacén, después de un rato me senté debajo de un árbol cansada y limpiando mi frente de pequeñas gotitas de sudor.

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