Comenzó como unos simples mareos, luego dolores estomacales y después... la muerte... pero... aquel ser "humano" volvió de la muerte... y se convirtió en la causa de la desesperación... terror... agonia y sufrimiento de millones.
Un joven azabache c...
El sol se comenzaba a ocultar, mostrando un bello que deleitaría los ojos de cualquiera...
Los pocos rayos de sol que prontó se ocultarían iluminaban un sector de una ciudad, una pequeña colina detrás de un colegio, con un arbol de cerezos.
Aquel arbol que fue testigo que de muchas confeziones, risas, llantos, besos... ahora era testigo de la despedida de un ser querido. Al costado de aquel arbol estaban enterradas 4 tumbas... con unas cruces de madera, colgando en el centro el nombre de los fallecidos.
En frente de aquellas tumbas se encontraba una persona... un joven adolescente que rozaba los 16 años, con el cabello negro como la noche. Su ropa estaba manchada no solo de tierra sino también de sangre salpicada.
Su mirada se quedó fija en aquellas tumbas, a su costado se lograba observae una pala y una picota dando a entender que fue él quién las hizo, sus manos estaban manchadas de tierra. Su mirada a simple vista no reflejaba nada, pero, si los mirabas detenidamente se notaba que reflejaban... tristeza... arrepentimiento y sobre todo soledad.
Transcurrieron los minutos, y el joven seguía parado ahí sin mover ningún musculo como si de una estatua se tratará... hasta que unos segundo después las gotas comenzarón a caer del cielo, ocultando las lagrimas del chico... este elevo su mirada hacia el cielo.
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Y comenzó hablar.
- Perdón... lamento haber sido lento, lo siento... ustedes no merecian este destino...
Losé, no subí ningún capítulo a mis demás historias, y les pido perdón.
Si se preguntán porque escribe este corto fue porque hace unos momentos leí una historia de Kimetsu No Yaiba con la tématica de zombies y pues me entró la inspiración.
