Capítulo I

10 0 0
                                    

Samuel era un joven perspicaz, hábil, audaz y valiente que pasaba la vida a su ritmo; sin apuros ni complejos, sólo viviendo el paso del tiempo. Con sólo ocho años estaba tan lleno de energía y determinación, se sentía el rey del mundo.

El haber crecido como el penúltimo entre seis hermanos le dio la suficiente confianza para que pudiera entender la necesidad de que a pesar de estar rodeado de tanta gente, no había nadie más que le diera valor como él mismo debía dárselo, y es que tener tantos hermanos mayores, con sus peleas constantes, le demostró que en la vida tenía que ser fuerte e independiente para lograr lo que quería. Sin embargo, esto no apagaba el cariño y amor que sentía hacia sus hermanos, en especial, hacia su único hermano menor; Tomás, que a pesar de su corta diferencia de edad de dos años, miraba con respeto el ejemplo de su hermano mayor más cercano, quien apreciaba con dulzura a su hermano y sentía la responsabilidad como el más grande y mayor, de cuidar y proteger a su único hermano menor.

Los últimos tres hermanos eran quienes pasaban más tiempo juntos; Octavio, Samuel y Tomás. Molestando a sus hermanos mayores, yendo a explorar a varios sitios de la ciudad o simplemente jugando en el barrio, pero lo que menos les gustaba era pasarla sin nada que hacer.

— ¡Ahora sí nadie te salva! — La mamá de Samuel lo agarró del pantalón antes de que pudiera saltar la cerca que separaba el patio de la casa del pavimento público — ¡Ya me tienen cansada muchachos de mierda!

— ¡No mami! ¿Pero por qué sólo me pegas a mí? — Los reclamos de Samuel se oían desesperados al saber que sería sobre él quien caería toda la culpa y sería usado como el chivo expiatorio de la pelea que había sido armada entre tres de los hermanos.

— ¡Contigo me voy a desquitar porque esos otros dos ya se fueron! — de un jalón Samuel fue bajado de las ramas de la planta a la que había trepado para saltar la cerca y fue castigado por su mamá, quien le dio varios golpes con el látigo de cuero con el que solía pegarles.

Antes de que toda esta situación se presentara, Octavio y Samuel se encontraban conversando tranquilamente al lado de la ventana del comedor esperando que esté listo el almuerzo a la vez que su mamá acomodaba la vajilla en la mesa cada una con sus vasos y cubiertos, mientras el menor de los tres, con sólo cinco años ya esperaba sentado en la mesa justo en el sitio que su mamá le indicó. Una vez que terminó de servir cuatro platos, la mamá de los muchachos los observó a los tres hermanos que estaban en el comedor y les indicó que comieran mientras ella iría a tejer al salón de la casa.

— ¡Leonel ven a comer! — La mamá llamó al cuarto de los hermanos, que era el hermano de en medio entre todos los siete, quien no solía pasar en casa con su mamá porque vivía a las afueras de la ciudad en una finca con su padre, pero estuvo pasando unos días en casa con su madre — Díganle a su hermano que ya está servido y siéntense a comer.

— Bueno ma — Aseguró Octavio — ¡Leooo ven a comeeeer! — Después de llamar a su hermano, como era de costumbre Octavio se sentó a la orilla del banco justo al lado derecho de Samuel y a la izquierda de Tomás. Cuando Leonel llegó a la mesa se notó su intención de molestar a sus hermanos menores.

— Hazte para allá que ahí me voy a sentar yo — Leonel denotaba un claro tono de burla y advertencia en sus palabras.

— Si esta es mi silla yo voy a comer aquí, ándate tú allá — Respondió Octavio mirando con enojo a su hermano.

— Muévete hijueputa, que ahí me voy a sentar te dije — Agarró a Octavio del brazo y empezó a empujarlo y jalonearlo para sacarlo del asiento, la diferencia de fuerza era notable por la edad mayor de Leonel, que con doce años, era dos años más grande que Octavio, así que el antepenúltimo de los hermanos optó por pedir ayuda rápidamente.

— ¡Samuel ayúdame! — Samuel, que estaba lavando sus manos dejó de hacerlo volteando a ver a su hermano y con sus manos aun húmedas se acercó lo más rápido que pudo hacia ambos hermanos e intentó agarrar a Leonel de la espalda para jalarlo hacia atrás y hacer que soltara a su hermano, mientras Tomás sólo miraba la pelea entre sus hermanos tranquilo y en silencio a la vez que comía, pues para él estas peleas era algo que se repetía seguido.

— ¡Déjalo! — Al intentarse acercar a su hermano, Samuel recibió una fuerte patada por parte de Leonel, que provocó que cayera sobre la orilla de la mesa y la empujara hacia el otro lado de donde ellos se encontraban, haciendo que cayera de un golpe. Toda la vajilla y los vasos de vidrio de colores cayeron al suelo entre chasquidos y sonidos, quebrándose en su mayoría, excepto por los cubiertos de plata. Tomás que sólo observaba la pelea quedó perplejo con su cuchara en la mano izquierda a punto de llevarse un buen bocado a la boca, para luego hacer un ademán de preocupación con sus manos, preocupación por sus hermanos que igualmente se vio reflejada en su rostro, pues sabía que su mamá los castigaría.

La mamá de Samuel escuchó el fuerte estruendo desde el salón y corrió hasta el comedor — ¡Que sí son locos Dios mío! — Al ver el desastre que había, con todos los platos, vasos, la comida y el jugo regados por el suelo se puso ambas manos en la cabeza tan rápido como los tres hermanos salieron corriendo de la trágica escena hacia la puerta trasera de la casa — ¡Mientras más corran peor les va a ir! — Se apresuró en perseguir a los tres jóvenes.

Primero Leonel pasó saltando la cerca que separaba el patio de la casa de la calle apoyado en una planta llena de ramas que se hallaba a la orilla de esta, luego le siguió Octavio y finalmente Samuel, quien desafortunadamente terminó siendo atrapado por su madre agarrado de su pantalón y pagó el castigo de sus dos hermanos mayores con las marcas del látigo de cuero que quedaron en sus brazos y piernas. Otro recordatorio de que debía ser más fuerte para poder cuidar mejor de él mismo, pues cuando no estén sus hermanos para resguardarlo, nadie más lo haría.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Aug 04 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Sin conocerteWhere stories live. Discover now