Único

1K 134 106
                                    

Era medianoche cuando cierto pelinegro se abrió paso entre las puertas del lugar ya conocido.

"Las Casualonas" Era el nombre del famoso club nocturno. Dónde a veces, los presentes podían disfrutar de shows de las hermosas bailarinas del lugar. Ya sea para todos o privados.

El segundo era el caso de Spreen.

Pero antes de eso, ¿Cómo había terminado en este lugar? Era una historia bastante corta.

Era la despedida de soltero de su mejor amigo Carre, quien meses atrás se había comprometido con su otro mejor amigo Robleis.
Una noche antes de la boda, Quackity dijo que conocía un buen lugar para hacer dicho festejo. Spreen no solía estar tan atraído a clubes de ese estilo. Creía que beber y observar a alguien bailando en un tubo toda la noche era algo ridículo y muy bajo para un hombre.
Lamentablemente Carre, Quackity y todos sus demás amigos no creían lo mismo así que terminaron asistiendo a Las Casualonas.

Y, Oh, nunca se arrepentiría de haber sido obligado a ir. Porque de lo contrario, nunca hubiera conocido a Melissa.

Al comienzo, ninguna de las chicas había llamado su atención, eso estaba claro. Hasta en algunos momentos tuvo miedo y quiso escapar escabulléndose entre las luces bajas. Eso fue hasta que la vió.

Melissa salió de tras bambalinas con la imagen de una completa diosa griega para dar su espectáculo a los espectadores.
Cabello castaño ondulado con una bandana roja decorándolo, ojos avellana delineados con un sombreado oscuro, y piel de un bello tono casi bronceado. Su cuerpo era delicado pero a la vez fuerte, podía notarlo por la forma en que sus músculos se tensaban con algún movimiento. Sus contoneantes caderas eran la perdición y ni hablar de sus largas piernas que se veían aún más estilizadas en un par de tacones altos acompañados de medias de red, que Spreen deseó arrancar desde el momento que puso sus ojos allí.

Para su amigo, el pequeño flechazo no pasó desapercibido. Así que Quackity aprovechó ese descuido y comenzó a contarle sobre ella. O más bien; sobre él.
Decía que el chico era bastante torpe en persona y fuera de "personaje". Pero muy divertido y simpático. Que cuando ingresaba al club era como si adoptara un alter ego llamado "Melissa".
Quackity también dijo que trabajaba allí por puro gusto. No solo por el dinero.

Porque al parecer, a Melissa le encantaba la atención. Y Spreen había caído tan, pero tan profundo, que podía darle toda la atención que quisiera. Incluso no despegó sus ojos de Melissa en toda la noche. Esto provocó que a veces sus miradas se encontraran, resultando en Spreen sonrojándose y desviando la mirada. Y en Melissa soltando pequeñas risas disimuladas.

Pues a la bailarina le comenzaba a gustar que esos ojos morados la siguieran por doquier.

Lamentablemente esa noche no pudieron interactuar. Por lo menos no hasta la siguiente… Y la siguiente… Y la siguiente. Ya que alguien le había agarrado gusto a asistir a los clubes. Y más aún sabiendo de los Shows privados.

Hoy era una de esas tantas noches.

Spreen entró al lugar sin dudar un segundo en pasear su mirada por el mismo en busca de su bailarina favorita. No fue difícil encontrarla, a este punto ya hasta parecía que tenía un radar.

Melissa estaba sentada en una esquina de la zona VIP, rodeada de hombres que no paraban de halagarla y querer ofrecerle algunos billetes por actividades más privadas, pero ella solo se reía y rechazaba amablemente. Esa noche solo tenía su mente en uno en especial.
Ya se había acostumbrado a sus días y horarios así que sabía exactamente cuando el joven chico de cabello largo azabache y mirada penetrante iba a llegar en busca de su persona.

Pretty Please | SpiderBearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora