En un rincón olvidado de la ciudad, donde las luces de neón titilaban en la penumbra, se encontraron por primera vez. Sus miradas se cruzaron como estrellas fugaces en la noche, destellos de esperanza en un mundo sombrío. Él, un alma errante con cicatrices del pasado, y ella, una romántica empedernida con el corazón lleno de sueños.
Se enamoraron entre susurros y promesas susurradas al viento. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ellos. Una fría noche de otoño, él desapareció sin dejar rastro, dejando a su amante perdida en un océano de lágrimas y preguntas sin respuesta.
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas en meses, pero él nunca regresó. Ella, envuelta en la tristeza de su abandono, encontró consuelo en las palabras no dichas y en los recuerdos que se desvanecían lentamente. A pesar del dolor, el amor perdido se convirtió en un faro de esperanza, guiándola hacia un nuevo amanecer.
Y así, en la penumbra de la noche, ella aprendió a sanar las heridas de su corazón roto. Mientras las sombras del adiós se desvanecían, su alma brillaba con una luz renovada, lista para un nuevo capítulo en su historia de amor, un capítulo donde el abandono se convertiría en un recuerdo lejano y el romance florecería una vez más.