Destruir la corona

Capitulo 1: Silencio

Es curioso como en todos los momentos trsistes mayormente el clima hace un acompañamiento, las nuves ocultando el timido y llorando sobre la tierra con un aire que eboca al melancolismo. Ese día no era una exepcion, el clima frío del invierno calando los huesos de los cientos precentes en aquel solemne lugar de paredes de marmol junto con una onirica apariencia en el interior pero una fachada tetrica en el exterior, eran tantos que ni siquiera entraban, muchos estaban de pie llorando a las afueras de la edificacion, todos con motivos para honrar a la persona con piel completamente cristalizada dentro de la vitrina mientras a su lado un hombre de edad considerablemente abansada recitaba unas dulces palabras deseandole lo mejor en su proxima vida.

¿Quien era esa persona dentro de aquel hermoso ataud de cristal y acero? Era nadie más ni nadie menos que el hombre que se habia sacrificado por salvarlos a todos, era la persona más dulce que muchos conocieron y la más cruel para muchos otros, era el principe Elliot de Merthumbria, el hombre con corazón de niño en un cuerpo y mente de aldulto, el hombre que tantos años habia hecho contribuciones en la medicina para ayudar a su gente, el hombre que se sacrifico en la guerra para obtener la tan ansiada paz de una vez por todas...

La seremonia duro todo el día, cuando la luna comenzo a elevarse entre las nuves el hombre con expresion amigable y triste, de apariencia avejentada por el paso de tantos años, rostro y manos arrugadas, ojos pequeños como dos tajos, vestimenta completamente negra; al lado de Elliot dio fin a la seremonia; todos los precentes, niños, niñas, mujeres, hombres y ancianos estaban en completo silencio, solo se escuchaba el sonido des sincronizado de pisadas con el sutil andar de los caballos acompañados por el leve rugir de algun que otro motor. Entre toda la multitud habian tres personas que destacaban, los tres principes restantes, Marcello el menor, Annabeth la mayor y Mattia el medio; los tres estaban tomados de la mano, ella era la unica que no lloraba sabía que tenía que ser fuerte por ellos, por sus padres y por Elliot. 

En las siguientes semanas se mantuvo un voto colectivo de silencio, nadie responde cartas ni las envia, nadie sale de sus casas sin importar a que clase pertenecen, todos usan ropa negra o en su defecto la mas oscura que tenian, se frenaron todos los asuntos imperiales a causa de ofrecer respeto por el reciente fallecimiento del principe heredero. Por su parte Annabeth ese día estaba dedicando se a sus hermanos, los cuales habian entrado a su habitacion para abrazarla y llorar nuevamente en compañia, ella por lo general hubiera rechazado el contacto y cercanía, pero hay momentos y momentos, como Elliot le habia dicho. Ella estuvo gran parte de esa tarde consolando a sus hermanos sintiendo su propia carne quemar del dolor al verlos sufrir y llorar por la horrible situacion que jamas imaginaron que ocurriría, ella solo los abrazaba en silencio mientras suavemente frotaba sus espaldas de manera que parecia decirles "todo va a estar bien, vamos a seguir adelante y superar esto juntos, los tres."

Ella no entendía por qué no puede llorar y gritar como todo el mundo a su alrededor, ella solo sufre en silencio, mientras que las lagrimas no soltadas carcomen su alma como langostas, ella entiende que algo no esta bien y no sabe por qué, por más que lee y pregunta por aquí y por allá no encuentra una respuesta o solucion; esto la hizo decantar se por aprender a vivir de esta manera, sin poder expresar sus emociones ni siquiera a traves de muecas. 

Annabeth «la princesa de hielo» era mucho más parecida a su madre de lo que le gustaria, era muy similar en cuanto a personalidad, la misma forma de hablar, ojos identicos e inexpresivos mayormenter, incluso el lunar sobre la ceja derecha había heredado. Estas similitudes le hacian imposible escapar de las comparaciones que hacia la nobleza entre ellas, cosa que la hace querer gritarles a todos; pero sabe que eso solo la perjudicaria aún más a ella misma.

Esta tan exausta, siente que no podrá ejercer el cargo que se suponia seria de Elliot. No podría hacerlo, se sentía como traicionarlo; ella no se ve lo suficientemente digna como para ocupar tal labor como ser emperatris...