uno.

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Jimin y Jungkook se conocían de aproximadamente.. de hecho, de absolutamente toda su vida, sus padres eran amigos desde niños, básicamente desde el vientre que venían compartiendo eventos y reuniones familiares entre los Jeon y los Park. Crecieron conviviendo entre ellos y la verdad entre más crecían, menos se soportaban, ahora actualmente ambos con 17 años estaban discutiendo del porqué tenían que estar en el mismo salón tanto tiempo, si básicamente ya llevaban ahí sentados más de cuatro horas escuchando como los Omegas alias sus padres hablaban amenamente entre ellos y tanto Jeon como Park debían quedarse sentados ahí en el suelo "conviviendo" como los "buenos amigos" que eran.

Una mirada del padre Park bastó para que ambos guardaran silencio y sonrieran inocentes para luego Jimin tomar un libro y concentrarse en él, mientras que Jungkook tomó su teléfono concentrándose en cualquier jueguito en su celular, dejando pasar las horas y horas que los Omegas sentían como minutos poniéndose al día chismeando de sus matrimonios.

—Puedes estar un maldito momento quieto, Jk. -Regañó Jimin quien al recibir un pequeño codazo de parte del pelinegro al perder una partida de su videojuego, con un suspiró se resignó a llamarle la atención para que se estuviera quieto de una vez, más de una vez ya lo había desconcentrado gracias a sus pataletas por perder su tonto videojuego.-

—No. -Respondió Jungkook sin mirarlo, ya que básicamente estaba acostumbrado a que el rubio fuera así de sensible ante cualquier empujoncito "accidental de su parte" ya que lo hacía con toda la intención de hacerlo enojar.-

Jimin solo suspiró negando y volviendo su vista a su libro, dejando de prestar atención a los siguientes codazos por parte del pelinegro.

—Jimin. -Llamó Jungkook entrando por la ventana del rubio sin absolutamente ningún permiso.-

Jimin quien estaba tranquilo escuchando música sentado en su cama en posición de indio y comiendo frutillas, pegó un pequeño salto en su asiento, mirando con ojos muy grandes en dirección a la ventana por dónde el pelinegro venía entrando despreocupado, relajando su expresión al instante al ver quién era el intruso, volviendo su atención a lo que estaba haciendo, solo murmuró un suave "mmh?" al llamado de Jeongguk.

—Acompáñame a correr. -Aquello llamó nuevamente la atención de Jimin, tosiendo de inmediato ya que la impresión lo hizo ahogarse un poco con el jugo de la frutilla que estaba masticando.-

—¿Estás loco?, Son las jodidas 12 de la noche y quieres que salga a joderme de frío solo por verte correr un coche del cero al noventa en unos minutos, piérdete. -Musitó echándose otra frutilla a la boca, y moviendo sus hombros al ritmo de la música suave que se estaba reproduciendo en su celular.-

—Vamos, no seas aburrido, solo te estoy pidiendo que me acompañes porque es la única manera que mi padre esté consciente que no me mataré o me iré a los puños con nadie es que estés tu conmigo, anda, por favor. -Hizo un puchero sentándose al lado del rubio, robándole una frutilla del plato en el que estaba comiendo, ganándose una expresión de disgusto de Jimin.- Si me lavé las manos antes de venir, no te preocupes. -La expresión del rubio se suavizó increíblemente ante lo dicho, haciendo negar al pelinegro.-

—No, ya te dije, además estoy en pijama bien a gusto aquí, no quiero salirme a congelar por ti. -Negó nuevamente.-

—Te traje mi chaqueta, póntela encima, créeme que nadie de ahí se fijará en lo que traes puesto, todos se fijan en los corredores más que en los espectadores. -Sacó de su mochila una chaqueta dos veces su tamaño, negra con el logo de la escudería Ferrari, haciéndole elevar una ceja a Jimin quien tomó la chaqueta que le tendía el pelinegro.- Ya la tomaste, ya aceptaste.

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