Capítulo V

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El suave baile de tu cabello

Ray Azabane

Idaly, mi hermana, mi melliza, mi amiga, mi única compañera de verdad. Toda mi vida he estado a su lado, con ella, haciendo un sin fin de cosas, me he dedicado solo a protegerla, y siempre he tratado de que ella sea feliz. Con cada año que pasa siento que ya no me necesitará y eso me genera un temor muy grande.

Desperté esta mañana con los ojos hinchados por no dormir bien la noche anterior, todo lo que pasó en el baile me dejó con un mal sabor de boca en lugar de estar feliz por esa pieza tan linda que tuve con Laly. Si, en ese momento el baile estuvo de lo más entretenido y fue muy lindo ver sus ojos de felicidad, solo que después de eso mi tención con ella se sintió...diferente. Salí de la mansión para ir a jugar tenis un rato, eso es lo que hago cuando me siento frustrado, como ahora, y traté de evitar a toda costa toparme con mi queridísima hermanita. Agarré una pelota y la lancé contra la pared rebotando y dirigiéndose a mi, la golpee fuerte y regresó a impactarse, lo hice una y otra vez sin darme cuenta que mis golpes se estaban volviendo notablemente más fuertes de lo que suelen ser, en mi pecho estaba conteniendo algo que no quería dejar salir, un sentimiento que me estaba quemando y yo no tenía respuesta a eso. La única forma que tenía de liberar mi alma en apuros es jugando tenis solo, sin Idaly, porque es ella la causante de esto, de esto tan extraño que estoy sintiendo. Dejé mi juego cuando la pelota se partió a la mitad, ¿debería despedir a la persona que me la dio? creo que más bien fue mi culpa por desquitar mi enojo de esta forma

El día pasó con normalidad, aún sin ella mi vida podía ser igual que los demás si no me concentraba tanto en esa presencia femenina que me rodea toda la semana. Recosté mi cuerpo sobre uno de los sillones cerca de la ventana en mi habitación cuando escuché un golpeteó en la puerta al ritmo de una linda melodía, era ella.

— Intenté entrar, pero curiosamente la puerta tenía seguro— me mostró la llave en su mano, ni siquiera se esperó a que yo me levantara para abrirle, ella lo hizo.

— Es un peligro que tú tengas las llaves de todas la puertas de esta mansión, y lo peor, como reconoces cada una de ellas.

— Tengo buena memoria, es todo.- Idaly se paseó por mi cuarto un rato analizándolo detalladamente con una mirada juzgona.—Hace falta una buena remodelación a las paredes, esta casa tiene demasiados años y el tapiz se ve un poco deteriorado.

— ¿Vienes solo a ver las paredes? —solté un suspiro sin darme cuenta y me puse de pie frente a ella.

— Venir a ver el estado de tu habitación es solo una mera excusa— en veces odiaba que fuera demasiado inteligente. — En mis diecisiete, casi dieciocho años de vida, no había visto algo que realmente te preocupara, y eso es muy raro sabes... Sé que hay gente que no te agrada, y sé que con los demás eres muy amargado. Pero conmigo no, conmigo eres como un niño chiquito.

— Vaya insulto.

— Es que es la verdad. Y es por eso que me doy cuenta de que algo te está preocupando, soy tu hermana Ray. No, más que eso, soy tu melliza, nacimos el mismo día a la misma hora nosotros dos juntos contra el mundo, soy la única persona que de verdad te conoce al cien. No te pido que me digas que te está preocupando, solo quiero que no te abrumes y recuerda que soy tu hermana.— Laly tomó asiento a un lado mío en la orilla de la cama y abrazó mi cabeza como cuando éramos niños y lloraba por algo que quería.

Siento que incluso ella ya se dio cuenta de que algo está mal en mi y yo apenas lo estoy notando, sin duda ella me conoce más que yo mismo, pero no puedo decirle nada hasta que yo descubra porque me abruma tanto ella en sí. La miré directo a sus ojos obscuros como la noche, la luz de la habitación hacía que brillaran pequeñas estrellas en sus pupilas y me dejaba contemplar una mejor noche que cualquiera que se pudiera ver en el cielo. Me pregunto sí solo me gustan sus ojos y la luz en ellos, o es una forma de imaginarme que así se ven mis propias pupilas ante los ojos de los demás. Cual sea de las opciones, no me di cuenta cuando duré minutos embelecido con sus ojos y me olvidé del tiempo.

— Ray— Idaly me sacó de mi trance.— ¿Crees que pueda dormir contigo hoy?

— No veo porque no, pero porqué querrías dormir conmigo?

— Necesito tu compañía, últimamente me he sentido muy sola. No hay una persona a la que le pueda contar mi día y decirle con emoción que estoy en la mansión Fyntan, o que leí por novena vez el libro de orgullo y prejuicio, o que estoy componiendo una canción. Me eh sentido un poco abatida.

Entendía totalmente como se sentía porque en el fondo sin quererlo dejar salir, yo me sentía de la misma manera.

— Solo no ronques tanto.

•~•~•~•~•

Pasaron unos días que después se convirtieron en semanas y cuando menos imaginamos había pasado todo un mes de vivir solos en la mansión, nos comunicamos con nuestros padres un par de veces, sin embargo, su trabajo los dejó en el bosque Azabane más del tiempo previsto y comenzaríamos nuestra nueva escuela sin ellos aquí. Todo se veía extrañamente tranquilo en estás grandes paredes aun cuando tenía una creciente ansiedad creciendo en lo profundo de mi ser, llegué a la conclusión de que solo me preocupaba como nos fuera a ir a Idaly y a mí en esta nueva escuela después de tantos años de rechazo y falsas amistades.

Era una mañana más despertando con una cabellera negra a mi lado ocupando más de la mitad de la cama, se volvió rutinario que al finalizar el día Idaly en vez de dormir en su dormitorio como debe ser, viene a mi habitación y se echa como un oso a punto de invernar para no despertar hasta que lo hago yo o alguien viene a traer el desayuno, sin duda ella se estaba adueñando incluso del único lugar que se suponía era solo para mí.

La luz del sol daba directamente a su rostro sin despertarla, por primera vez no me levanté de golpe y me quedé unos minutos para poder observarla a detalle. Veía sus pómulos color rosados y sus labios un poco secos por dormir con la boca entreabierta, sus ojos cerrados se veían tan lindos con sus largas pestañas, y su cabello... Empezaba a creer que no usamos en mismo shampoo. Toqué su cabello y lo acaricié deje que mis dedos entraran y estiré suavemente notando que no había ningún nudo que se enredara. Era suave, obscuro, olía delicioso. Entonces entendí que me estaba equivocando, no éramos del todo iguales, ella era aún más perfecta en sus facciones y su toque femenino marcaba una gran diferencia entre ambos. Solté su cabello como si despertara de un trance y me puse de pie para tomar una ducha antes de que Idaly se levantara.

Durante el desayuno Idaly me platicaba sobre los útiles escolares que había pedido por internet y que le habían llegado reciente para antes de las clases que comenzaban el próximo lunes, a mí me daba totalmente igual si volvíamos a empezar desde cero en una escuela donde lo único que cambia es que los alumnos son artistas y que es muy probable que esto sea una pérdida de tiempo, pero escuchar a mi hermana tan entuciasmada, eso era lo que me gustaba.

— Busqué en internet las clases que vamos a tener, por la tarde tendremos clase de música y estaba pensando que tal vez los dos debamos entrar a un club relacionado con una banda. — Idaly me enseñó su celular con el horario de las clases y asentí.

— La verdad no tengo ganas de inscribirme a un club, pero ya veré si el ambiente me convence y ambos entramos. — Vi en los ojos de perrito que hacía Idaly que su petición no era una propuesta, era si o si lo que quería hacer. Solté un suspiro y asentí nuevamente.

El desayuno con ella era igual a el de todos los días, hasta que vi una vez mas su largo cabello obscuro, tenía algo que me llamaba mucho la atención, al principio creí que era solo porque es muy similar al mío, pero jamás había pensado eso antes en estos diecisiete años a su lado, era algo inusual, algo que me empezaba a molestar y a dar ansiedad, Idaly se veía tan linda.

— ¿Pasa algo, Ray? — pudo notar que algo estaba mal, y no sabía explicarlo.

— ¿Usas un shampoo diferente al mío?

Idaly soltó una pequeña risa y se miró el cabello como si lo analizara,

— Uso exactamente el mismo que tú usas, pero también me pongo crema para peinar y perfume para cabello natural, es muy suave el aroma y dura un buen rato, además no daña el cabello.

— Suena a algo que usarías definitivamente. — terminé mi desayuno y me levanté de la mesa un poco raro en mi, normalmente espero a que Laly termine y entonces me voy a tocar un poco mi violín.

Pero ahora... No sé porque pasa esto.

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⏰ Última actualización: Jul 18 ⏰

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