ℭ.2; i always win.

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Madison

Pasé ambas manos por el volante negro frente a mí, sintiendo el frío de este en mis palmas. Bajé el pequeño espejo que tenía sobre el asiento, para luego mirarme en el reflejo y retocar cualquier cosa que estuviera fuera de lugar.

Volví mi vista al volante. Luego, observé como la gente comenzaba a asomarse a los costados de la pista, muchos sacaban sus teléfonos para tener la carrera grabada, mientras que otros solo alentaban.

Mi oponente todavía no estaba junto a mí.

Mi mirada se encontró con la del sujeto que había estado con mi madre horas atrás; él ya no tenía una expresión amable y de cariño, ahora mantenía su vista fría, su ceño fruncido, sus brazos cruzados y su mandíbula tensa.

Ambos leíamos nuestro lenguaje corporal.

A su lado, mi madre y mi hermana, quién estaba con dos de sus amigas. Ella me señalaba con ánimo, estaba tan feliz de verme allí, solo quería correr y abrazarla.

Hice rugir el motor, acelerando levemente, haciendo que poco humo salga de las llantas traseras del vehículo. La gente se volvió loca, y eso hizo aumentar más mi ego.

Escuché a mi lado un auto estacionarse, giré mi rostro; él estaba ahí. El chico de trenzas tenía su vista fija en mí, una sonrisa ladina que comenzaba a fastidiarme. Lo miré de arriba abajo, él solo rió burlesco.

— ¿De verdad piensas que me ganarás?. — dijo, burlándose nuevamente. Su brazo izquierdo apoyando sobre la ventana del vehículo, mientras el otro descansaba sobre el volante.

Solté una risa nasal.

— ¿Qué te hace pensar que no lo haré?. — desafié con la mirada, una sonrisa ladina estaba formada en mis labios, al igual que él.

— no, no lo harás. — movió levemente su cabeza. Su mirada estaba fija en la mía.

— ¿Temes que te gane una mujer?. — dije a modo de broma, riéndome en su rostro.

— Bonita...claro que no ganarás. No sé si me conoces o si no te lo han dicho, pero yo siempre gano. — su mirada cada vez me desafiaba más. Una sonrisa victoriosa invadió sus labios. Su rostro mostraba egocentrismo.

Lo único que quería era burlarme de él.

— ¿Conocerte?, claro que no, no eres muy relevante por aquí. — me alcé de hombros, fingiendo no tener absoluta idea de quien era. Y no, no la tenía.

Su sonrisa comenzó a desvanecerse poco a poco. Eso me generó cierta satisfacción.

— ¿Ah, no?. — sus manos tomaron con fuerza el volante. Su voz era seductora, desafiante. Levantó su vista, volvió a sonreír.

— no. — respondí. — no creo que ganes está vez. — ambos teníamos el ego demasiado alto, ambos sabíamos que ganaríamos, pero solo lo haría uno.

Miré al frente, observando a una mujer rubia y de bonito atuendo pararse frente de los autos, justo en la línea donde los separaba. Ella nos sonrió a ambos; su labial rojo hacía resaltar sus dientes blancos y perfectos.

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⏰ Última actualización: Aug 14 ⏰

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𝕭𝔞𝔡 𝕭𝔩𝔬𝔬𝔡 | 𝘵𝘰𝘮 𝘬𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻 .  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora