Persiguiendo a los Cullen

⫷25⫸ Invitados secretos

⚠SIN EDITAR⚠ 

Incluso después de todo lo que había compartido y enseñado a los cambiaformas, todavía no querían escucharme cuando insistí en que dejáramos ir a Laurent. Era un bebedor humano que se había estado alimentando dentro de su territorio y matando indiscriminadamente a inocentes. Probablemente se había unido a James y Victoria para torturar sádicamente a los humanos antes de drenarlos. Les dije a los cambiaformas que, a diferencia de los otros dos, él posiblemente podría ser redimido. De buena gana le daría la espalda al estilo de vida que había estado viviendo y se uniría al otro aquelarre de bebedores de animales en Alaska, lejos de la tribu.

Sin embargo, tuve que admitir que si Victoria de alguna manera escapaba de nuestra trampa, entonces Laurent la ayudaría a buscar venganza. Era un vampiro cobarde y de voluntad débil que se permitiría volver a las garras de Vickie, cubriéndose el trasero, no queriendo que ella volcara su ira y sus locos planes de venganza contra él. Peor aún, era alguien atraído por el poder, que siempre buscaba aliarse con los seres más poderosos que había a su alrededor. Había buscado a los rumanos, luego a los Volturi, rechazados por ambos como poco confiables, antes de seguir a James y Victoria. No sabía que sus compañeros actuales lo eligieron para unirse a su aquelarre como carne de cañón.

James y Victoria tenían el patrón de agregar un tercero para actuar como jefe del aquelarre cuando se reunían con otros aquelarres, de modo que cuando jugaran sus pequeños juegos, los otros aquelarres irían primero tras el supuesto líder, dándole tiempo a la pareja para escapar. Para esos dos, el tercero no era más que una estratagema desechable, una herramienta que debía usarse y descartarse. Laurent no tenía ni idea de las intenciones de la pareja, sin darse cuenta de que no le tenían más lealtad que él a ellos. Fue el aura de invencibilidad de James y Victoria lo que lo llevó a seguirlos ciegamente, confiando en que siempre saldrían airosos de cualquier situación que encontraran.

Si bien Laurent no tenía un don discernible, de alguna manera fue capaz de sentir el poder instintivamente y sabía que los Cullen eran más fuertes que sus compañeros, razón por la cual abandonó el barco cuando lo hizo en el mundo de Meyer. Aro había leído los pensamientos de Laurent y sabía que no era digno de confianza y realmente nunca lo sería, porque siempre elegiría aliarse con el lado que sintiera que sería el ganador, sin importar en qué lado comenzara originalmente. Cambiaría de bando sin remordimiento ni arrepentimiento incluso a mitad de la batalla. Laurent sólo era leal a sí mismo y a su propio sentido de autoconservación.

La pobre Irina se había vuelto tan apegada a él en el mundo de Meyer que le dio la espalda a su familia en su momento de necesidad, pero Laurent no le había dado el mismo valor a su afecto que al de él. James siempre se había preocupado más por sí mismo que por Victoria, aunque ella realmente había sido su compañera. Él nunca se unió profundamente, nunca la amó como ella lo amaba a él. Laurent era igualmente desdeñoso con Irina y sus sentimientos, sin respetarla como se merecía, probablemente porque no parecía fuerte y carecía del poder que él tanto ansiaba.

Por un lado, entendí el deseo de los lobos de simplemente acabar con él antes de que Irina lo conociera. Si no supiera de él, nunca sabría lo que se estaba perdiendo, nunca sería traicionada porque él se fue para ayudar al enemigo de su familia, nunca le daría la espalda a los Cullen por despecho por la muerte de su amante. No había pruebas de que él fuera su compañero. Meyer había sugerido que eran simplemente compañeros, aunque parecía extraño que Irina estuviera tan devastada por la pérdida de un amante cuando había tenido tantos. Por otra parte, la pobre mujer ya llevaba mil años sin pareja. Quizás si hubieran tenido más tiempo juntos habrían reconocido el vínculo de pareja. A Kate y Garrett les tomó bastantes semanas bailar uno alrededor del otro antes de finalmente admitir sus sentimientos en medio de la batalla con los Volturi.