𝐒𝐏𝐀𝐑𝐓𝐎𝐑 | -¿En serio crees que yo me enamoraría de ti? Mírate y luego mírame, ¿vez la diferencia? Claro que no, un cerdo como tú no notaría que yo jamás estaría con alguien como... Tú.
Andrés lloraba en un rincón cada vez que recordando esas...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El sonido del timbre sonó por todo el salón, haciendo que todos se levanten y se vayan del salón, menos los dos chicos de atrás.
––Andrés...
El castaño lo miro de reojo para luego levantarse y dejar solo al otro chico.
Gonzalo miró hacia la puerta donde el castaño se había ido quedando completamente solo en ese salón. Suspiró.
––Relájate, te lo mereces.–– Se dijo a sí mismo para después levantarse e irse del salón.
Caminaba lentamente dirigiéndose a la cafetería logrando observar al grupo de bullying de la escuela. Ellos caminaban en dirección a Andrés, quien miraba su comida.
El castaño no tenía las ganas de comer, solo le dolía el estómago, quería vomitar, el problema es que no ha comido nada en todo el día, no entiende por qué se siente así. Suspiró.
––Cerdito, ¿Te operaste?–– Observo a Javier que lo miraba con burla.
––No, pero tú necesitas operar esa cara de payaso que traes.–– En la cafetería solo se escuchaba el ruido de las respiraciones de todos, no podían creer que el logro hacer lo que muchos querían hacer.
Javier abrió los ojos y lo miró con rabia. El cerdo lo trató de ver la cara de estúpido.
––¿Cómo te atreves?
––¡¿Quién te crees que eres para tratarlo así?!
––Solo me vengo de todas las veces que se han burlado de mí.–– Se defendió de Rubén.
––Ay, el Cerdito oink oink que se revuelca en la comida, tiene agallas.––Los tres chicos rieron.
–– Ay Rubén, desayunando payaso como siempre, pero creo que esta vez era aburrido este payaso ¿Por qué no consigues chistes más originales?
Obviamente, a este punto el grupo quería golpear al chico, quien solo se levantó para irse, pero antes de eso miró a Miguel, recordando las veces que votaba su comida y la pisaba.
––Disfruta tu comida, Miguel.
Tiro la comida desde arriba, manchando por completo al castaño, quien solo cambiaba su cara a asco.
––¡¿Qué te pasa imbécil?!
Andrés colocó sus audífonos, bloqueando cualquier sonido mientras caminaba a dirección de su salón.
No le importaba que lo estén insultando o siguiendo, él era feliz con su venganza.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Maratón 1/3
Definitivamente necesitaba dejar el colegio para poder actualizar
