Té de todos los sabores || Haikyuu!!

Capítulo 5

—Entonces...

La expresión de Kageyama denotaba furia, además de los continuos gruñidos que estaba emitiendo. Mientras tanto, Yaku y Hinata, pero sobretodo este último, habían languidecido de terror. Los restantes solo miraban la escena, expectantes y curiosos a lo que iba a ocurrir a continuación.

—¿Vas a explicarme por qué haz estado ignorándome por una semana? —preguntó malhumorado el pelinegro. 

—Etto... lo que pasa es que...

—Fui yo.—respondió Yaku con valentía. Volteó a ver a su amigo, que lo observaba con terror, y le sonrió—. Le dije a Shōyō que no te hablara porque... porque estaba celoso. 

"¿Qué?", pensó el castaño después de decir lo que había dicho. En realidad su intención no era decir eso, pero las palabras salieron a borbotones y ya no podía parar.

—Siempre pasas tiempo con él y nunca lo dejas divertirse con sus amigos.—explicó, algo nervioso por la escrutadora mirada que le proporcionaba el novio de su amigo—. ¿Quizás podrías, ya sabes, compartirlo un poco?

Estaba seguro que se había ganado un gran sopapo, pero cualquier cosa con tal de defender a Shōyō, una persona que, a pesar de haberla conocido hace poco tiempo, se había vuelto bastante importante para él. 

—¿Y cuál era la necesidad de ignorarme? —Morisuke sintió como la mirada de Tobio le quemaba. 

—Yo...

—¿Ahora te comió la lengua el ratón? Unos buenos golpes te harán recapacitar.—se acercó a él chocando sus puños entre sí. 

Un ruido ensordecedor inundó la habitación, pero Yaku había quedado sin ningún rasguño. ¿Qué había pasado?

—Tobio-san, no debería golpear a sus mayores.—habló con dificultad un joven de cabellos grises. 

—Lev... —dijo a su salvador. Luego, recordó que tenía que mantenerse firme, porque después de todo, era el mayor entre ellos—. ¡Yo podía defenderme solo!

—Pero Yaku-san.—exclamó haciendo un pequeño puchero. "Que adorable", pensó él. Le dirigió una fugaz sonrisa que nadie pudo ver, excepto el mismo Lev. 

—Gracias.—susurró. 

—Bueno, ahora que todo está resuelto, ya podemos irnos... —empezó a decir el pelirrojo. 

—¿Cómo que "todo está resuelto", señorito? Aún tenemos asuntos que discutir.

Y tomó su mano y lo arrastró a la salida, para que desaparecieran de su vista posteriormente. Todos se quedaron estupefactos, menos Tsukishima, él ya estaba acostumbrado. 

—¿Q-Quieren ir a comer algo? —preguntó Tadashi con algo de vergüenza. 

—Claro.—respondieron todos al unísono.

—Les enseñaré la súper técnica de Noya-san. ¡Prepárense!

Y todos rieron; el asunto de las aguas termales había quedado en el olvido. 

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—¡Bienvenidos! ¿Mesa para cinco? —preguntó el amable empleado de la tienda, un omega alto con mucho estilo.

—Sí, por favor.—respondió Yamaguchi.

—Oye, ese omega es muy alto, ¿no? —le preguntó el más bajito al peliverde.

—Tadashi también es omega, y es bastante alto.—respondió Tsukishima con simpleza. 

—¿Eres omega, Tadashi-kun?