Aunque el tiempo pase - DRARRY.

Aunque el tiempo pase.

Este one-shot es una comisión que me solicitó una lectora, y ante su insistencia y con su permiso, lo publico aquí. Tal parece, el ultimo Drarry que escribí fue muy angustioso (o sea, bien espectacular) y como ella quería su final feliz, aquí esta.

-X-

Draco ignoro con cierta altivez las miradas que le lanzaban todos, tan pronto cruzo las puertas de Hogwarts.

No estaba seguro de porque estaba allí. Claro, recordaba con mucho cariño sus primeros años en el castillo, transcurridos entre salones y banquetes, vagabundeos en la noche y travesuras con sus amigos, pero los últimos años se habían visto empañados por Lord Voldemort. Había sido un necio por creer en el Señor Oscuro, en todo lo que ofrecía, y cuando se dio cuenta de lo equivocado que había estado, fue muy tarde. Y él y otros tantos pagaron el precio con creces.

A Crabbe y Goyle los había perdido la misma noche que ahora estaban conmemorando. Goyle había escapado para evitar la captura, solo para ser apresado por los aurores pocas horas después y enviado a Azkaban de por vida, por los crímenes cometidos bajo el reinado que los Carrow habían tenido en Hogwarts.

Era difícil creer que Crabbe llevase ya veinte años muertos. Era un tonto, estúpido e idiota, pero había sido su amigo, a fin de cuentas. Su muerte aun perseguía a Draco, porque lo había visto ser consumido por el fuego demoniaco.

Nadie había visto a Blaise desde aquella noche. Había evitado ser arrestado, conservo su fortuna intacta y no tuvo que renunciar a su varita, pero quizá se dio cuenta de que el Ministerio siempre estaría detrás de él, así que desapareció de la noche a la mañana. Según lo que Draco había escuchado, había regresado a Italia, con la familia de su padre, aunque ni siquiera estaba del todo seguro.

Pansy se había salvado de Azkaban solo por no tener la Marca Tenebrosa en su brazo... Pero los Parkinson lo perdieron todo: su dinero, sus propiedades, sus varitas mágicas, su reputación. Obligada a vivir como muggle, Pansy había dejado el mundo mágico, y estaba casada con un muggle, o eso había escuchado Draco. Era casi diez años mayor y su matrimonio era turbulento, pero tenían dos hijos.

Cuanto menos se dijese de Theo, mejor. Logro retener su varita mágica y su libertad, pero entrego su fortuna, sus propiedades y ni siquiera pudo sepultar los cuerpos de su padre y abuelo. Trato, unos años, de integrarse al mundo mágico, antes de comprender que jamás seria bien recibido allí y mudarse a los Estados Unidos, donde la MACUSA estaba dispuesta a trabajar con hombres con sus talentos. Draco no lo había visto desde que dejo Gran Bretaña.

«Que finales tuvimos», pensaba Draco, siempre irónico, amargo, fastidiado. Ni siquiera sus padres se habían salvado: Lucius cumplía cadena perpetua en Azkaban, y Narcissa, aunque había sido declarada inocente, había tenido que ver como rompían su varita.

En cuanto al propio Draco, también había sido declarado inocente, pero como su madre, tuvo que renunciar a su varita mágica. Los Malfoy habían perdido hasta su último galeón, así que tuvo que buscar un trabajo para mantenerse a él y a su madre. Obtuvo un gran préstamo de Gringotts con el cual compro una gran cantidad de ingredientes de pociones, y durante un tiempo, todo fue bueno. Logro pagar el préstamo y todas las facturas, alquilo un bonito piso para su madre y él en el Callejón Diagon, e incluso se pudieron permitir unas vacaciones a Irlanda.

Hasta que la gente se enteró de que sus pociones las preparaba un mortifago, y quemaron su taller. Los aurores se involucraron y Draco fue arrestado bajo sospechas de haber tenido Bienes No Comerciables de Clase A, entre otras cosas ilegales. Era ridículo, pero así era la justicia que enfrentaban los de su clase.

Cuando estuvo a punto de ir a Azkaban, la persona más inesperada lo evito. Harry Potter.

Harry lucho con fiereza contra el Ministerio y el Wizengamot, defendiendo su inocencia y exigiendo un juicio justo para él. Su influencia había crecido bastante, por lo que Draco noto, pues había logrado justamente eso y más. El Ministerio les dio una generosa indemnización y una disculpa pública, además, les otorgo licencias para portar varitas a ambos, madre e hijo. Harry acompaño a Draco y Narcissa con Ollivander a comprar nuevas varitas y ambos celebraron su derecho a hacer magia nuevamente, después de casi tres años viviendo como muggles.