Capítulo uno

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Freya

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Freya.

Nuevamente estaba ahí ese dolor punzante cada que despertaba de ese sueño. Con ayuda de mis dedos apreté mi entrecejo, y mientras contaba del uno al diez y de regreso, fui inhalando y exhalando aire poco a poco.

Me había quedado dormida en el carruaje. El movimiento de éste meciéndose a causa de los animales arrastrándonos por el pavimento terminó arrullándome, y la verdad lo agradecí porque soñar con ella siempre me daba algo de confort pese a los posteriores dolores de cabeza.

Quise detenerme a pensar un poco sobre el sueño que acababa de tener, sobre todo porque por alguna razón mi corazón latía demasiado rápido y mi respiración estaba agitada como si de verdad hubiese corrido por horas, pero justamente había llegado al auditorio y tenía que bajar del carruaje y entrar rápido antes de que mis padres notaran mi retraso.

Después de subir las escaleras para llegar a la sección que nos correspondía a mi familia y a mí, acomodé mi largo cabello y me aseguré de tener bien colocada mi tiara, sacudí la parte baja de mi vestido blanco y no sin antes dejar salir por los labios mi estrés en forma de aire, abrí la puerta que me daba acceso al segundo evento público del año.

La luz llegó de lleno a mis ojos, ocasionando que me ardieran, pero cuando el efecto pasó, pude visualizar la inmensa cantidad de gente que ahora nos acompañaba, y no es que no estuviera acostumbrada a ver a muchos brujos y demonios cada que ocurrían estos eventos, no, después de todo tenían que venir porque lo solicitábamos la realeza, pero había más gente de lo normal y mis sentidos percibían algo extraño.

Paseé mi mirada entre cada una de nuestra gente hasta que sentí las frías manos de mi madre en mis hombros y me sobresalté. Me giré a verla y ella sólo asintió, era momento de comenzar la ceremonia.

—Damas y caballeros, por favor guarden silencio, nuestro emperador nos dirá algunas palabras. —anunció uno de nuestros servidores, un viejo regordete que relucía un lindo traje.

La gente inmediatamente guardó silencio y dirigió sus miradas hacia nosotros. Tragué saliva, estaba acostumbrada a verlos a ellos, pero no a que ellos me vieran. 

—Como muchos ya se habrán percatado —comenzó mi padre—, esta noche están con nosotros algunos de nuestros amigos de Sol Rojo. No es para menos que algunos estén sorprendidos, pero recordemos que ese distrito es también parte de Mageia y su gente es bienvenida.

Inmediatamente pude ver la sutil cara de disgusto del padre de mis amigos y de algunos del público presente, aunque también había otros con una expresión que resultaba la mezcla de emoción con incredulidad. Por mi parte, no sabía qué opinar ni qué cara había hecho.

—Lamentablemente desde el fallecimiento de mi madre, la Emperatriz Ilaria, varias cosas cambiaron y parece que hemos desamparado a Sol Rojo, cuando en realidad deberíamos apoyarlos.

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⏰ Última actualización: Nov 17, 2023 ⏰

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De Magia y Catarsis: A través de la grieta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora