Ronnie || Harry Potter

|Prólogo|

Los Weasley tenían seis niños. Cinco hijos y una hija.

Bill era el hijo mayor. Un talentoso y apuesto mago, que trabajaba en los rincones más peligrosos del mundo mágico como rompe maldiciones.

Charlie era el más valiente y salvaje de los seis, trabajando en una reserva de dragones en Rumania, arriesgando su vida para convivir con las majestuosas criaturas.

Percy era de los más listos, siendo el que estaba mas cerca de obtener un puesto en el ministerio y en un futuro ser el primer Weasley en ocupar el cargo de ministro de la magia.

Los gemelos, Fred y George, eran los más creativos de los hermanos. Con una variedad de bromas y creaciones, planeaban abrir una tienda para los próximos años.

Todos los hijos Weasley eran lo que muchos padres soñaron. Hijos muy talentosos y brillantes, atractivos y con un enorme potencial. Nunca se imaginaban un escenario en el que ninguno de ellos destacara.

Y finalmente estaba la única hija, la más joven de todos los hermanos.

Ronnie.

Quién no tenia permiso de practicar magia en la casa, ya que tenia la mala costumbre de transfigurar sus lindos vestidos en camiseta y pantalones.

Quien no salía jamás de casa, siempre al cuidado de su familia. Era posible que incluso no vaya a Hogwarts. Al ser hija de magos, podían educarla en casa.

Quien no podía hablar sin que le den permiso para hacerlo, y solo algunos temas de conversación, ya que a veces decía cosas que mamá le había dicho que no podía decir.

Ronnie, quien realmente era un niño, pero estaba sindo obligado a vestirse y actuar como mujer por un capricho enfermizo de su madre.

Quien en paz descanse, ya que hace poco falleció junto a su padre por la viruela de dragón.

Ahora, la pequeña Ronnie quedó al cuidado de todos sus hermanos, los cuales están ansiosos de jugar con la pequeña muñequita de mamá, tal vez destrozarla en el camino.

Ya que después de todo, los juguetes están para entretener a los niños.