El día tan esperado por generaciones había llegado, Leonarda estaba en su hogar de ramas y telarañas bastante desgastadas gracias a los años que habían en ese lecho, creado principalmente para la protección del ser que hoy daría sus últimos pasos en estas tierras. Leo se sacó su gorra típica y ordenó su cabello con su cepillo para ponerse un sombrero de mago a cambio de su amado gorro rojo, se miró un segundo en un espejo y sonrió a si misma
-Hoy es un gran día, tu trabajo no será en vano maestro...-
Tras decir eso tomó su linterna y a un paso tranquilo se presentó dónde el gran ser de luz descansaba, había dejado de comer hace ya unos días y su cuerpo demostraba su falta de energía, más eso no lo hacía menos magnífico
"Ya es hora, señor Killer"
Unos golpes con sus patas en la tierra bastaron, para ver cómo la criatura movía su cuerpo muy lentamente en intención de levantarse, Leonarda comenzaba su más grande misión ahora, debía cruzar la isla con Killer hasta donde podrá descansar en paz... Pero ella sabe que aún falta algo, así que Killer tendrá que aguantar un poco más
El trayecto había comenzado como lo previsto, la noche había caído y las arañas se habían reunido haciendo un pequeño pasillo de honor para el Gran ser del abismo. Killer caminaba en medio como si casi flotara, las viudas negras decían en voz baja sus agradecimientos por pisar esa parte de la isla y le deseaban el viaje al más allá pleno y tranquilo
Leo caminaba en frente de Killer indicándole con sus pisadas dónde se dirigían, comenzaban el segundo trayecto, pero notó como una mariposa detuvo el caminar de Leonarda
-Me llamo Vandal, vengo a acompañar a El ser del abismo con el cuerpo de su amado, la última voluntad de Rich era ser llevado dónde Killer estará sus últimos momentos con nosotros- la mariposa sentenció con mucho dolor teniendo en brazos un tipo de manta con lo que parecía un cuerpo
Leo lo observó unos segundos y asintió
-ellos podrán irse juntos, los llevaremos-
Apenas Leonarda dijo esa frase múltiples luces cubrieron el camino del gran Killer, grandes y pequeñas, todas de colores cálidos, las luciérnagas habían inundado el valle, prendiendo sus luces para acompañar a las arañas en su trabajo. Cómo cada primavera
Vandal comenzó a volar a un costado del desfile siguiendo el paso con Rich en brazos. Le era inevitable llorar a cántaros mientras escuchaba como la música comenzaba
La araña guía, Leo se sorprendió ante la interesante melodía, hasta que notó unas abejas, comenzaron a entonar gracias a unos hilos un dulce silbido de cuerdas que acompañaban los pasos del gran Killer, por ahí se podía observar a Quackity acompañar esa banda sentado en una rama, estaba segura que el fue quien planeo ese hermoso sonido para su adorado Killer. Leo agradeció con la mirada para seguir su trabajo
Las luciérnagas iluminaban el cielo como si todo fueran estrellas, pero sorpresivamente el cielo no se plagaba de ellas, no había nubes... Más tampoco estrellas. Solo eran las luces flotantes y el gran sol que caminaba en su último desfile por esas tierras
La caminata fue muy larga, Leonarda prometió poder pasar por cada pueblo que Killer pudo haber pisado alguna vez en una forma de despedida, se sentía tan realizada que el cansancio no lo notaba, sus piernas se movían comunicándose y avanzando que simplemente su mente estaba en otro lado. Vandal seguía cerca de ellos más está vez en el lomo de su fiel cariño Kaky, quien lo llevaba en su espalda avanzando rápidamente por tierra. En sus brazos aún reposando un cuerpo de su gran amigo quien aún podría sentir vivir, ya que se rehúsa a irse sin su gran amor...
Leonarda veía a lo lejos el lugar donde terminaría todo, sus ojos veían emociones encontradas, un gran dolor de ver partir un ser tan impresionante y la emoción de el reinicio de un ciclo. Mientras divagaba notó como arañas, saltamontes, abejas, polillas, mariposas, mosquitos, un alacrán el cual tenía en sus brazos una mariposa que se veía muy cansada y muchos más insectos llegaban al encuentro, cada clan en un árbol observando cada paso de killer muchos con sus rostros serios, y otros con unas sinceras lágrimas que caían en madera y en la tierra. La guía se sorprendió aún más por ese hecho, jamás había leído o escuchado de algo parecido, estas ceremonias con regularidad solo asistían las arañas y luciérnagas, las destinadas a este cargo. Leo mientras caminaba no podía evitar largar más de alguna lágrima... Que sorprendentemente no eran de ella, ella solo expresaba lo que alguien más sentia