Fake love

DESEOS LATENTES

Un ruido me despertó. Fue como el choque de un objeto de cristal. Me incorporé rápidamente y observé mi cama, donde se suponía que debía estar Sofí, pero estaba vacía.

—¿Sofí?

Sofí no estaba en ella. ¿Habrá provocado el ruido ella? Me levanté de la cama con cuidado de no hacer ruido, pues la morsa moribunda seguía durmiendo en el salón. El ruido era proveniente de la cocina. La puerta estaba entornada y se dejaba ver un rastro de luz por el hueco. Abrí la puerta lentamente y vi a Sofí de pie junto al fregadero parecía algo molesta, tocaba su labio inferior y junto a ella, había un vaso roto. Ella se giró para recogerlo y entonces se dio cuenta de mi presencia.

—Perdón...¿Te desperté?

Quería decir que sí pero por experiencia eso suele sentar mal, pero si niego sería muy obvio, así que desvié la conversación.

—¿Qué ha pasado?—miré sus labios.

—Me desperté y pensé en ir a beber agua, pero no me di cuenta de que el vaso tenía un corte y al beber me corté el labio. Al centrarme en el dolor, dejé caer el vaso y se rompió... Lo siento—dijo cabizbaja.

—No te preocupes. Déjame ver—levanté su mentón y pasé mi pulgar sobre su labio inferior.

Tenía una pizca de sangre y llevaba un buen corte, eso le dejará marca, seguro.

—¿Qué pasa? ¿Tengo mucha sangre?

Negué con la cabeza.

—No es mucha, aunque probablemente te deje cicatriz.

—Bueno...

De pronto, ella se lamió su labio. Y por alguna extraña razón eso me aceleró y no precisamente el corazón, y por seguridad me aparté rápidamente. Ella ladeó la cabeza y enarcó una ceja.

—¿Qué te pasa? No muerdo, lo juro—rio—a menos que tú quieras—me guiñó un ojo.

—Qué graciosa—rodeé los ojos.

¿Cómo se sentirá que me muerda? Quiero ver su reacción al pedírselo.

—Está bien. Hazlo.

—¿Qué?—preguntó confusa.

—Vamos, adelante, muérdeme—ella se sonrojó—¿No decías que no mordías a menos que yo quiera? Pues resulta que sí quiero—me crucé de brazos.

—¿Eres masoquista o algo así?

—Tal vez—me encogí de hombros— pero ahora...—me acerqué a ella hasta estar prácticamente pegados—muérdeme—le levanté el mentón.

Pensé que ella se sonrojaría y me apartaría, pero en su lugar puso una sonrisa pícara. Eso no puede significar algo bueno. Me agarró del cuello y me acercó a ella hasta estampar sus labios contra los míos. Creo que tenemos conceptos diferentes de "morder" pero no me desagradó en absoluto. Y cuando creí que profundizaría el beso, ella mordió con fuerza mi labio inferior. Automáticamente me aparté.

—¡Ay!—toqué mi labio, tenía un poco de sangre.

—Ups, creo que me pasé—no parecía muy arrepentida—. Pero era lo que me pediste,¿no?

Solté una risa seca. Tenía razón.

—Homestamente no pensé que lo harías ni mucho menos esto—lamí mi labio para retirar la sangre.

—No sabes de lo que soy capaz.

—Ah,¿no?—me acerqué a ella hasta estar prácticamente pegados—¿Y qué tan capaz eres de llegar?