IX

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Yo, que salté al vacío de tus labios,

precipitándome en tu cuello.

Yo, que me deslicé entre tus demonios y los derroté,

yo, que me arranqué la piel a tiras para hacerte una cobija,

yo, que nadé en tus lágrimas para salvarte y me dejaste ahogarme.

Y naufragué.

Yo, que arriesgué todo y me perdí.

Perdí.

Poesía para ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora