Capitulo 3

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Buenas, en los ratos libres que tuve me puse a hacer este cap, espero que lo disfruten.

Nombre: Bell Cranel
Nivel: 1
Familia: Hestia
Fuerza: 89
Resistencia: 107
Agilidad: 158
Destreza: 125
Magia: 0
Habilidades:
Aprendizaje rápido: La velocidad de aprendizaje se ve aumentada en gran medida mientras el objetivo del portador se mantenga.

Hestia, con los ojos bien abiertos, mira sorprendida a Bell "¡¿En serio, Bell?! ¿Cómo puedes tener esas estadísticas si solo ha pasado una semana?

Bell ríe, un poco apenado. "Bueno, parece que estoy mejorando más rápido de lo que pensábamos. La habilidad de aprendizaje rápido es una locura, ¿verdad?"

Antes de que Bell parta hacia el calabozo, Hestia le da un abrazo. "Bien, héroe, diviértete allá abajo. Y no te preocupes, estaré aquí esperando a que vuelvas con más historias épicas".

"¡Cuente con eso, jefa! No sé qué me depara el calabozo hoy, pero con tus ánimos, seguro que lo enfrentaré con estilo".

Ambos se ríen mientras Bell camina hacia la entrada del calabozo, listo para más aventuras y desafíos.

Esta es la primera vez que escribo una pelea así, no esperen mucho.

Bell, se encuentra en el piso 7 cuando de la nada, una sombra imponente se materializa en la oscuridad: el Minotauro. Sus ojos brillan con una malévola inteligencia, y su presencia emana una amenaza inminente. Bell, aunque siente un escalofrío recorrer su espalda, se prepara para el enfrentamiento.

El Minotauro, con un rugido ensordecedor, carga hacia Bell, sus cuernos amenazadores destacándose en la penumbra. Bell, con agilidad sobresaliente, se desliza entre las embestidas, respondiendo con hábiles cortes que chocan contra la armadura de su colosal adversario.

Cada choque de metal resuena como un trueno en la penumbra, y la sangre se esparce en el suelo del laberinto con cada impacto certero. El Minotauro, feroz y despiadado, no muestra signos de ceder, obligando a Bell a un juego mortal de esquivar y contraatacar.

El sudor se mezcla con la sangre en el rostro de Bell, pero su determinación no flaquea. A medida que la batalla se prolonga, las heridas en ambos contendientes se multiplican, pintando un cuadro vívido de la brutalidad del enfrentamiento. El laberinto se convierte en un campo de batalla donde la vida y la muerte bailan en un precario equilibrio.

El Minotauro, aunque robusto y salvaje, comienza a mostrar signos de fatiga. Las heridas infligidas por las dagas de Bell debilitan su resistencia. Sin embargo, cada embestida y golpe aún lleva consigo una fuerza descomunal.

En un giro inesperado de la batalla, el Minotauro, logra acorralar a Bell. La bestia, desesperada por cambiar el curso del enfrentamiento, desata una serie de embestidas y golpes despiadados que dejan a Bell al borde del abismo.

Bell, exhausto y con heridas que empiezan a nublar su visión, se tambalea bajo la presión del asalto del Minotauro. Sus dagas parecen pesar toneladas, y cada intento de esquivar se convierte en un esfuerzo sobrehumano. En un momento crítico, el Minotauro prepara un golpe final que podría sellar el destino de Bell.

"NO MORIRÉ!!!!!"

La determinación renace en los ojos de Bell. A pesar del agotamiento, logra bloquear el hacha del Minotauro, sus dagas se elevan una vez más, y sus movimientos, aunque fatigados, recuperan la agilidad de antes.

Bell, con una mezcla de agotamiento y valentía, encuentra un segundo viento. Cada corte, cada movimiento, está imbuido de una determinación férrea. La sangre de ambos colorea el suelo en una danza macabra, pero Bell no se deja intimidar por la ferocidad del Minotauro.

En un momento épico, Bell esquiva una embestida final del Minotauro y, con un giro, hunde sus dagas en la vulnerabilidad expuesta de la bestia. Un rugido agonizante llena el laberinto mientras el Minotauro cae derrotado, su formidable figura desplomándose en el suelo.

Bell, empapado en sudor y sangre, yace acostado en el piso, aferrándose a los bordes de su consciencia, cuando logra ver a alguien acercándose a él. La figura se acerca lentamente, y Bell, aún desorientado, trata de enfocar la mirada. Una silueta femenina emerge de la penumbra, revelando a una joven de apariencia imponente con una espada en la cintura.

La joven se acerca con paso decidido, y Bell, con sus fuerzas agotadas, levanta la mirada para encontrarse con unos ojos azules serenos, que parecen contener un misterioso resplandor. Ella se arrodilla junto a él, y sus ojos se encuentran en un instante de conexión silenciosa.

"Bien hecho", dice ella con una voz suave pero firme. Bell asiente débilmente, tratando de recuperar el aliento.

"Gracias... ¿quién eres?" murmura Bell, sus palabras apenas audibles. Ella sonríe levemente, como si encontrara gracia en la pregunta.

"Soy Aiz Wallenstein de la familia Loki", responde, y su nombre resuena en el laberinto como una melodía intrigante. "He observado toda tu batalla, me sorprende que puedieras derrotar a un minotauro"

Bell siente un leve rubor en sus mejillas, mezcla de agotamiento y gratitud. Aiz extiende su mano, ofreciéndole ayuda para levantarse. Bell acepta con una sonrisa cansada, y en ese simple gesto, un vínculo se forma entre ellos.

"Soy Bell Cranel de la familia Hestia, gracias por la ayuda Aiz-san" 

"Creo que necesitas descansar", sugiere Aiz, y juntos comienzan a caminar fuera de la mazmorra. Bell se apoya en ella, agradecido por su apoyo, ganando un ligero sonrojo en las mejillas de la joven.

"Esta no será la última vez que nos encontremos, Bell Cranel. Pero por ahora, permíteme guiarte fuera de este laberinto".

Bell asiente, agradecido por la promesa implícita en sus palabras. Juntos, con el Minotauro derrotado detrás de ellos, comienzan a caminar hacia la salida, el sonrojo en ambos jovenes marcando el camino hacia un nuevo capítulo que se despliega entre el sudor y la sangre de la batalla.


No se muy bien como escribir romance, así que espero que haya quedado bien la escena con Aiz.

El Despertar Del HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora