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Algo en su interior se removió al verla así, escuchó a su lobo decir que aquella Omega era hermosa, y no pudo controlarse cuando su lobo interior tomó el control de su cuerpo, apenas reaccionó que había cambiado cuando se vio en cuatro patas acercándose a Sana.

Mina vió todo totalmente sorprendida, aquel nuevo lobo, oscuro igual que que el cabello de Tzuyu, avanzó con cuidado y apartada un poco de el melancólico lobo de su amiga, se anunció con un suave aullido, de unos pocos segundos.

La Omega alzó sus orejas al mirarla, la Beta se acercó con lentitud, manteniendo una postura sumisa, los lobos fueron al encuentro, el lobo de Sana lo olió en cuello, orejas y parte del lomo, y la Alfa pelinegra frunció el ceño confundida al verlo mover el rabo, y su boca se abrió un poco cuando la Omega lamió las orejas de la Beta en un gesto de cariño.

El lobo más oscuro, más grande que la Omega pero pequeño comparado al lobo de un alfa, olfateó entre el cuello y el hombro del otro, y también dejó lamidas que parecieron dolerle a Sana, ya que soltó unos leves lloriqueos, pero no se apartó, por el contrario, permaneció allí, hasta que su llanto calmó con aquellos besos.

La Beta se apartó momentáneamente, sus oscuros ojos se encontraron con los azules de la Omega por un segundo.

Alzó su cabeza hacia el cielo y aulló con seguridad.

La Omega volvió a mover el rabo ligeramente, antes de acompañarla y aullar con ella.

Su canto era diferente al de hacia unos momentos, no era melancólico, no era triste, era más similar al canto que hacen las parejas luego de que fueron unidas por un lazo, era sencillamente hermoso.

Y Mina parecía confundida, anonadada, porque no podía creer que aquello estaba pasando.

Su abuela siempre le contó de tantas leyendas, y entre ellas, la de la Omega y Beta que eran predestinadas, y en su mente, es historia tenía imágenes similares a lo que estaba presenciando en ese momento.

Le hacia pensar tanto en aquel antiguo relato, que tenía algo de esperanza, de que quizás en esa historia esté la forma de salvar a su amiga.

El aullido de la Omega flaqueó, los corazones de las otras dos se detuvieron, el lobo se tambaleó unos segundos hasta que con lentitud tortuosa, cambió a ser una chica rubia.

Con más rapidez que nunca en su vida, Tzuyu también volvió a su forma humana y sostuvo el cuerpo de Sana antes de que esta pudiera caer, sintió un escalofrío cuando su piel, sudorosa y fría, tocó la propia, puesto que las prendas se habían ido en cuanto cambiaron a su forma animal.

La respiración de la Beta era agitada, abrazaba a Sana contra sí como si la conociera de hacía siglos, como si tuviera un tesoro entre los brazos, su corazón latía agitado y sus mejillas estaban calientes, el olor de la Omega era suave, era sutil y también hermoso, olía a fresas, y a flores, era un aroma tan fresco en una situación así, que en su mente se comparó a una brisa fresca en una ciudad atestada de gente.

El delgado y débil cuerpo de la Omega tembló ligeramente, y Tzuyu sólo pudo abrazarla un poco más cerca para darle calor, ya que estaba fresco, sus ojos azules de abrieron ligeramente, su nariz aspiró el cuello de la Beta, un olor sutil, imperceptible.

—Madera—murmuró.

Sus ojos fueron hacia su rostro, Tzuyu nunca había visto unos ojos así, parecían tristes, pero eran de un color tan hermoso, que deseo verlos cuando estos tuvieran felicidad, pensó que serían maravillosos.

Sana no sabía quién era aquella extraña, pero su tacto le daba seguridad, sus ojos se encontraron y Sana se confundió cuando escuchó a su lobo decir internamente:

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⏰ Última actualización: Nov 20, 2023 ⏰

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𝐎𝐮𝐫 𝐋𝐚𝐬𝐭 𝐃𝐚𝐲𝐬 - 𝐒𝐚𝐭𝐳𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora