Capítulo 1

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—El que tenga miedo de morir que no nazca.

—Satoru, baja de la mesa. —Suguru tiró de su camisa, tratando de evitar que su mejor amigo hiciera más escándalo del que ya estaba haciendo.

Era una de esas noches donde salían a beber luego de un día largo en el trabajo, ambos eran maestros y tratar con niños era muy agotador. Se suponía que tomarían un poco de sake y luego se irían a casa como los adultos responsables que eran, pero Satoru no era responsable y si bien era un adulto no sabía comportarse. Tal como ahora, que estaba subido en la mesa del restaurante de barbacoa mientras plocamaba a gritos que no le temía a la familia Itadori.

No tener vergüenza era una de las tantas cualidades de su amigo, otra cosa que admiraba hasta cierto punto era su falta de instinto de supervivencia; y es que si él lo pensaba con detenimiento, intentar meterse con el nieto del clan Yakuza de la ciudad era poco menos que un suicidio. Menos por parecer una forma noble de morir, ya saben: por amor. Suicidio porque estaba más que cantado que en cuanto el líder, Wasuke Itadori, y el hermano mayor en cuestión del susodicho amor de su vida (según Satoru) lo iban a mandar a matar y despellejar como un animal en cuanto se enteraran de su intento de cortejo hacia el chico lindo de la panadería.

Ese era Yuuji Itadori, un joven de apenas 20 años de edad que trabajaba en la panadería que su abuelo le había obsequiado ni bien termino la preparatoria, o eso decía el portafolios que Gojo se había molestado en darle para que entienda bien la presentación en powerpoint que había hecho. "Mi futuro esposo" decía aquella más que horrible exposición que tuvo que ver a la fuerza, en ella había fotos de Yuuji y un sin fin de imágenes sacadas de Pinterest con ideas para la futura ceremonia.

"Ve preparando una carpeta para ver qué hacemos el día que te maten" Ese fue el comentario que le habría dicho ni bien termino ese vídeo espantoso que resaltaba la deficiencia psicológica que se cargaba su mejor amigo.

Luego de ese día Geto tenía el número del Psiquiátrico en marcador rápido en caso de emergencia y había optado por darle los detalles a Ijichi por si lo denunciaban, alegarían demencia en la corte. Porque eso hace un amigo, no como Shoko que quiso denunciarlo ella misma por acoso.

En fin, dejando esas estúpidas anécdotas que tenía que vivir por haber decidido hace años juntarse con Satoru en vez de con Nanami, era su karma se decía, haciendo todo eso a un lado; hasta hace pocos meses el no veía capaz a Gojo de enfrentarse a Yuuji porque aunque no lo pareciera Satoru era alguien tímido.

Demente y con un par de jugadores menos en la cabeza, pero tímido a fin de cuentas.

Creía muy firmemente que los cerdos volarían antes de que Gojo tuviera las pelotas de ir a la panadería y pedirle una cita al chico.

O eso pensaba hasta esa noche.

Porque después de esa vergonzosa escena en el restaurante el dueño se canso de Gojo y los saco de una patada, ese impulso y el alcohol en su sistema fue más que suficiente para que Satoru emprendiera viaje a las corridas hacia dirección de la panadería.

Trato, jura que trato de detenerlo, pero cuando comprendió lo que estaba pasando ya era muy tarde. El niño borracho de Gojo estaba golpeando muy entusiasmado la tienda y el escandaloso ruido de la cortina de chapa no era alentador.
Y cuando menos lo espero la alarma de seguridad y las sirenas de policías los rodearon y en un dos por tres ya estaban en la estación de policía.

—¡Exijo mi llamada! —Gritaba agarrado de los barrotes Satoru.—, ¡En las películas siempre dicen que tienen derecho de una llamada! ¡Exijo mi derecho de llamada!

Suguru, quien estaba sentado en el mugroso banquito que tenía esa celda, se masajea la sien tratando de hallar la paz. Por culpa de Satoru era probable que a la mañana siguiente no tuviera empleo.

A prueba de todo || GOYUU || JUJUTSU KAISEN AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora