𝐒𝐞𝐫𝐩𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞

8.

Lágrimas saladas caían una y otra vez por los ojos mieles de la menor de los Sano.

No pudo evitar sentir culpa, miedo, e impotencia al ver a su amigo sacrificándose por ella y no poder hacer nada; estuvo demasiada concentrada sus pensamientos que no sintió cuando el Hanagaki le protegió, simplemente sucedió.

Se levantó de la calle sentándose y yendo a ver el estado de su amigo, quién se estremecía al sentir el líquido espeso recorriendo su rostro. Se nota que solamente quiere irse a su casa, sentarse con su mascota, y estar tranquilo.

Emma estaba hablándole, no entendía casi nada de lo que la adolescente decía, su cabeza dolía como los mil demonios.

Ahora tenía una razón más a la lista del por qué odiaba a Tetta Kisaki.

Podía sentir el toque tembloroso de la pelidorada, esta trataba de que él se levantara con cuidado, lo que logró con éxito pero provocó más incomodidad al chico.

Mierda, mierda, y más mierda.

¿Quién cuidará a Stanley si tu no estás, baboso?

Trataba de mantenerse consciente repitiéndose eso una y otra vez, no podía evitar renchinar los dientes ante el escenario de la serpiente enrollada sobre su tumba. No, eso si que no.

–Takemichi – La chica sollozó – Porfavor no cierres tus ojos, en un momento viene Mikey.

Era tan difícil para el algo que la chica le estaba pidiendo con demasiada simpleza, lo entendía, ella estaba asustada por lo que le fuera a pasar a su amigo.

Para Takemichi ser golpeado con total descaro, fue inesperado, pero sentía como si le estuvieran pinchando con algo demasiado filoso repetidas veces y sin dejar pasar que también estaba sangrando bastante. El tenía una resistencia increíble pero no sabía si podría soportar un golpe crítico como este.

– Emma-chan. – Llamó y la chica de una vez le presto atención, limpiándose sus lágrimas, pero era inútil porque volvía a llorar. – Porfavor, cuida de Mikey-kun y Stanley junto Hina-chan, ¿Está bien? – La rubia como pudo asintió, su acompañante se dejó caer en el hombro de la chica, sabía que no podría cargarlo porque seguía presa del pánico y se encontraba sin fuerzas ahorita mismo.

Él entendía, después de todo. Emma no esta acostumbrada a presenciar cosas como estas. Y al ver a su amigo ser una víctima en una situación así claro que va a tener ansiedad al no saber que hacer. Escuchaba a Takemichi soltar quejidos, lo que la mantenía algo tranquila al saber que el chico no estaba inconsciente. Comenzó a moquear, trataba de mantenerse fuerte, pero costaba demasiado, un peso enorme apodado culpa estaba sobre ella.

– Emma-chan. – Escuchó la voz de él pelirubio. – No te culpes, nada de esto es tu culpa.

– Pero, Takemichi...

– Pero nada, tu no fuiste quien me golpeaste, tu no fuiste quien planeó esto, y mucho menos lo esperabas, conserva la calma ¿Si? Te prometo que no pasará nada.

La fémina le volteo a ver con los ojos aguados y rastros de lágrimas en su rostro.

– ¿Por el meñique?

El de ojos mar soltó una pequeña risa, aun la Sano seguía siendo una niña.

– Por el meñique.

La chica soltó una pequeña sonrisa mientras sobaba la espalda de el mayor, tratando de alguna manera de que no se concentrara tanto en el dolor.

– Takemichi.