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7 de Junio del 2013
Pueblo del Norte
¡Que colorida y armoniosa era la primavera!
Sobre todo en este bello pueblo del norte donde las golondrinas cantaban alegrando la mañana, los dientes de león acompañaban el recorrido de la brisa fresca por las casas, los niños corrian por doquier cantando alegres canciones dedicadas a tan acogedora estación. Pasaron diez largos años desde que Eloise Hatman había tomado la decisión de dejar este pueblo e ir a un nuevo lugar para formar una nueva vida lejos de lo que la atormentaba. El cariño por dicho lugar era indiscutible, quienes conocian a Hatman podrian coincidir, pero quienes no . . .
Es curioso que justamente hoy sea 7 de Junio.
¿Qué ocurrió un 7 de Junio?
La vida es como un juego de ajedrez, nunca sabras cual será el próximo movimiento de tu oponente, ni cuando es que hara precencia frente a tu rey. Un movimiento en falso puede costarte la victoria del juego. Una mala decisión puede ser el camino a tu perdición. Aferrarse a la victoria es perjudicial pese a que todas tus fichas se han terminado. Solo te hundes en tu cruel mentira de que saldras victoriosa de la situación.
No hagas crecer una flor que no puede florecer, en un sueño que no puede hacerse realidad.
Si queria alejarse de lo que la atormentaba, ¿Por qué volvio?. . .
— ¿Otra vez por aquí Hatman? Creí haber escuchado que no regresarias— los motivos pueden ser muchos, pero solamente existe uno y ella lo sabe.
— Algunos motivos me obligaron a regresar, anciano — responde firme ante la potente mirada que le cuestionaba.
Él la invita a pasar a su casa esbozando -por ahora- una sonrisa amable. Recorren cierto lado del lugar hasta llegar a un gran jardín con un arból de cerezo que lo hacia lucir hermoso. Bajo dicho arból, estaba una mesa y dos sillas a su costado; ambos tomaron asiento, bebieron un poco de té mientras conversaban como en los viejos tiempos.
Vagos recuerdos vinieron a la mente de la joven.
— Así que "anciano". . . No dejarás de llamarme así, ¿Verdad Weezie? — algo distraida ella asiente y bebe un poco de su té. — Has cambiado mucho, ya no eres la traviesa y escandalosa jovencita que corría tocando la puerta de los vecinos en medio de la madrugada.
Takihiro Gaimu, el ancino, suelta una carcajada al recordar las regañadas que Eloise recibia de los vecinos despúes de perturbar sus horas de sueño.
— Me temo decir que no, he cambiado lo suficiente para que nadie me reconozca — él asiente no tan convencido con su respuesta.
— ¿Te casaste? Tu madre me comentó que tenias dos fuertes niños y una princesa.
— Si, me case hace 13 años con Anthony Meredith.
— Anthony . . . ¿Eres feliz? — la pelinegra miro a un punto fijo por unos segundos. Medito su respuesta pensando en la reaccion del anciano.
— Por suesto, soy feliz a lado de Anthony.
— Mientes.
— ¿Qué?
— Te asienta el cabello corto, crei que mantendrias tu larga cabellera de hace veinte años, Weezie. Si . . . — podemos negarlo una y otra vez, pero en el fondo decimos todo lo contrario.
Sus bellos ojos azules la delataron.
—No . . .— interrumpe Eloise ante el comentario de Takihiro. Su corazón se estrujó al recordar la Eloise de hace veinte años. Un sentimiento de nostalgia y temor la termino invadiendo.
Cansado de esuchar la misma respuesta, Takihiro exclama con frustración lo que se venia reteniendo estos diez ultimos años:
— ¡Te podrás engañar a ti y muchos más Eloise, pero a mi no! . . . ¡Tú y yo sabemos perfectamente porqué regresaste! . . . No te mientas más Weezie, no tuviste la culpa de nada.
El cálido ambiente que reinaba hace unos momentos, se esfumó en un abrir y cerrar de ojos ante tal comentario. Eloise lucia aterrada, nerviosa, culpable . . .
Dicen que el peor enemigo del ser humano es su propia conciencia, ¿Será verdad? . . .
Vivir con culpa y desprecio solo hace querer aislarnos y desaparecer. La muerte es la opción a la que más se transcurre en estos casos, pero no es la correcta. Las noches sin dormir, el sobrepensar de sus acciones, el desprecio de sus padres, el rechazo de sus amistades, la sociedad y ella . . .
El amar y querer no es igual.
No tenias la culpa de nada Joan, no tenias la culpa de solo ser tú.
¡Corre! . . .
Alcohol . . .
Te quiero mucho . . .
Quiero estar bien contigo, no te vayas . . .
¿9? . . .Solo lo sabes tú . . .
Abrázame fuerte por favor . . .
Perdóname . . .
Adiós.
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Mi Única razón para vivir
RomanceUn pequeño manuscrito generaria la desgracia no solo de ella, sino tambien de él. Una serie de acontesimientos dejaria marcada para siempre la vida de Eloise Hatman obligandola a dejar su preciado pueblo. Aquellos bellos y malos recuerdos quedaron e...