Cojeaba hacia el vestuario de manera dolorosa mientras lágrimas de dolor resbalaban desde sus mejillas, que a simple vista parecían sudor. Pablo se sentía horrible, casi no podía aguantar su propio peso, le dolía como nunca. Se sentó en uno de los banquillos del vestuario y dejó escapar un sollozó, ese dolor no le traía ninguna buena señal, pero aún mantenía la mínima esperanza de que no fuera tan grave.
Vio a los médicos de la selección acercarse con varias herramientas, empezando a revisarlo cuidadosamente mientras el trataba de aguantar su llanto. Las caras de preocupación y tristeza no le traían nada bueno.
—Lo lamentamos mucho, tienes el ligamento cruzado de tu rodilla roto. Muy probablemente tu temporada acabo acá chico—Dijo con sinceridad uno de los médicos, mirándolo con lastima.
Incluso sintió ganas de vomitar, sintió que dejó de escuchar los gritos del estadio mientras sus ojos se cargaban de más lágrimas de no solo un dolor físico, ahora se sentía mucho peor.
—No puede ser, no puede ser ¡Tengo que jugar!—Dijo entre sollozos mientras enterraba sus uñas en la palma de su manos, aún con los guantes se sentía clavadas mientras lloraba.
Estaba muy conciente de que esa era una de las peores lesiones en la que podía caer, no sólo sentía tristeza y frustración, si no también miedo.
Pronto el vestuario se empezó a llenar, indicando el descanso del partido, pero sinceramente en esos momentos no quería escuchar a nadie. Varios de sus compañeros se acercaron y no quería parecer egoísta, pero se sentía terrible sin posibilidades de querer escuchar o ver a alguien.
Íñigo fue quien lo acompaño en carro hasta Madrid. El viaje fue demasiado silencioso, era evidente que no tenía ganas de hablar y el mayor respeto aquello. Esa misma noche estaba en el aeropuerto de Madrid, reconociendo a varias personas de la Federación, pero realmente no estaba prestando demasiada atención. Ahora tendría que viajar en avión y se sorprendió al ver que Íñigo viajaría con el, estaba agradecido por ello.
—Gracias...—Le murmuró, eran las 3 a.m en cuanto llegó a Barcelona y estaba avergonzado de molestar a Íñigo así, aunque sinceramente no estaba pensando mucho en eso.
—No te preocupes. Verás que pronto te mejoras, nos veremos pronto. No te desanimes Gavi, tu puedes—Dijo el mayor revolviendo su pelo con cuidado.
Horas más tarde, se encontraba en una camilla tratando de no soltar quejidos de dolor mientras el médico lo tocaba, también le hacían otros exámenes para determinar completamente la lesión.
Temía lo peor en cuanto vio a los médicos preocupados, con hojas en manos y su diagnóstico terminado.
Uno de ellos se acercó con unos papeles en manos, con una mirada de preocupación y mucha seriedad.
—Tienes una rotura completa del ligamento cruzado anterior en tu rodilla derecha y una lesión asociada al menisco externo. Lo lamento muchacho, pero te perderás la temporada. Como sabrás es una lesión muy grave, requiere de una recuperación cuidadosa y una cirujía. Deberás estar mínimo seis meses de descanso, pero debes recuperarte bien, así que estarás fuera unos ocho meses...—Le informo el médico, mientras el lo miraba perdido.
Se quedó desde la parte de rotura completa del ligamento cruzado. Pensaba que no podía tener peor suerte en esos momentos. Era una de las lesiones más graves en las que pudo haber caído.
—¿O-ocho meses?...Pero...no...eso es demasiado...—Dijo entre murmuró en un estado de sorpresa.
El fútbol era su vida, su trabajo y su pasión. Aguantar toda la temporada sin jugar sería completamente insoportable para el.
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Siempre por mi y ahora por ti
FanfictionPablo se sentía tan aturdido por una razón que Pedri había vivido bien. Hoy y durante los nueve meses que siguen, Pedri estaría cerca suyo más que nunca.