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cap 25

"Puaj… ."

Al escuchar un gemido como de dolor, como aturdido fue y abrió la puerta del armario.

Allí, Kalisten estaba atado y atado, tirado en el suelo con restricciones.

Tenía los ojos cerrados como si se hubiera desmayado.

Vi sangre seca en su frente y, sorprendido, sin darme cuenta pasé la mano por encima.

Abrió mucho los ojos y retrocedió, encogiéndose de hombros. Luego me miró y había algo extraño en su expresión.

"¿Estás bien?"

Kalisten parecía confundida. Entonces me di cuenta de lo que estaba mal mientras quitaba las manchas de sangre seca de sus ojos con mis manos.

—Ya era mujer.

“Oh, eh…. eso… ¿Encantado de conocerte…?”

Luego empezó a mirar fijamente. Al mismo tiempo parecía tan confundido como yo. Entonces traté de desarmarlo con una gran sonrisa tímida.

"Ya que no puedo desatarte, ¿puedo limpiarte la frente?"

Luego asintió lentamente

Justo cuando Alexis Rainier había echado agua de la cisterna antes, mojé una toalla seca en agua y me acerqué a Kalisten.

Se sentía como un gato callejero observando mis acciones.

"¿Estás adolorido?"

"No."

"Qué alivio."

Sonreí reflexivamente cuando hicimos contacto visual y él frunció el ceño.

Entonces, le limpié suavemente la frente y él frunció el ceño más profundamente.

"Ey."

"Sí."

“¿No viste a alguien?”

"¿Alguien?"

“Tienen cabello rubio y ojos morados. Muy delgada y muy débil”.

"Bien… ."

“Y un hombre”.

Sonreí un poco ante su apresurada incorporación. Sonaba como si me estuviera describiendo así que mencionó una descripción para que supiera que no era yo.

“¿Estás hablando de un clasificado A?”

"Sí."

"No tienes que preocuparte por él".

Porque yo soy esa persona.

"¿Como estaba?"

"Lo trataron bien y regresó a su habitación".

Luego su expresión se suavizó notablemente.

"¿Estás bien?"

"Sí."

Después de secarse la frente, otro punto llamó mi atención. La habilidad de Alexis Rainier era fortalecer su cuerpo, por lo que cuando lo trajeron aquí, no lo habrían hecho bien. Debieron haberlo golpeado por todos lados y haberlo traído de regreso.

"¿Dónde le duele?"

"¿Eres Esper?"

"¿Qué?"

"¿Eres un psíquico con habilidades curativas?"

"No."

“Entonces no preguntes. Me duele la cabeza por el extraño perfume que rociaste”.

Alejó su cuerpo de mí. Pero el armario en el que se encontraba era estrecho, por lo que intentar evitarme era inútil.

"No me puse perfume".

"Entonces, ¿qué es este olor?"

"¿A qué huele?"

Olfateó el aire y vi que sus ojos se nublaban, luego escupió una palabra:

"No sé. Se siente raro cuando lo huelo”.

"¿Qué quieres decir? ¿Extraño en qué sentido?

Vi sangre en la nuca, así que doblé la toalla boca abajo y la limpié. Se echó ligeramente hacia atrás como un niño tímido, y cuando mi mano lo tocó, se calmó.

"Ojalá pudieras tocarme más".

"¿Eh?"

Cuando lo miré sorprendido, parecía como si acabara de darse cuenta de lo que acababa de decir y espetó:

"Irse."

"¿Oh?"

Sus orejas ardían de un rojo brillante.

"Eres un psíquico, ¿verdad, pero tu habilidad es la tentación?"

“No, en realidad no soy un Esper. ¿Qué tipo de habilidad podría tener cuando soy tan débil?

Intenté persuadirlo y él me miró como si quisiera medir mis poderes.

“De todos modos, vete. Es desagradable”.

"Oh, lo siento. No había pensado en eso”.

"No eres un investigador, ¿verdad?"

"No."

"Entonces, ¿cómo es una mujer aquí?"

“—Ella es mi juguete”.

No se escuchó ningún sonido de apertura de la puerta, pero apareció Alexis Rainier. Parecía disgustado.

"Levántate y sal".

“P-por favor libéralo, Alec-nim”.

"Toma mi mano."

"¿Qué?"

"Mano."

"Ah bien… ."

No pude evitar obedecer ciegamente sus extrañas órdenes. Entonces tomé su mano como si me rindiera y él sonrió como lo había hecho antes. Luego soltó mi mano y cortó la cuerda que ataba a Kalisten.

“Si sales, habrá un investigador. Hay alguien esperando a que despiertes”.

"Siguelos."

Alexis Rainier lo sacó de su armario y se cruzó de brazos mientras veía a Kalisten flaquear.

– pitido

La puerta se abrió y él salió. El volteó a mirarme.

Cuando me encontré con sus brillantes ojos rojos, el instinto se hizo cargo y le sonreí.

Volvió a mirar hacia adelante, como si estuviera ofendido, sus orejas estaban muy rojas por la ira.

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-Dai ฅ⁠^⁠•⁠ﻌ⁠•⁠^⁠ฅ