Acababa de sonar el último cañonazo. El que la proclamaba como ganadora de los 72º juegos del hambre, las cámaras mostraban a la chica en el centro de la arena, inmóvil y asustada con la cornucopia a sus espaldas totalmente desvalijada salvo por un banquete con agua y alimentos de calidad. Era evidente que los vigilantes querían un final épico, por lo que aquello haría que los juegos finalizasen de una vez por todas.
Llevaba 16 horas sin tomar nada de alimento y lo que quedaba en la cantimplora que los patrocinadores habían enviado se lo había ofrecido a Juss y a Tiberio. En ese punto no era alguien que tuviese pensado ganar los juegos, sin embargo el destino jugó sus cartas colocándola allí, en el centro de ese gran tablero para bendecirla con una victoria manchada con sangre.La proclamada vencedora temblaba en el suelo mientras se aferraba a la cadena con la que había terminado con la tributo del 1, Dorea, la chica que había intentado matarla desde que comenzaron los juegos, además en varias ocasiones. Estaba tan en shock que tuvo que ser una agente de la paz quien le quitó aquello de las manos y apartó el cuerpo sin vida de la tributo de la vencedora. Estuvo sin pronunciar palabra durante día y medio.
Cuando la sacaron de allí los médicos insistieron en regenerarle la piel para dejarla impoluta, como nueva, Snow quería que se viese bonita ante las cámaras y entera. Nueva, qué estupidez, nunca volvería a ser como al principio, los recuerdos la perseguirían permanentemente, tenía pesadillas y despertaba gritando de agonía, puede que ahora estuviese en un lugar parecido al paraíso pero para ella aquello siempre sería el infierno.
Estaba en la habitación hecha un ovillo cuando Ivet la representante del distrito 10 entró con una taza de chocolate cubierta de nubes para subirle el ánimo, su mentora y ella se habían pasado la noche intentando calmarla cada vez que comenzaban los gritos, los avox también tuvieron un arduo trabajo porque siempre que abría los ojos las náuseas le hacían vomitar y nunca tenía tiempo de alejarse demasiado de la cama para hacerlo en otro lugar. Cuando Ivet se sentó a su lado acariciándole con cariño las piernas, la chica levantó la mirada, tenía las ojeras hinchadas de llorar y la cara roja.
-Kassandra, cielo. Es hora de ponerse en pie, Pau y Lluc están de camino y en dos horas empieza la ceremonia. Te he traído algo para que no desfallezcas, es dulce.
-No lo quiero, no tengo hambre.- Replicó ella volviendo a hundir el rostro entre las sábanas.-Necesitas alimentarte, me aterra que desfallezcas en el atrio. Kass mírame, no lo hagas por los juegos, ni por Snow. Sé que es lo último que quieres mi niña pero por favor.
-No me entra nada Ivet. Nada de nada.-Replicó Kassandra apartando la vista de Ivet.- Cada vez que huelo la comida siento deseos de vomitar.-Es posible que te tome tiempo recuperar el apetito, sin embargo no me gusta que te mates de hambre.-Supo que aquel comentario no era acertado en cuanto cerró la boca e intentó arreglarlo.-. Piensa que en tres días habrás regresado a casa con tu hermano y tu abuela, te alejarás lo suficiente de este lugar al menos durante una temporada.
Por fin parecía que sus palabras tenían peso, Kassandra se incorporó en el borde de la cama junto a Ivet frotándose los ojos con las mangas, mostraba algo más de calma sin rozar el optimismo. Como escolta del distrito 10 durante algunos años, había sufrido cada muerte de los tributos a su cargo, sin embargo ahora que tenía de nuevo a una vencedora sentada a su lado, podía sentir las viejas heridas reabrirse en su pecho.
Apenas pudo enfrascarse demasiado en aquellos lejanos recuerdos porque las puertas se abrieron y los estilistas de la vencedora las atravesaron acompañados por un par de avox que cargaban consigo ropa y productos de belleza.-Bien, vamos con el tiempo pegado al culo y hay mucho que hacer con su aspecto así que por favor Pau asea a la chica. No quiero pelos ni en las axilas, ni en las piernas o pensarán que es un animal como los de las granjas de su distrito.-Su diseñador se puso frente a ella examinándola con dureza y esperando que la joven tuviese a bien levantarse y colaborar.- ¿Vas a quedarte ahí pasmada? ¿Es que acaso le han golpeado la cabeza en la arena?
Ivet reaccionó ante aquellas palabras frenando la mano del chico que había tomado un mechón de pelo con desagrado, observando con profunda desaprobación como sus ocurrencias no ayudaban en absoluto a que la chica colaborase.
-Hermano, pensaba que serías más gentil. No es un mono de feria ni tu maniquí personal.
-Oh vamos Ivet, mi trabajo es hacer que alguien salido de una cuadra se vea como si hubiese nacido entre nosotros, un arduo trabajo por cierto. -Olisqueó a la joven con desagrado, tenía el pelo enredado y algunas espinillas camufladas entre las pecas que a los analíticos ojos de él eran suficiente para mostrar una mueca de desagrado.- ¿Hace cuánto tiempo que no te bañas? Hieres a demonio. ¡Chst! Venid por favor, necesita un baño urgente, acondicionador para desenredar esa maraña y una loción con glitter para darle brillo a su piel. Le pondremos un vestido con escote así deseo que deje de lucir como una perdedora.
Ivet negó con la cabeza profundamente decepcionada con las palabras de su hermano menor, estaba siendo descortés y profundamente insensible, algo alimentado por una supina ignorancia ya que este nunca veía los juegos como tal y su interés se reducía al ámbito estético de estos. Su familia tenía la fortuna y el privilegio de llevar unas cuantas décadas ejerciendo como escoltas de los tributos del distrito 10, pero sus hermanos habían cambiado los papeles para poder encajar en aquel show como los nuevos estilistas por vez primera, tarea que cumplían y en la cual destacaban notoriamente.
-Llucius recuerda que hablas con una persona real, quiero que dejes esa pedantería ya.
-Ah...ignóralo, lleva toda la noche trabajando en su pieza maestra. Ha pegado tantas plumas que seguro que el adhesivo le ha podrido el cerebro.
-Dedícate a pintarla para que deje de parecer un triste fantasma Pau.-Replicó el mediano mientras tomaba de la muñeca a Kassandra para entregársela a los dos avox de la habitación.
Cuando las miradas de ambos se encontraron él pudo observar aquella hinchazón y unos ojos verdes que apenas le devolvían la mirada. Aquella chica era un triste espectro producto de la mayor "gloria" que Panem conocía. Por el contrario ella lo veía como si su decepción atravesara la imagen externa del joven, recordando como a su llegada al Capitolio aquellos diminutos y negros ojos, sus rizos azabache y aquella presencia la habían encandilado, hasta que sus labios comenzaron a moverse decepcionándola. Sin embargo aún con aquello, cada vez que el chico la vestía y arreglaba la piel de Kassandra se erizaba y sus mejillas se tornaban de un rojo tan intenso que parecían difuminar aquel salpicón de pecas que le cubría las mejillas. A Lluc aquello lo enervaba, se distraía con el más mínimo detalle de aquel rostro buscando fallas a todo aquello que no resultaba liso, limpio y sin impurezas, pero se quedaba tan absorto que hasta las pequeñas motas de azul en el centro del iris se le habían grabado hasta la retina.
Soltó a la chica para que los avox la lavasen a fondo, olía a sudor y vómito, presentársela apestando al presidente Snow no entraba en los planes del joven diseñador, anhelaba el éxito no una regañina del líder de toda la nación.
Pau era delicado y se esmeraba cuando maquillaba y peinaba a la vencedora, siempre cargado de halagos en los que se deshacía para contrarrestar las malas formas de su hermano mayor. Para él también era importante lucirse en los juegos, sus padres eran estrictos y no deseaba decepcionarlos lo que hacía que cada vez que la chica debía hacer aparición pública su cara pareciese una obra maestra.-Bien, termina rápido con la pedrería de los hombros y el escote, no quiero que la cicatriz se note como tal o la gente no se percatará en el vestido. Espero que la tengas prepar-Cuando entró con la percha los ojos del joven se desviaron hacia la chica analizando el maquillaje y el peinado.-Vaya, te ves bastante aceptable. Ven, quítate la bata, veamos cómo te queda mi último trabajo.
A pesar de lo áspero de su carácter, colocó cada pieza del traje en perfecto orden y con cuidado de no lastimarla ni estropear el arduo trabajo. No lo admitiría pero en esos instantes se veía como un sueño, uno que se desvaneció cuando la chica se quedó bloqueada mientras Lluc le adornaba la cintura con una cadena de oro unida con un broche de laureles bañado en el mismo metal.
Para Kassandra ese instante fue como despertar un recuerdo que había decidido suprimir, que prefería olvidar, aquel ordinario objeto que había convertido en arma para acabar con la vida de alguien dentro de la arena era ahora un símbolo de elegancia y moda. Sin embargo para ella no sería más que el recordatorio de que su victoria no era si no otra cadena que la ataría de por vida al Capitolio convirtiéndola en el nuevo títere del presidente Snow.
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Los Juegos del Hambre: Las cadenas de la victoria.
Science FictionPROHIBIDA LA COPIA Y ADAPTACIÓN DE ESTA OBRA. (LOS OC'S DE ESTA NARRACIÓN QUE NO FORMAN PARTE DEL LORE OFICIAL DE LOS JUEGOS DEL HAMBRE PERTENECEN A UN UNIVERSO ALTERNATIVO DE OTRA OBRA LITERARIA POR LO QUE AGRADECERÍA DE CORAZÓN QUE NO PLAGIÉIS EL...