● Prólogo ●

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Miró el rostro de su hermano una vez más, los gritos de guerra, el fuego y los lamentos de los Túmulos Funerarios llenaron sus oídos y su cabeza.

Sacó a Sandu de su pecho, sacó el amuleto y sin apartar la mirada de Jiang Wanyin sonrió levemente, una sonrisa llena de cariño. Los ojos de Jiang Wanyin se abrieron con alarma, Wei Wuxian tomó las piezas del amuleto, llenó sus manos de energía resentida y volvió el amuleto en polvo.

La montaña tembló, los cadáveres se quedaron quietos, los cultivadores levantaron la vista a lo alto de la montaña para ver a los cadáveres correr hacia Wei Wuxian y abalanzarse encima de él.

Todos se quedaron quietos, el único sonido era el gruñido de los cadáveres. Wei Wuxian miró por última vez a su hermano y cerró los ojos dejando que la oscuridad se lo llevara.

Pero…

— ¡Wei Wuxian! ¡Deja de dormirte en mi clase!

¿Qué?

Déjame reescribir mi historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora