Cap. 2

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— Antes de empezar

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— Antes de empezar. — El hombre de mayor edad miro de forma rápida a su esposa, volviendo a mirar al pelinegro. — queríamos decirte que tenemos un profundo respeto a los hombres como tú. —

— Qu- no, señor, yo no trabajo de eso. — en una forma de disimular sus nervios, se cruzó de piernas, teniendo una encima de la otra. — no porque haya algo de malo en eso. —

La cara de la pareja no era agradable de ver, trataban de fingir un rostro amigable pero solo reflejaban una sonrisa forzada; Stan sabia la razón de ello... o por lo menos eso creía.

— Pero entonces, Stan. — el aludido miro a la mujer. — cuéntanos un poco sobre ti, ¿de dónde eres? —

— De hecho, soy de aquí, siempre he vivido aquí. — se inclinó un poco para poder agarrar unos cuantos bocadillos que estaban en la mesa.

— Wow es local ja, estoy un poco celosa. — la sonrisa falsa de la mujer se hizo más grande al finalizar, pero luego desapareció para dar paso a una mirada más profunda y juzgadora. — esto es algo que quería hablar por teléfono contigo, pero tenía otros asuntos que atender; ¿cuántos años tienes? —

— Hmm sí, hablando de eso. — trato de tragar el bocado lo más rápido que pudo. — sé que buscan a alguien de unos 20-25, yo ya tengo unos cuantos más. —

— Claro, ¿cuantos más? —

— cumplí 28 años. —

— ¿Cuándo lo cumpliste? —

— Hace un año. —

— ¿Tienes 28 años? —

— Hace un año. —

— ¿Cuántos años tienes actualmente? —

— Tengo un año más. —

— Entonces 29 años. —

— Sí... 31. —

Stan pudo ver como la pareja se dio una rápida mirada, en la cual sabía lo que significa, más por el gesto de negativa de la mujer.

— Seré franco. — con eso obtuvo la atención de la pareja, la cual ahora tenía un rostro neutro. — voy a asumir que me encuentro aquí porque no han encontrado a alguien, y la razón de eso es porque los jóvenes son unos idiotas. — observó cómo volvían a compartir miradas, sólo dándole veracidad a sus palabras. — no los voy a culpar, al fin y al cabo, son jóvenes, pero... estamos hablando de su hijo; se lo que quieren para su hijo, alguien que tenga el aspecto. - señalo con orgullo su cuerpo y vestimenta; tenía un cuerpo esbelto y semimarcado, y el conjunto que tenía lo hacía relucir más. — pero también alguien qué tenga la capacidad y madurez para saber manejar a su hijo, de la forma más sensible y cuidadosa posible. —

— Es bueno. — dijo la rubia, mirando a su esposo en busca de su respuesta.

— Fue una buena respuesta. — concluyó el pelirrojo; con cuidado, tomo la mano de su esposa y le dio un suave apretón, para luego ver al pelinegro. — la verdad, estamos preocupados con nuestro hijo mayor. —

𝙷𝚊𝚣𝚖𝚎 𝚎𝚕 𝙵𝚊𝚟𝚘𝚛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora