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Roier

Llegamos al mundo sin saber nada y nos vamos de la misma manera, o bueno, al menos Roier así lo pensaba.

Él apostaba todo lo que tenía a qué sus padres jamás supieron cuando dejaron de existir, es decir, era claro que desde el momento en que sus ojos percibieron la luz brillante de los faroles de aquél camión que los volcó supieron qué morirían, sin embargo, nunca fueron conscientes del momento en el que lo hicieron.

- Entonces... ¿Qué es lo que piensas hacer? - Respondió mirando con un aire de lo que parecía ser lástima, al joven de hebras castañas - Roier...

El mencionado parpadeó un par de veces, indicador de que había logrado salir de aquél pequeño trance en el que se había sumergido.

- ¿Decías? - Agachó la mirada en dirección a su bebida y removió el interior de la misma desinteresado.

La figura femenina frente a él suspiró cansada. Ella de verdad quería lo mejor para su hermano, pero él parecía esmerarse lo suficiente como para hacer que a veces lo odiara de una forma inexplicable.

- ¿Qué harás con Spreen? - Fué directo al grano.

Ella conocía muy bien a su hermano y sabía que daría mil vueltas al asunto, haciéndole creer que todo estaba bien, después de todo él era psicólogo.

- Nada, realmente me vale verga lo que hizo ese cabrón. - Alzó sus hombros restándole importancia, haciéndole justicia a sus palabras.

El castaño alzó la mirada ante el silencio de su hermana y la miró con una pequeña sonrisa de por medio en un intento fallido de hacerle creer lo que ni él mismo se podía creer.

- Vamos Melissa, deja de ser tan tú por un segundo en tu vida ¿Quieres? - Tomó su mano y la apretó, con la intención de hacer que el ambiente pesado que se había comenzado a crear se relajara.

- Escucha Roier, yo solo quier...

- Solo quieres lo mejor para mí, si, eso ya lo sé - Volcó ligeramente los ojos y después sonrió burlonamente, únicamente para molestarla - No te preocupes demasiado por mí, yo estaré bien, así que anda, sal de aquí antes de que tu jefe te arranque la cabeza del cuello por llegar tarde. - Señaló con la cabeza el móvil que marcaba en la pantalla el nombre "perro faldero" de manera insistente.

Se levantó de su asiento y la llevó hasta la entrada casi empujándola fuera del establecimiento, con la promesa de que más tarde le llamaría, cosa que sabía, no haría.

Después de verla partir, suspiró pesadamente y regreso a su asiento, el reloj marcaba justo las 3 en punto de la tarde, él ya tendría que estar a punto de entrar en sesión con su cliente de siempre, sin embargo, se encontraba ahí, sentado en una de las sillas de aquél café, justo en el que el Spreen de hacia 2 años atrás le había pedido ser su novio.

Se pasó las manos por el rostro, estresado, sin saber que chingados iba a hacer con su relación.

Llevaba rato siguiendo los pasos de su actual novio, pues había ciertas conductas que habían cambiado de manera abrupta en él y aunque numerosas veces se dignó en pregúntale a qué se debía el cambio, jamás recibió una respuesta decente así que tuvo que recurrir a sus propios medios.

Al principio le fué realmente imposible creer lo que su hermana dijo había visto, pero después de un par de fotos que el mismo había tomado supo con certeza que ya no quedaba casi nada del Spreen del cual en algún momento se enamoró. Roier tenía tantas, pero tantas preguntas y muy pocas respuestas, aquello lo enfermaba de manera indescriptible, tanto así que deseaba simplemente explotar en llanto.

¿Cuánta gente más tenía que hacerle falta para hundirlo?

Él ya estaba cansado, cansado de ver cómo la gente a su alrededor se aprovechaba de él, absorbiendo absolutamente todo. Mientras él les daba lo que tenía para ofrecer, los demás solo le devolvían traiciones y lo dejaban atrás, así sin más.

Lo irónico de todo esto, es que él al ser psicólogo atendía a personas con problemas similares a los suyos y al menos a ellos les hacía creer lo que el no podía hacerse creer así mismo.

- Estoy realmente agotado... -Suspiro una última vez más, antes de levantarse y retirarse, no sin antes dejar pagada la cuenta.

Tomó su celular y marcó a su asistente, avisando que no llegaría a sus citas programadas.

Él necesitaba descansar y permanecer con la cabeza fría antes de escuchar a sus pacientes, si es que quería evitar que alguno de estos se suicidara o cometiera alguna locura por su culpa.

Su casa, probablemente no sería un buen lugar para descansar, así que dejaría a sus pies llevarlo a su destino.

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Holaa, muy buenasss!

Realmente espero que les guste está historia, me estoy partiendo la cabeza por qué justo se me ocurrió la idea en la madrugada y me puse a escribirla.

Aunque es mi primer historia publicada, espero que le den mucho apoyo TT-TT

Recalco una vez más para todas aquellas personas que lo requieran, que está historia está hecha únicamente con el fin de entretener :D

Tengan lindo día guapitxs y gatinhxs ♡︎.


~ Roslow 𔘓

𝑵𝒆𝒗𝒆𝒓𝒕𝒉𝒆𝒍𝒆𝒔𝒔 🍂 (𝓖𝓾𝓪𝓹𝓸𝓭𝓾𝓸)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora