1

4 2 0
                                    

Llevaba estresada con los exámenes finales unas cuantas semanas pero era mi último curso del instituto y entraría a bachillerato con una media de 10 en todas las asignaturas.

Yo vivía con mis padres en un piso del centro de salamanca y aquel viernes decidí darme un respiro y quedar con mis amigas, a la semana siguiente acabaría los exámenes y al fin acabaría la ESO.

Al fin acabé la semana de exámenes, lo celebré con mis amigos. Durante el verano quedábamos  todos los días e íbamos a la piscina o salíamos por la noche. El verano pasaba rápido, tan rápido que llegó el día 15 de julio, mi cumpleaños.

Ese día me levanté tranquilamente como todos los días, pero mis padres tenían un montón de pasteles encima de la mesa, con un montón de regalos, y al lado un sobre un poco sospechoso. Sinceramente me causaba curiosidad saber qué había dentro. Cuando me vieron mis padres empezaron a cantar, a chillar y a abrazarme, estaba demasiado aturdida, odiaba esos recibimientos nada más levantarme. Me senté en la mesa, y como todos los días desayuné un vaso de leche y comí algunos de los pastelitos que había en la mesa.

Estaba sumida en mis pensamientos cuando escuché la voz de mi madre:

-¿Quieres empezar con los regalos?

-Por qué no- seguía aturdida y distraída.

Me entregó aquel paquete tan bien envuelto en un papel de rayas rojas y blancas, cuando me fijé en lo que era, me sorprendió. Era un colgante dorado con un infinito relleno de diamantes, era precioso.

-Sabíamos que te haría ilusión tener uno así.

-No...no sé qué decir, es... precioso.

La comisura del labio de mi madre se levantó y acto seguido me explicó que iba a ir abriendo los regalos a lo largo del día.

A la hora de la comida, abrí el regalo más grande, envuelto en el mismo papel que el colgante de esta mañana. Era una maleta enorme con muchas cosas dentro, puse una cara dudosa, no sabía a qué venía todo esto. Mis padres no me dijeron nada.

Por la tarde lo celebré con toda mi familia y a la hora de la cena, fuimos a mi restaurante favorito, pero cuando acabamos los postres mi padre puso sobre la mesa el sobre que me llamó la atención por la mañana, lo abrí lentamente, estaba nerviosa. Dentro había una carta escrita a mano, reconocí esa letra al instante, era la de mi madre.

"Dalia, sabemos que desde hace mucho tiempo tienes ganas de irte a estudiar al extranjero, por lo que hemos conseguido que para que hagas bachillerato, puedas ir a USA. El viaje será dentro de dos semanas, sabemos que a lo mejor deberíamos habértelo dicho antes para que te diera tiempo a organizarlo todo bien y para que te diera tiempo a despedirte de tus amigos, pero no hemos encontrado el momento. 

Con mucho cariño, mamá y papá"

Me quedé paralizada, sin palabras, y después de unos segundos procesándolo, salté de la silla de alegría, era lo que había deseado desde hace un montón de tiempo y al fin lo iba a tener. Me levanté a abrazar a mis padres, no sabía como iba a agradecerselo.

Cuando me tranquilicé un poco, mis padres me contaron que iba a ser a un pueblo llamado Cape May, al sur de Nueva Jersey, estaba demasiado emocionada pero tendría que organizarlo todo en solamente dos semanas y eso iba a ser bastante intenso.



Todo mi amor en una maletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora