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Kang Haerin tenía la peculiar manía de sentarse en medio de su habitación, encender los distintos dispositivos electrónicos que tenía y después vendarse los ojos. Se veía rodeada de tantos ruidos distintos que le era difícil centrarse en uno solo, o como era de esperarse, en su propia realidad. Extrañamente le funcionaba bien, se veía envuelta en un tipo de trance en el que su cabeza simplemente se fragmentaba y entre tanto ruido, no distinguía el suyo. Sentía que flotaba.

La primera vez que sintió que flotaba sin la necesidad de distintos estímulos alternos al mismo tiempo, fue cuando observó a Kim Minji presentarse en su salón de clase. Todo se había detenido por un momento en aquella sonrisa ajena, y su nombre había hecho eco en su cabeza. Se había presentado como la presidenta del consejo estudiantil, y por alguna razón a Haerin esto no le sorprendía, Minji tenía la capacidad de ser percibida como tal, alguien tan segura de sí misma y de su propio potencial, algo por lo que Kang se había sentido avergonzada repentinamente. Haerin recordaba con furor la última vez que se había sentido así, abía sido su último verano en la ciudad cuando se sostenía de la cintura de Marsh mientras ella pedaleaba sin rumbo aparente, el aroma del sudor y la ligera brisa cítrica se había impregnado en sus recuerdos y sentirse tan cerca a la mayor le había provocado un sin fin de emociones nunca antes reconocidas. De pronto la recorría un mar de nostalgia.

No lo había notado pero, sin querer, había mantenido fija su mirada en la mayor, quien se había dado cuenta de ello y había encarecido su propia sonrisa en aquella precipitada atención, entonces se avergonzó más de sí misma, evadiendo su mirada y arrojándola por la ventana, no había nada más atrevido que observar y luego mirar las nubes doradas. Era primavera, los árboles aún respiraban el frío del invierno pero eran amortiguados por el calor que el sol llovía. Cuando dirigió su mirada de nuevo al frente, Kim Minji no se había movido, seguía presentándose y su mirada tampoco se había movido, quizá fue ello lo que a Kang Haerin la había conmovido.

idílico; catnipzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora