#2 Primer día. Amigos nuevos

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Justo como había dicho a la mañana ya tenía mi uniforme sobre la mesita de noche, era horrendo, un vestido largo estirado negro sin gracia alguna, medias largas y zapatillas negras, realmente no permitían enseñar ni una curva ¿que era esto un convento? parecía que si, me reí un poco de mi propio comentario y me preparé para darme una ducha. Extrañaba mi hogar, mi habitación, a mis padres, era difícil vivir aquí, no conocía a nadie, sus miradas para nada discretas parecían desnudarme buscando algún error o defecto para usarlo más tarde, la ducha, la odie, el agua congelada me hacía temblar y la vergüenza de estar junto a otro montón de chicas era demasiada, no estaba acostumbrada a nada de esto. Al terminar fui al comedor siguiendo a las demás para no perderme. Una manzana y un zumo de sabrá dios que me recibieron al llegar, casi devuelvo el zumo de solo probarlo, tenía que adaptarme, aquí no era la princesa de la casa, era una más y mi trato sería igual al de todos, casi que obligado me termine el zumo, salí corriendo de la cafetería al baño a devolver completamente todo lo que había ingerido, una chica que se dió cuenta se acercó a mi y levantó mi cabello en lo que vomitaba el desayuno y creo q hasta el almuerzo de ayer ya que al darme asco no había comido en la noche anterior.

-Es normal- rio un poco- te acostumbraras o morirás de hambre jjj, vamos límpiate no podemos llegar tarde o nos castigaran

Hice lo que dijo y le agradecí, me enjuague la boca y nos fuimos. Era la persona más conversadora que había conocido en mi vida, realmente no paraba de hablar, aunque por otro lado era agradable tener a alguien con quien conversar, al menos ya no me sentiría sola

-Soy Sara por cierto

Me sonrió amablemente en lo que nos dirigíamos al salón de clases, Sara era una chica hermosa, rubia de ojos verdes como 2 grandes esmeraldas, unos centímetros más bajita que yo y muy graciosa.

-Emily -respondí nerviosa, nunca fui buena en las conversaciones por eso siempre era algo solitaria

-Encantada de conocerte- Miro el papel que traía sobre mis libros y pareció sorprenderse mucho- ¡No puede ser, estamos en el mismo salón! -Chilló tan alto que por un momento creí haberme explotado un tímpano, una profesora la mando a callar y ella se disculpó- Venga este es el salón de clases

Dentro habían chicas y chicos sentados hablando entre ellos, Sara se fue a su asiento al lado de un chico flaco y alto que la envolvió en un fuerte abrazo, hablaron un poco y luego ambos caminaron hacía mi

-Este es Lucas, es mi mejor amigo-sonrió felizmente-

-Hola Lucas

-Hola

-Es algo seco, no le hagas caso, cuando lo llegas a conocer bien ves que es muy majo te lo prometo -sonreí mientras asentía levemente-

Las clases comenzaron y me senté frente a Sara junto a un chico muy guapo, su cabello era castaño y un poco largo, sus ojos de color negro intenso parecían llevarte a una clase de más allá en otro mundo, no resultó muy conversador. Pero cuando mi torpeza de primer día comenzó y no tenía con que anotar me ayudó prestándome con que escribir. Al terminar se lo agradecí y me fui con su Sara y el antipático de Lucas a la cafetería . Como era de esperarse deje el almuerzo casi sin tocar, la comida era horrible, con razón Lucas era tan flaco, en el otro lado de la cafetería pude divisar al misterioso chico con el que compartía mesa, me quede tan absorta observándolo que Sara y Lucas se dieron cuenta.

-Se llama Álex, desde que llegó se sienta solo y no habla con nadie, es nuevo igual que tú, hace unas 2 semanas que está aquí -me comentó Lucas con su cara de pocos amigos-

-Ahora que lo pienso no era tan solitario antes. Tenía un amigo llamado Erick creo, parecían llevarse muy bien pero de la nada este desapareció, Alex parecía un Loco los primeros días de su desaparición, tanto que lo vimos enfrentarse al director varias veces buscando respuesta a la partida de su amigo, al final se dió la noticia de que Erick había sido adoptado eso calmo un poco el ambiente pero el nunca lo creyó, desde entonces no habla con nadie, pero tal vez tú tengas suerte Emy quien sabe lo que una chica linda puede lograr en un hombre -se rio y luego volvió a entablar alguna conversación con Lucas mientras yo me quedé pensando en lo que me habían contado anteriormente.

Ya en la noche estaba por quedarme dormida cuando escuché a alguien salir de la habitación, el sonido de sus pasos parecían dirigirse a las escaleras, mi curiosidad fue más allá y al poco tiempo ya estaba hiendo tras los pasos de quien estaba merodeando por los pasillos de la Escuela. Escuche otra puerta abrirse más adelante y me apresure un poco terminando frente al sótano, me acerqué y pude escuchar algunas voces saliendo de la oscuridad del lugar, no entendía bien lo que decían pero recordé escuchar la voz de la chica en una ocasión hablando con Sara me pareció algo paranoica y loca y estaba segura que era ella. Justo cuando iba a adentrarme alguien jalo mi hombro, traté de dar un grito pero tapó mi boca y me llevo junto a una pared más oculta de la entrada en eso vi salir al director del sótano y cerrarlo con un candado para luego macharse de prisa. Poco a poco fui liberada viendo a mi secuestrador

-Alex... porque tu...?
- Qué haces aquí!? Deberías estar en tu habitación
-Podría decir lo mismo -Contraataque-
-Escucha chica lista, de no ser por mi te las estarías viendo con el director ahora mismo, te advertiré algo, lárgate a tu habitación y no salgas más en las noches, si escuchas sonidos sigue durmiendo, es por tu bien, me entendiste chiquilla
-Hey quien te crees que eres, hago lo que se me da en gana y si quiero salir, a partir de hoy todas las noches, lo haré

Una pequeña luz se iba intensificando por segundos y una ves más me vi atrapada entre el gigante cuerpo de Álex y la pared con mis labios sellados por su mano, una de las seños pasó con una débil vela por el pasillo, esperamos a que estuviera lo suficientemente lejos para salir del escondite

-Será mejor que vuelvas a tu habitación, antes de que alguien nos encuentre
-Pero y la chica...
-No te metas en estos asuntos por favor no podemos hacer nada ya

Resignada y viendo que el tenia razón volví a mi habitación con cuidado de no ser descubierta.

Emily y el orfanato Donde viven las historias. Descúbrelo ahora