Cuando me quiero dar cuenta, el sonido de las motos me está destrozando los tímpanos. Un par de locos se han puesto a quemar rueda y a llevar sus motos al límite, mientras, a su vez, al fondo, veo a otros cuantos haciendo caballitos con...¿eso es una scouter?Natalie está intentando ligar con una chica mientras me agarra de la mano como si fuese su hija. Joder, esta noche no puede ir a peor. Parece que he perdido la noción del tiempo un buen rato, pues hasta han hecho cambio de turno en la barra y nuestro amigo de rizos está cerca, vigilándonos de vez en cuándo con la mirada, supongo que para examinar y asegurarse de que todo va bien. Patrick es otro de mis mejores amigos, aunque a veces sea un poco idiota. Tiene un par de años más que yo, 28, sin embargo y aunque trabaje aquí los fines de semana, en días normales es un bombero responsable. Lo cuál le da...un cuerpo de escándalo. Nunca lo había pensado, pero Patrick es alto, guapo, tiene los pómulos ligeramente marcados, sin ser excesivo pero sin dejar que su cara sea redonda. Y sus labios...esta noche me parecen especialmente apetecibles. Nunca ha pasado nada entre nosotros, ni creo llamarle la atención, pero cuando me doy cuenta, ya estoy delante de él, tras haberle susurrado a Natalie que la dejaba sola para ligar a gusto y decirle que ya se encargaría nuestro amigo de cuidarme.
- Reina, cuidado.
La dulce voz de Patrick me llega al oído cuando me susurra en alto, por el exceso de ruido que hay a nuestro alrededor. Me coge de la cintura ya que, aunque yo no lo he ni siquiera notado, me he debido tropezar con una piedra por el camino, pues el suelo extrañamente se acercaba cada vez más a mí.
Yo me agarro a sus brazos, mirándole con mis ojos verdes brillando, lo sé, porque ese brillo no es de deseo...sino de las lágrimas que amenazan con salir de mis ojos. Joder, quería distraerme con Patrick pero lo que he conseguido con esto es recordar cuando Oliver cuidaba de mí, cuando me abrazaba por la cintura y me besaba la cabeza, a modo de decirme que todo estaría bien. ¿Por qué no soy suficiente para él? Siempre se llevó mejor con Karla que con el resto, pero yo no me molestaba, confiaba plenamente en él, y ahora...
- ¿Es porque no soy rubia y tengo el pelo melenita?
Digo, arrastrando las palabras más de lo que me gustaría. También se me ha empezado a dormir la lengua, genial. Aunque eso hace reír a Patrick, y su risa alivia mi corazón dolorido. Al menos no estoy sola.
- Tía, eres preciosa con tu pelo melenita, tu flequillo y tu color negro. No le des tantas vueltas.
Él siempre ha sido así, amable, gentil, cuidadoso, dulce...¿por qué no me pude enamorar de él en lugar de Oliver?
- Porque el corazón elige por encima del cerebro, siempre.
Y parece que mi pregunta la he dicho en alto. Estupendo, ahora nuestros amigos del club se están echando unas risas a mi costa. Pero, para mi sorpresa, mi amigo no lo hace, solo me mira con una mirada como de dolor que no logro entender, mientras me sonríe de manera reconfortante. Finalmente, decide atraer mi cuerpo al suyo y abrazarme, mientras acaricia mi espalda con sus grandes manos rugosas. Y siento, por primera vez en toda la semana, que estaré bien.
Me despierto en la cama doble de alguien. Me cuesta reconocer que este se trata del cuarto de Natalie, y un olor a bollería hace rugir mi estómago. Cómo me alegro de que sus padres sean los panaderos del pueblo. Bajo las escaleras cogida del pasamanos, con un dolor de cabeza que hace que me de vueltas todo y, aunque tengo ganas de vomitar, también tengo un hambre que me muero. Cuando llego, descubro que no estamos solas, sino que hay una chica de pelo rosa a su lado en el sofá cama ahora abierto, riéndose con mi mejor amiga.
- ¿Nat?
Pregunto, con algo de miedo por molestarlas. Tampoco es que sea demasiado buena socializando, y menos cuando estoy de resaca, pero lo voy a intentar.
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Fallen Angels Club
Romance¿Alguna vez has ido a una fiesta de moteros? Reina sí, todas las semanas. Pero no es hasta cuando le deja Oliver que decide ir por sí misma, a pesar de saber que sus amigos Patrick y Nat estarán allí con ella. Lo que ella no esperaba, es que el chic...