Capítulo 4: El Silencio De Lo Imposible.

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Ye Jin se quedó hasta tarde en la computadora, haciendo videoconferencias, revisando historias clínicas y en algunos casos, enviando recetas por correoelectrónico. Lo hacía cuando no se sentía bien para ir al hospital, donde trabajaba como médica internista, se quedaba en casa y seguía trabajando desde allí, usando unas gafas especiales que bloqueaban la luz azul de sus dispositivos electrónicos, para no alterar su ciclo de sueño. También ponía música relajante de fondo, para calmar sus nervios y crear un ambiente más armonioso.

Pero esa noche, no había nada que pudiera relajarla. Estaba demasiado preocupada por su hijo y por su esposo, a los que no había visto en todo el día. Su hijo, Jeong In, se había encerrado en su habitación después de la pelea que habían tenido por la mañana, cuando él le había dicho que no quería ir a la escuela, que odiaba a sus compañeros, que prefería trabajar con su padrastro. Su esposo, Hyun Jin, se había ido al trabajo sin despedirse de ella, sin darle un beso, sin decirle que la amaba. Ye Jin se sentía culpable, frustrada, dolida. Como madre, quería lo mejor para Jeong In, quería que estudiara, que se hiciera amigo de sus compañeros, que fuera feliz. Como esposa, quería lo mejor para Hyun Jin, quería que fuera exitoso, que fuera respetado, que fuera feliz. Pero también quería que ambos la respetaran a ella, que la escucharan, que la amaran. Y sentía que no lo hacían, que no la valoraban, que no la comprendían.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de la cerradura de la puerta. Hyun Jin había llegado, por fin. Colgó sus llaves y las de su auto en la pared, y se quitó los zapatos de trabajo para ponerse unos más cómodos. Ye Jin no lo miró y fingió estar concentrada en su computadora, esperando que él se acercara a ella y le hablara. Pero él solo se limitó a darle un beso rápido y frío en la cabeza, como si fuera una obligación, y se dirigió a su habitación con su maletín y su chaqueta en las manos.

-¿Crees que te salvarás de mis regaños? -le preguntó Ye Jin, sin despegar la vista de la pantalla, pero con un tono de voz firme y severo.

Hyun Jin se volteó y la miró con una sonrisa burlona, sin poder creer que ella fuera tan ingenua.

-Simplemente no te escucharé, porque no estoy de humor para oír tus reclamos. -dijo, y se dio la vuelta para marcharse.

Pero Ye Jin no se iba a quedar callada. Se levantó de su silla y lo siguió, pisando fuerte el suelo.

-Bien, de acuerdo, podrás irte cuando me respondas. ¿A dónde te llevaste a Jeong In y por qué lo hiciste? -exigió saber, con una mezcla de curiosidad e indignación.

No entendía por qué se comportaba así, por qué le importaba tanto lo que hicieran su hijo y su esposo, por qué sentía celos de su relación. No quería admitir que tenía miedo, que tenía inseguridad, que tenía dudas. No quería aceptar que Jeong In pudiera sentir algo por su padrastro, o que Hyun Jin pudiera sentir algo por su hijastro. No quería pensar que ellos dos pudieran tener un secreto, un plan, un amor.

Su esposo la miró con desdén, como si fuera una molestia.

-No quería ir a la escuela, así que lo llevé a la empresa, para que conociera el ambiente laboral. -respondió, con una voz tranquila y natural.

Ye Jin notó que no había ningún rastro de culpa o mentira en sus palabras, pero aún así algo no le convencía, algo le hacía desconfiar. Hyun Jin era tan buen actor, que podía decir cualquier cosa con tanta soltura y seguridad, que era difícil saber si decía la verdad o no.

-Y fue ahí cuando le metiste esas ideas locas de que él es el heredero. -lo acusó, recordando lo que Jeong In le había dicho antes de encerrarse en su cuarto.

Hyun Jin chasqueó la lengua y suspiró con cansancio, como si estuviera harto de esa conversación.

-Así es, todo lo que poseo será de y para Jeong In. -afirmó, sin titubear.

Pastelito Travieso || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora