Capítulo 5: De ladrón a hija (3/3)

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YO SOY REICHEL

Michel, sorprendida, solo podía ver a su alrededor, había vuelto a ser aquella niña de 5 años. El dolor y el cansancio habían desaparecido; fue tanta su alegría, que no pudo evitar llorar de nuevo. La mujer, preocupada por su hija, solo atinó a abrazarla y consolarla, mientras acariciaba con cuidado su pequeña cabeza.
Michel respondió el abrazo y siguió llorando hasta calmarse.

—¿Ya te sientes mejor? Mi niña – le preguntó mientras secaba sus lágrimas.
—Si, gracias – respondió.
—Pero, ¿Qué fue lo que pasó? Tuviste una pesadilla? –
—Si, fue una fea pesadilla –
—Oh mi pequeña, ya no tienes que preocuparte, yo estoy aquí, todo estará bien – dijo mientras la abrazaba.
—Ya es hora del desayuno, ¿Quieres ir a comer? – dijo.
Michel sin dudarlo respondió
—Si, quiero comer tu comida, mami – espera, ¿”mami”?, ¿le dije mami?; pensó.

Al principio se sintió raro, pero después, sintió que era lo correcto, es más, se sentía feliz de decirle así.
—“Mami”, que bien se siente al decirte así— dijo sonriendo.
—Jaja, también me alegra que me llames así – le respondió su madre.

Michel se sonrojó, no se dio cuenta de que lo dijo en voz alta, fue un poco vergonzoso. Pero se sentía feliz de que no le rechazara por llamarla así, y era lo normal, era su madre después de todo, pero Michel recién se estaba dando en cuenta de eso.

Su madre la levanto de la cama, y llevándola en brazos, se dirigió al comedor donde el señor de la vez pasada, esperaba con un delicioso desayuno, panqueques con frutas frescas y sirope, además de un jugo de naranja recién exprimido.

Los ojos de Michel se iluminaron como estrellas; incluso si este mundo no fuese real, su hambre si lo era, y la idea de saciarla con esta comida la emocionaba, y mucho. Era tanto su deseo de comer, que ya estaba babeando de la emoción.

—Oh, ten cuidado pequeña, no querrás ensuciar tu ropa – dijo su madre.
—Si lo hace, tendrá que volver a usar su babero, jaja – dijo el señor.

Michel ni siquiera les estaba tomando atención, solo estaba pensando en la comida. Para su suerte, su madre no le hizo esperar más y la sentó en la mesa; le sirvió en un plato su comida, y ella sin dudarlo, empezó a comer.

Lágrimas de felicidad brotaban de sus ojos; la felicidad que sentía, no lo podía expresar en palabras. No podía parar de comer, realmente estaba delicioso.

Sus padres estaban sorprendidos por esta reacción.
—Wou, tranquila pequeña, nadie te lo va a quitar – dijo su madre — ¿Realmente está tan rico?, es solo un desayuno casero después de todo –
—Realmente estabas hambrienta, ¿No? Reichel – dijo el señor.
—Supongo que nosotros también deberíamos comer, ¿no lo crees? Cariño – le dijo su madre a su esposo.

Ellos también empezaron a comer su desayuno. Fue un bonito tiempo en familia.

Acabando de comer, se le ocurrió una idea a la madre.
—Oigan, ya que es feriado, ¿Qué tal si vamos a pasear al parque? –
—Si, que buena idea, ¿Qué dices Reichel? ¿Quieres ir a jugar un rato al parque? – dijo el esposo.
—¿Ir… al parque?-
—Si, será divertido, ¡Vamos! – determinó el esposo.

Michel estaba algo insegura de esto, pero la idea de salir a jugar, le llamaba la atención, era casi que emocionante.

—Si vamos a salir, habrá que vestirte adecuadamente – le dijo su madre.
—Bien, entonces yo prepararé lo necesario para salir – dijo el padre.
—Ven, vamos, hay que escoger lo que vas a usar – dijo su madre llevándola a su habitación.
—¿Ah?, si, está bien… -

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⏰ Última actualización: Nov 28, 2023 ⏰

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