— ¡Finalmente lo logré! — vociferé emocionado. — ¡Vida! ¡Si fue posible! ¡Tengo vida en mis océanos! — lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, estaba demasiado feliz: tanto tiempo no había sido en vano, empecé a desarrollar vida, la cuál se iba haciendo cada vez más compleja.
Todo el sistema solar me veía como su orgullo, planetas como Júpiter se empezaron a acercar más a mi interesados por conocer más acerca de mis seres vivos. Me sentía realmente muy orgulloso de mi mismo, podía sentir como los demás planetas llegaban a tener envidia de mi, como Venus, y eso alimentaba aún más mi ego... Claro, hasta que empecé a darme cuenta todas las limitaciones que tener vida implicaba.
Cuando mi vida ya se encontraba bastante desarrollada, ocurrió un evento que me dejaría bastante débil: mi primera extinción masiva. Mis océanos se quedaban sin oxígeno y todas las formas de vida allí comenzaban a perecer. Marte siempre me consolaba, me explicaba que era algo que no podía controlar y que podría recuperar todas las formas de vida que perdí, mientras tanto, Venus se burlaba de mi, y me regañaba porque siempre me había dicho que tener vida era imposible, y que si lo había logrado, entonces se me iba a hacer imposible mantenerla.
Luego, cuando ya me había logrado recuperar, llegó el segundo golpe fuerte: la segunda extinción masiva, aproximadamente el 82% de las especies en mi superficie desaparecieron. Y ahí no termino la cosa, llegó la tercera extinción y me dejó muy débil: 70% de las especies terrestres y 90% de especies marinas habían desaparecido, a este punto, ya estaba considerando rendirme, pero decidí agarrarme de la poca esperanza que me quedaba y seguir intentando. Ese era mi nuevo propósito de vivir y por esto mismo, la cuarta extinción me golpeó de manera barbara: sentía que todo el Universo conspiraba en mi contra, que, como Venus decía, mantener vida era imposible y que debía rendirme. Cuando entonces surgieron los dinosaurios: ¡eran increíbles! Y todo parecía ir bien en su época. Hice todo lo posible para que puedan tener una vida larga y que no vuelva a ocurrir una terrible catástrofe. En un punto, creí que ya no iba a suceder de nuevo, y volví a hacerme más cercano de mis amigos... Me despreocupe y deje de prestarle atención a objetos del espacio que podrían ser peligrosos...
— ¡Cuidado! — Escuché de un desgarrador grito de mi vecino, cuando voltee hacia donde estaba él, lo vi, pero ya era demasiado tarde para esquivarlo: un meteorito, de 12 kilómetros de diámetro, el cual impactó brutalmente con mi superficie, causando un efecto en cadena que haría que pierda el 72% de mis nuevas especies, a las cuales les había agarrado demasiado cariño. Pensé que no volvería a pasar, estaba muy equivocado.
Me aisle de todos nuevamente, estaba devastado: años de soledad y lágrimas, gastando toda mi energía en tratar de recuperar lo perdido, y, de nuevo, desarrolle vida... Pero esta vez era diferente: ¡Era vida inteligente! Yo, recién bautizado como planeta Tierra por esta nueva especie, pude desarrollar vida inteligente.
Recuperé toda mi felicidad, todo el tiempo estaba feliz. Órbitaba alegremente, me posicione adecuadamente en la ahora llamada "zona de ricitos de oro, y, con mucho entusiasmo, estaba preparado para ahora volver a disfrutar de la vida junto a mis amigos.
— ¡Oye, Marte! — Me dirigí a su órbita, cuando rápidamente se acercó y me detuvo.
— ¡No, Tierra! ¡No te muevas de tu órbita! — me reclamó nervioso — ¡Es peligroso para tí! Quédate donde estas. —
Ahí es cuando por primera vez escuché esa frase... La cual me acompañaria durante el resto de mis días... “No, es muy peligroso para ti.”
Marte va a la órbita de Júpiter para conocer a sus nuevas Lunas.
— No, Tierra, no puedes acompañarme, atravesar el cinturón de asteroides es muy peligroso para tí, ya lo sabemos desde los dinosaurios. A demás, en la órbita de Júpiter hace mucho frío... Es malo para tí. —
Noto a Venus riéndose de algo junto a Mercurio. Me quiero acercar a conversar.
— ¡Ah, Tierra! ¡No salgas de tu órbita! — Gritó Mercurio — ¡Hace mucho calor aquí! Es malo para tí. —
— ¡Tierra, Estúpido! ¿¡Acaso haber perdido la vida en tu superficie más de 5 veces no fue suficiente!? ¡Quedate ahí, no aguantaré tus lloriqueos si vuelves a tener otra extinción masiva! —
Mi cuerpo lentamente empieza a doler cada vez más. Me quiero acercar a Venus y a Marte, quienes estan jugando cartas, para poder distrarme de ese dolor.
— ¡Tierra! Quédate en tu órbita, terminamos esta partida y vamos. Es peligroso que salgas de tu órbita. —
Siento mi corteza arder, mi superficie ser perforada. Siento como sacan los minerales de mi interior.
— Tierra, por favor, no queremos verte triste y desconsolado de nuevo. No vuelvas a acercarte tanto al cinturón de asteroides. Es peligroso. —
Siento mis océanos, ríos, lagos, todos intoxicarse.
— ¿¡Quieres dejar de molestar!? ¡Vuelve a tu órbita, ya sabes que no puedes estar aquí! —
Explosiones nucleares inmensas en mi superficie.
Mi órbita empieza a estar llena de basura.
Se empiezan a propagar. Primero a Luna, luego Marte, incluso Venus.
No quiero más sufrimiento, ni para mi, ni para los demás planetas.
Mis seres vivos pueden padecer enfermedades, y ahora me doy cuenta que yo también. Yo estoy enfermo, enfermo de la peor enfermedad del sistema solar: los seres humanos. Enfermedad que va a hacer que la próxima extinción sea la mía.
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"Enfermo" - Solarballs Oneshot
Short StoryLa Tierra, tercer planeta del sistema solar, logró, con mucho esfuerzo, su mayor sueño: tener y lograr mantener la vida en su superficie, pero cometió un grave error: no tener en cuenta que consecuencias le traería esto.