—¿Crees que puedes bajar sola, o debo llevarte cargada? — preguntó Leidy frente a mi.
—Puedo sola —dije apartandola— Y si no puedo, me arrastraré como una oruga antes de dejar que me cargues.
—¿Qué estás insinuando? —pregunto indignada haciéndose a un lado.
—Sabes bien a que me refiero, esa idea no terminaría bien, no darías el primer paso cuando ya ambas estamos en el suelo.
Terminé de doblar mi manta, antes de meterla en mi bolso, me asegure de agarrar mi celular al bajarme del auto, cerrando la puerta tras de mí. Me habían dado el alta hace unas horas y mi padre había pasado por mí para traerme a casa.
La sensación de seguridad me invadió por completo al estar parada frente a mi casa, había extrañado estar aquí, las pocas horas que estuve consciente en el hospital fueron asquerosamente incómodas.
—Bienvenida a Casa —dijo mi padre a un lado de mí, pasando su brazo por encima de mi hombro.
—Gracias — sonreí sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas.
Amaba estar con él, aunque fuésemos diferentes y no siempre tuviéramos un buen tema de conversación, valoraba cada pequeño intento de su parte por estar presente, sabía que siempre podía contar con él.
—No vas a comenzar a llorar de nuevo —se quejó, separándose de mí— Voy a tener que cambiar de hija con la madre de Leidy, tú lloras demasiado — mencionó riendo— si sigues así, le voy a dejar el carro a tu hermano, porque ya dañaste uno.
—¡Hey, eso no es justo! — me queje— Es solo que, han pasado muchas cosas y quiero agradecer que estoy viva, si me hubiese muerto ¿Qué sería de tí ahora?
—Con todo el dolor de mi alma, tendría que vender tus libros y todas las cosas que coleccionas, quien sabe, si por una de tus pinturas viejas, me hago millonario ¿Las firmaste cierto? Solo así tienen más valor después que mueres —mencionó riendo y mi cara de horror debió ser todo un chiste para él, ya que comenzó a reír más fuerte— Vamos llori, entremos, pediré pizza.
Al entrar, pude ver qué todo seguía igual a como lo recordaba, la gran sala, los muebles por los que peleé con mi padre y el mal gusto de Nina en la decoración, me sentía en paz.
Amaba estar en este lugar.
Camine en dirección a la puerta trasera en cuanto escuché música a bajo volumen del otro lado, abrí la puerta y los vi a todos.
Los chicos estaban allí con un pequeño cartel de Bienvenida.
En cuanto salí, todos caminaron hacia mí y me abrazaron dándome la bienvenida a casa.
Daniel y Leidy había dejado de hablarse luego de la última vez que salimos juntos, me había percatado de eso hace un tiempo, pero nunca le había preguntado el motivo, ahora necesitaba preguntarle qué había sucedido para poder entenderlo mejor. Así que esperaría que estuviera a solas con ella para poder preguntarle.
Laila estaba emocionada, había comenzado a trabajar con su padre en la empresa, al parecer su hermana había renunciado a ocupar alguno de los puestos y se iría a Estados Unidos a estudiar la Universidad, dejándola a ella felizmente encargada de todo. Jhonny había conocido a una chica hace unas semanas y no le había dicho a nadie, hasta hoy, todos quedamos sorprendidos por eso. Y Killian, bueno, no sabía nada de él, no mentira que me decepcionó un poco el hecho de no verlo, por un momento al ver a los chicos aquí, pensé que él también vendría pero al pasar el tiempo me di cuenta que no.
—¡Emma linda! Que bueno verte de nuevo — dijo Nina saliendo junto a sus hijos, acercándose a mí con los brazos extendidos— Me alegra saber que estás bien, quise ir a verte en el hospital pero tu madre estaba ahí, ya sabes cómo es ella, estaba a punto de armar todo un show y preferí irme antes de que lo hiciera.

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Love Yourself, Emma.
Teen Fiction@LoveYourself: Miles de cosas pueden sucedernos, pero lo importante es que acciones tomemos referente a ellas, para solucionarlas no basta solo con ignorar lo que sucede o encerrarnos en nuestra habitación y llorar desconsolados toda la noche -en oc...