El accidente.

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Una mañana nueva en el lado occidental del mundo estaba comenzando, eran las 7:30 a.m y él ya iba tarde a su primera junta del día. Se puso lo primero que encontró en su clóset, ni siquiera desayunó, incluso apenas y alcanzó a despedirse de su esposa e hija.

Estuvo conduciendo a velocidades impresionantes, pero como si todo el universo estuviera en su contra, el tráfico esa mañana estaba de lo peor. Intentó salir de su carril y acelerar, pero lo único que consiguió fue ser golpeado por una camioneta que estaba justo detrás de él.

Katsuki Bakugou había chocado.

El impacto fue algo impactante desde el punto de vista del rubio, pues literalmente su auto parecía una pulga al lado de esa monster truck. No llevaba el cinturón de seguridad, lo odiaba, así que por lo tanto nunca lo usaba. Y debido a esto, su cabeza se golpeó contra el volante, provocando una lesión cerebral según los médicos.

Después de unas horas, despertó en una camilla de hospital, completamente adolorido y con un dolor de cabeza insoportable, siendo observado por su amada y única hija, Izumi.

-Mamá vendrá en unos minutos con el doctor.-Comentó la chica al sentir la mirada de su padre, ante esto no recibió respuesta.-Dijeron que podrías sufrir una contusión cerebral o algo así.

-Carajo...-Gruñó Katsuki.

-Tranquilo, por ahora no maldigas y mejor reposa...-Se levantó de su silla para acercarse.

-Solo a mí me pasan estás mierdas.-Se quejó el de orbes escarlatas. La joven rió levemente ante las quejas de su padre, le entristecía verlo en esa camilla vendado, pero sabía perfectamente que no era una buena opción ponerse sentimental, debía ser positiva.

Pasaron unos minutos en los que los dos rubios hablaron sobre cosas triviales, después fueron interrumpidos por una mujer de cabellos anaranjados.
Se quedó mirando desde la puerta de la habitación unos segundos para después hablar.

-El médico vendrá en unos minutos, Katsuki. Te explicará los tratamientos que recibirás y todo eso.-Dijo con molestia.

-¿Es algo muy grave?-Preguntó Izumi.

-No tanto, creo... Ahg, ¡No lo sé!-Respondió la mayor.-Espero que no lo sea...

Katsuki solo podía observar, incluso la simple tarea de hablar hacía que el dolor de cabeza aumentara.

🦪

El doctor ya se había encargado de pasar por la habitación de Bakugou, comentándole que en efecto había una lesión cerebral que debía ser tratada en el hospital para evitar inconvenientes futuros, habló sobre el tratamiento que llevaría a cabo y los efectos que tendría sobre el rubio. Básicamente, estaría viviendo en el hospital unas semanas hasta que el mismo médico lo creyera conveniente, esto de cierta forma tenía en descontento a Katsuki, los hospitales siempre le dejaban un sabor de boca por malos recuerdos del pasado.

Y a pesar de su descontento, en menos de un día ya estaba casi completamente instalado en su habitación en el hospital, solo faltaba una cosa fundamental; sus libros. Katsuki había desarrollado un amor hacía la literatura, por ende, tenía una colección completa de sus libros favoritos en el sótano de su hogar.

Izumi sería la candidata para ir por estos, así que en cuanto pudo, su madre la mandó de inmediato.

El sótano era un lugar que ella no conocía, nunca se había animado a bajar a ese oscuro y frío lugar, le daba escalofríos a pesar de que su padre constantemente tuviera actividad en él.

Memorias. | Katsudeku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora